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 published: 2005-03-30

Primavera en Roma

Caminando por Roma, Corazón de la Iglesia - Semana Santa de 2005

Primavera en Roma

Spring in Rome

Frühling in Rom

 
 

“Motorini”

The famous “motorini”, bikers

Die berühmten “Motorini”

Fotos: Archiv © 2005

 

ROMA, Simon Donnelly. La primavera llegó esta noche a Roma. Caminando por la larguísima Vía Cassia, atestada de tráfico vespertino, elegantemente vestido con mi sobretodo oscuro y bufanda italiana (esas grises a cuadros escoceses, prolíferamente distribuidos a lo largo y a lo ancho) casi me sentí un italiano más, y muy feliz.

A decir verdad, la primavera quizás haya llegado ya unos días antes. No podría saberlo ya que mi comunidad de seminario acaba de regresar hoy de un retiro de seis días en un pueblito de montaña, 55 Km. al sudeste de la capital (San Polo dei Cavaglieri, cerca de la famosa Tivoli).

Volver de un retiro de silencio es una experiencia interesante: ¡se siente la libertad de estar otra vez en casa! ¡Uno puede volver a conversar! Puede dedicarse a lo suyo. Y sin embargo, hay una cierta levedad del ser que uno trae consigo del retiro. "Parece que volvieron muy tranquilos", comentaron esta noche nuestras sigilosas y siempre sabias Hermanas Franciscanas croatas. Dado que por lo general siempre estoy bordeando el límite de lo hiperactivo, que me consideraran "tranquilo" fue un signo bastante alentador.

Con todo, creo que tienen razón. Pasar una semana entera en la sola compañía del Señor es una experiencia maravillosa. Pudimos aislarnos del ruido ensordecedor de la gente y las maquinarias, que forman parte de nuestra compañía diaria en esta gran (¡y loca!) urbe que constituye el corazón de la iglesia y del mundo.

El privilegio de vivir en esta ciudad, desbordante de caos y de santidad

De modo que ahí iba yo, transitando por la congestionada Via Cassia — muy tranquilo, supongo. Y por milésima vez tomé conciencia del privilegio extraordinario que significa vivir en esta loca, loca ciudad, desbordante de caos y de santidad. Es un momento único en nuestra vida que hay que atesorar y agradecer enormemente. Ni en mis sueños más remotos y descabellados hubiese imaginado jamás que un día llegaría a vivir junto a la sede de la iglesia universal.

Cabe destacar que vivo a 12 Km (7 millas) aproximadamente de San Pedro. Aunque está dentro del gigantesco círculo de autopistas denominado el Gran Raccordo Annulare (‘Gran Anillo de Circunvalación’), no se encuentra en el centro del mismo. Pertenece propiamente a la Roma nueva, o mejor dicho, a la novísima Roma - no la Roma antigua. La ruta por la que transitaba, Via Cassia, fue construida para el paso de la infantería romana un siglo antes del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Pero todas las casas de los alrededores son del siglo XX.

La ruta se encuentra congestionada por el tráfico durante las 24 horas del día. Era la hora pico – una forma de decir dado que en Roma toda hora es "hora pico" – y el tráfico estaba detenido. Caminaba con cierto paso triunfal a lo largo de varias paradas de colectivo, intentando esquivar los baches para no morir arrollado bajo las ruedas de una de las tantas motocicletas (motorini) alegres e indisciplinadas – de las 60.000 que existen en Roma, según me enteré la semana pasada! (NR: estadística previa a la peregrinación de motociclistas emprendida desde Schoenstatt "al mando" del P. Franz Widmeier y del Sr. Walter Spannagel!, el 18 de junio de 2005.)

Manual de Amor

Pasé junto al pequeño cine, a pocas cuadras de nuestra casa. Proyectaban allí una película llamada algo así como Manual de Amor, que supuse que para un schoenstattiano sería el equivalente a un libro del Padre Kentenich sobre la Alianza de Amor con la Santísima Virgen! Como tantas otras veces aquí en Italia, opté por seguir de largo. Lo más sagrado y lo más pagano tantas veces se dan la mano. Es un verdadero desafío para los hijos de la Iglesia encontrar la respuesta adecuada ante esta realidad.

Estos últimos días brotaron los primeros capullos primaverales en los jazmines de San Polo, y en todo Roma también. Una burbujeante alegría ha comenzado a apoderarse de la Ciudad Eterna, una levedad de ser que forma parte desde siempre de las mañanas y los atardeceres primaverales en Roma. Debo decir que me parece muy apropiado para Semana Santa. Nosotros, los católicos, sabemos que en los próximos días celebraremos el gozo del Jueves Santo, festividad de la institución de la Eucaristía. Luego vendrá la tenebrosa oscuridad del Viernes Santo, dando paso poco después a la gloriosa fiesta de la Resurrección de Cristo.

La fiesta de todos los que sufren

Como todo el mundo sabe, el Santo Padre no está bien de salud. Particularmente, en nuestro colegio lo extrañaremos sobre todo al momento de asistir el altar la tarde del Viernes Santo, durante la conmemoración de la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, en la Basílica de San Pedro. Pero sabemos que el Papa seguirá la celebración desde su habitación en el Vaticano. Rezará por nosotros, lo que significa un privilegio y una alegría enorme. Sufre en carne propia, mientras nosotros conmemoramos la pasión del Señor, uniendo su sufrimiento al de tantos hombres y mujeres que sufren en el mundo entero.

El Viernes Santo es realmente la fiesta de todos los que sufren, en su cuerpo y en su espíritu. Imagino que cada Pascua en los años de exilio habrá sido un tiempo tremendamente difícil para el Padre Kentenich, lejos de su fundación. ¡Pero le siguió el gozo incomparable del regreso al hogar!

Algunos seminaristas hemos visto esta noche en casa el video de la Pasión de Cristo. La muerte jamás saldrá victoriosa. El momento más fuerte e impactante para mí es la imagen del Salvador elevándose por sobre su tumba en los instantes finales de la película. ¡Qué vida y fe extraordinarias estamos llamados a vivir!

Simon Donnelly, nacido en Sudáfrica, cursa actualmente sus estudios en el seminario de Roma, y es aspirante a la Federación de Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt. Conoció el Movimiento como miembro de la JM en su país de origen ya como chico, momento a partir del cual surgió un vinculo profundo con la MTA y el Padre Kentenich, quienes lo orientaron en su camino al sacerdocio. Demos gracias a la MTA por su vocación ofreciendo nuestra oración y capital de gracias por él y sus intenciones.

"A los tuyos, a los que quieres congregar
en el Reino de Schoenstatt,
condúcelos hoy, Madre,
en tu misericordia, hasta nosotros;
transfórmalos en una fuerte torre de David,
en fiel legión tuya aquí en la tierra,
que, estando en la íntima cercanía
del Redentor del mundo,
con El recorra,
en el Espíritu Santo, los caminos del Padre".
(Hacia el Padre, 538)

Traducción: mca, Argentina



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Last Update: 30.03.2005 Mail: Editor /Webmaster
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