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Celebración del aniversario de la Comunidad San Egidio, Roma Celebration of the anniversary of the Sant’Egidio Community, Rome Feier des Jahrestags der Gemeinschaft Sant’Egidio |
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Homilía: Mons. Rylko Sermon: Archbishop Rylko Ansprache: Erzbischof Rylko |
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Capilla San Egidio Chapel of St. Egidio Kapelle Sant’Egidio Fotos: www.santegidio.org © 2005 |
ROMA, P. Alberto Eronti. En la tarde del 3 de febrero participé en las celebraciones que organizó la "Comunidad de San Egidio" con motivo del aniversario de su fundación. La Comunidad nació hace 37 años en la pequeña capillita dedicada a "Sant’Egidio", a pocos metros de la Iglesia de "Santa María in Trastevere". La celebración fue programada, como de costumbre, en dos partes: la Eucaristía y el ágape fraterno.
Para la celebración de la Misa nos reunimos en la Catedral del Papa, la Basílica de San Juan de Letrán. La liturgia estaba programada para las 18,30 horas, pero ya a las 17,00 había mucha gente rezando. Llamaba la atención la gran cantidad de miembros de la Comunidad que hacían el "servicio de la acogida", como también toda la organización, por ejemplo la buena disposición de las sillas y la gran cantidad de monitores que, en circuito cerrado, transmitían los detalles de la ceremonia para que nadie se sintiese lejano y no perdiese nada.
El "espíritu de Asís"
La liturgia, presidida por el Arzobispo Stanislaw Rylko (Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos), fue concelebrada por más de 60 Obispos y más de cien sacerdotes de diferentes países y razas. Estaban presentes tres Cardenales, un Metropolita y – fieles al llamado "espíritu de Asís" – representantes de diversas Iglesias cristianas y de los Movimientos y Comunidades Nuevas. Había varios Embajadores ante la Santa Sede, representantes de la política, la cultura, las comunicaciones. Naturalmente, con tamaña cantidad de concelebrantes, la procesión de entrada se veía impresionante. El ritmo de la liturgia fue óptimo, lo que permitía una profunda atmósfera de oración y participación.
Lo que la celebración de los días 18 de cada mes es para Schoenstatt...
En la homilía, Mons. Rylko, hizo referencia al motivo de la celebración: "Una vez al año, la Comunidad se reúne para hacer memoria de los dones de Dios a ella y por ella a la Iglesia y al mundo". La celebración anual es para la Comunidad, lo que la celebración de los días 18 de cada mes es para nuestra Familia. Esto explica la importancia de la celebración y la cantidad de participantes en la misma. Mons. Rylko continuó diciendo que: "Celebrar la memoria es reconocer la historia como don y, por eso, como tesoro, escuela, mensaje y fuente del carisma. Hacer memoria es cantar un Magníficat reconociendo las grandes cosas que el Todopoderoso ha hecha en la Comunidad". Luego, el Arzobispo hizo mención al porvenir: "Hacer memoria es renovarse en el carisma y proyectarlo hacia delante. ¡El carisma fue dado en función de la misión! Si solo hiciésemos memoria, correríamos el peligro de «volvernos hacia dentro», de «mirarnos a nosotros mismos», ¡no!, el carisma es una misión y hay que darlo, entregarlo, regalarlo. ¡No dejéis apagar el fuego por la misión!, la Iglesia lo necesita, os necesita". Luego, recordó que a medida que se fue viviendo el don recibido, éste se fue clarificando, desarrollando y completando. "Habéis comenzado como un pequeño grupo ayudando a los pobres, los sin techo, los inmigrantes; luego habéis descubierto el valor de la paz y trabajasteis por ella; luego habéis percibido el valor enorme del ecumenismo y habéis caminado por sus sendas. Esto indica que el carisma está siempre en desarrollo, que es el Espíritu quien «completa» sus dones". Recordó, también, que la Comunidad está ya en casi 70 países y sigue con planes de expansión. Hizo referencia al "Premio" que la Comunidad recibió por sus trabajos y esfuerzos por la paz en diversos países del África y del Cercano oriente.
Oraciones por el Papa y su salud
La oración de los fieles tuvo como centro de sus contenidos la persona del Papa y su salud, el tema de la paz, de la unidad de los cristianos y, lógicamente, la gratitud. Las peticiones fueron dichas en diversas lenguas por personas de distintos países. Fue una experiencia de internacionalidad, pero también de compromiso y vinculación con los problemas más agobiantes del mundo. Por ejemplo, la Comunidad no tenía presencia en los países golpeados por el "Tsunami", pero inmediatamente se movilizaron y están trabajando allá. En lo ocurrido vieron una "puerta abierta" para su carisma y misión.
Al final de la Misa, mientras se realizaba la procesión de salida de los concelebrantes, el canto de envío fue entonado por todos, mientras el batir de las palmas acompañaba la letra y la música. Como siempre, la Comunidad y sus amigos mostraban una alegría serena, una actitud amistosa y cercana. El Profesor Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad, fue objeto de muestras de simpatía y cariño de parte de todos. No ejerce ya la Presidencia de la Comunidad, pero sigue siendo "el primero entre sus hermanos". Esto le permite no sólo seguir con sus clases en la Universidad, sino también estar presente en diversos foros y encuentros. También se ha dedicado a escribir: en el último año y medio ha editado tres libros, el último lleva el sugerente título de "La paz preventiva", clara respuesta a la llamada "doctrina de la guerra preventiva".
Terminando el encuentro, nos despedimos con un "¡Hasta el año que viene!". Sí, hasta el 3 de febrero de 2006, en que nos volveremos a encontrar para hacer memoria, agradecer y mirar hacia delante. ¡Qué cosas grandes hace el Espíritu!
Estas son, entre otras, las vivencias bellas que ofrece Roma. Estar aquí es tener la posibilidad de sentir y participar más directa y cercanamente de la vida de la Iglesia, de lo que en ella ocurre y de lo que cada día suscita el Espíritu. Lo tengo como un don a compartir.