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 published: 2005-03-29

Había una vez… un novicio llamado Andrés…

Por qué y cómo la familia de Ciudad del Este, Paraguay, celebra la ordenación sacerdotal del ahora Padre Andrés Larraín, en Chile

24.06. 97 Ciudad del Este, Bendición del  Santuario Hogar y Alianza de Amor del P Guillermo;  P Nicolas, Andres Larrain,  Beltran Gomez

24.06.97, Ciudad del Este, Blessing of the Home Shrine and Covenant of Love of Fr. Guillermo; Fr. Nicolas, Andres Larrain,  Beltran Gomez

24.06.97, Ciudad del Este, Segnung des Hausheiligtums und Liebesbündnis von Pfarrer Guillermo; P. Nicolas, Andres Larrain,  Beltran Gomez

 
 

Mano del Padre

Hand of the Father

Vaterhand

Fotos: Cabral/Schoenstatt CdE © 2005

 

PARAGUAY, Javier Cabral. Había una vez… un novicio llamado Andrés… ahora es el Padre Andrés Larraín. Él formó parte del primer grupo de novicios que realizó, en 1997, su práctica laboral en el Centro de Salud de Ciudad del Este junto con el ahora Diácono Beltrán Gómez y Pablo Morello. En esa época aún no contaron con el Santuario.

"El pasado sábado 19 de marzo Andrés Larraín se consagró definitivamente a la vida sacerdotal" escribe Luis Martínez a la familia de Ciudad del Este. "Podríamos simplemente asumir el hecho como algo interesante de observar en estos tiempos de vocaciones tan escasas... o tal vez analizarlo más profundamente y percibir la trascendental importancia que este suceso acaecido a casi 2.000 Km. pueda tener para nosotros. Al fin y al cabo, es nada menos que el primer ordenado entre los Novicios que nos han acompañado en esta etapa fundadora de nuestra familia local. Todos nosotros fuimos alimentados por su presencia y "con absoluta certeza" él también recibió en cada uno de los menores actos de cariño que le prodigamos, un terroncito más de suelo fértil en el que enraizar su decisión.

Se cumple, para la Familia de Schoenstatt de Ciudad del Este, un ciclo.

El círculo virtuoso que comenzó casi casualmente (¡qué ingenuidad la nuestra!) con Andrés, Beltrán y Pablo, se ha completado. ¿Está bien que la Familia "se infle" de orgullo? Definitivamente, sí".

Hasta quienes no tuvieron la dicha de conocer personalmente a Andrés pueden ufanarse de pertenecer a un grupo de hombres y mujeres que cuidan con amor a los hijos dilectos de Dios y sentir el más sano de los regocijos al exclamar: "¡Yo colaboré en la formación del Padre Andrés Larraín!"

La Familia está a punto de recibir a otros tres jóvenes Novicios. ¿Qué mimos querrá prodigarles?

De la mano del Padre

De Andrés se podrían contar muchas cosas, es entusiasta, emprendedor… pero quizás es mejor que lo conozcan por él mismo, pues en el año 2003, para el tercer aniversario del Santuario, le escribió a la Familia de Ciudad del Este la siguiente carta:

"Creo que mi primer contacto con Ciudad del Este fue en el año 1997 cuando pudimos visitarlos después de haber encontrado nuestro ideal de Curso. El encuentro fue en casa de los Alarcón y lo primero que me llamó la atención fue la alegría de todas las personas con que nos encontramos y la calidez con que nos recibieron. Creo que ahí comí algunas de las mejores pastafrolas de mi vida.

En medio de esa reunión hubo una serie de preguntas y, entre ellas, apareció por primera vez el Santuario. Había un anhelo que se podía sentir.

Después de esa visita se acercaba el tiempo de práctica del noviciado. En ella, como ustedes ya saben, tratamos de trabajar en un hospital y uno de los criterios para decidir cuáles son los lugares para hacerla es la cercanía de un Santuario. Entonces no había Santuario y a pesar de esa "dificultad" la decisión del P. José María fue mandar una filial de tres de nosotros para allá. Uno de los elegidos, junto a Beltrán Gómez y a Pablo Morello, fui yo.

Todavía me acuerdo del Rosario de la Aurora...

Creo que en parte la historia de nuestra práctica es la historia de un anhelo que va creciendo en el corazón de la familia de Ciudad del Este.

Todavía me acuerdo del Rosario de la Aurora, donde muchos de ustedes nos recordaban qué significaba el amor a la Mater al levantarse a las 6.00 de la mañana para rezarle. Casi todos los sábados era la música de fondo con que me despertaba... mi pieza estaba al otro lado del tabique.

Hubo momentos en que mi sensación era de una especie de carrera entre la Familia y la Mater tratando de ver quién demostraba más amor y en esa carrera la casa de la Mater se fue convirtiendo en un polo de encuentro. Tanto las familias como la Juventud Masculina fueron haciéndola propia. Cómo no acordarse de las fiestas de San Juan, del día que comimos caldo avá (supongo que se escribe así)... En el mismo lugar íbamos teniendo esas experiencias de Dios y de Familia.

Desde esa realidad el salto a preguntarse por la posibilidad de un Santuario del Hogar no fue tan grande. No me acuerdo de grandes discusiones sobre el lugar. Era evidente que la casa de la Mater era el primer paso en la conquista del Santuario y que ese paso era la conquista del Santuario del Hogar. Cada una de las ramas fue eligiendo un símbolo del Santuario para conquistar y nuestra filial eligió lo que experimentamos como lo más propio: la mano del Padre Kentenich.

Esa es una imagen que me ha acompañado mucho: la fotografía de la mano del Padre Kentenich que teníamos en el Santuario Sión del Noviciado rodeada de diferentes imágenes de la mano del Padre Kentenich. En cierto modo queríamos compartir el regalo de la presencia del Padre Kentenich en medio de nuestra Familia y una especie de pedido: que él se quedara allá.

Quiero una Familia...

Uno de los recuerdos más queridos para mí de ese tiempo, es la bendición del Santuario del Hogar. Estaba la Familia, el P. Nicolás, el P. Guillermo Mereles, nosotros. En esa misa el P. Guillermo selló su Alianza de amor con la Mater. Creo que eso fue un profundo signo de Dios.

Creo que la Familia de Schoenstatt fue un regalo para él y que él fue un regalo que ustedes recibieron al tenerlo a como párroco. Cuánto recibió cada uno del otro y, al mismo tiempo qué significativo es que el P. Guillermo junto con Nito Solís sean de alguna manera pilares vivos de todo lo que ha pasado, está pasando y pasará allá.

Hace unos 2 años tuve el tremendo regalo de poder pasar por el Santuario de ustedes. Después de una jornada de curso peregriné a Paraguay para ir a dos lugares que me han marcado y acompañado en mi camino de formación sacerdotal: Sión de Tupãrenda y Ciudad del Este.

Desgraciadamente esa vez no pude ver a muchos de ustedes, fue un poco más de medio día el que tuve para ir desde Asunción, pero no podía estar en Paraguay sin, al menos, rezar en el Santuario que conocí en anhelo, el Santuario que viví en el corazón de ustedes.

Una delicadeza de Dios fue que en la bendición pudiera estar Beltrán como representante de nuestra filial. Los planes de Dios son coherentes y el Santuario de Ciudad del Este es testigo e hijo de esa fidelidad.

Desde el Santuario Sión de la Trinidad me despido con un abrazo, confiándome a sus oraciones y esperando poder celebrar algún día una Misa en su Santuario..."

La próxima vez que pase por Paraguay lo podrá hacer.

 



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Last Update: 29.03.2005 Mail: Editor /Webmaster
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