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 published: 2005-01-07

Mi grupo de la Juventud Femenina

Aún después de 15 años se encuentran para compartir sus experiencias

Re-encuentro del grupo

Re-encounter of the group during Christmas time

Wiedersehen der Gruppe in der Weihnachtszeit

Foto: Santos © 2004

 

 

 

ECUADOR, Angie Santos. "«Anhelos de luz, portadoras de vida». Así se llamaba mi grupo de la Juventud Femenina de Schoenstatt en Ecuador, y teniendo en cuenta que mis hermanas de grupo tienen en promedio cuatro hijos cada una, se podría decir que la Mater tomó en serio la segunda parte del nombre. Después de quince años nos reunimos cada vez que podemos a tomar un café o a conversar, como ha sucedido recientemente por la Navidad".

Algunas siguen en Schoenstatt, ya sea en la Rama de Madres o Familiar (o en ambas), pero hay un vínculo especial que las hace diferenciarse de otras amigas y que a la distancia las mantiene unidas. La experiencia de un grupo de Schoenstatt marca.

¿Por qué grupos de vida en Schoenstatt?

El Padre Kentenich formó a la Familia de Schoenstatt como una Iglesia en pequeño, y la Iglesia es comunidad. La fe no se vive individualmente sino como parte de una comunidad. Schoenstatt está – como la Iglesia – modelado en la Familia, que es un grupo de personas que comparten vivencias, amor, metas, un hogar común. El Padre Kentenich definía la vivencia de familia como un "vivir uno en el otro, por el otro, para el otro, con el otro".

Por ello en Schoenstatt las comunidades se integran con grupos pequeños para su formación, crecimiento y aspiración. A los Institutos y Federaciones se ingresa como un "curso", que comparte un ideal, y en la Liga se forman grupos, que generalmente buscan un nombre que los identifique y distinga. Cabe aclarar, que al ser la Liga más amplia también pueden formar parte de ella miembros que no participan de un grupo, sino que asisten a actividades comunes, el Fundador quería a Schoenstatt amplio y que todos encuentren un lugar en esta Familia.

¿Qué es un grupo de Schoenstatt?

En el "Manual del Dirigente" del Padre Rafael Fernández, hay un claro esbozo de lo que es un grupo de Schoenstatt (y también de lo que no es):

"El grupo schoenstattiano no es simplemente un grupo de "buenos amigos", ni un círculo de intelectuales que se dedican a elucubraciones ideológicas. Tampoco es un mero equipo de trabajo, o un club de autosantificación". Queremos que nuestros grupos conozcan un profundo cultivo de la amistad, un serio estudio, un activo trabajo y seria autoformación. Pero todo esto constituye una unidad orgánica. Nuestros grupos están llamados a ser una comunidad de gracia, de vida y de ideales que actúen en su ambiente como levadura. En el grupo schoenstattiano distinguimos cinco dimensiones fundamentales: el grupo es una comunidad fraterna, una comunidad de Alianza, una comunidad de ideales, una comunidad de formación y una comunidad de acción apostólica."

El grupo: un camino de aprendizaje

El pertenecer a un grupo puede ser una hermosa experiencia, también un desafío, pero siempre es una experiencia de aprendizaje. Es una gran oportunidad para aprender a respetar, a tolerar, a sobrellevar, a salir de uno mismo para regalar lo propio a los demás. El grupo es un lugar para compartir los ideales, el amor que se va descubriendo por Dios y por la Mater, encuentros donde se gestan aspiraciones, ideas, iniciativas. Donde se da y se recibe apoyo, interés de corazón. A veces los grupos no resultan y a menudo se ‘reciclan’, pero son caminos de conducción de Dios.

Pero no hay que engañarse: Schoenstatt no es simplemente un Movimiento donde se recibe formación ‘porque sí’. El regalo de poder experimentar y compartir en un grupo es un compromiso. Así lo dice el Padre Kentenich:

"¿Hemos mantenido la conciencia de que cultivamos una élite porque así queremos luego captar a las masas? He aquí nuestro ideal: élite a causa de la masa; educar una élite para luego poder captar y hacer fermentar a fondo la masa." (Pedagogía para Educadores Católicos, 1950)

Una misión para la iglesia

Cada schoenstattiano tiene una misión para la Iglesia. Se concreta no sólo con la santidad de la vida diaria y familiar, sino también regalando las fuerzas al apostolado, especialmente en las parroquias. Nunca se podrá afirmar que se está totalmente formado; la vida es un constante aprendizaje, y nunca se aprende tanto como cuando se da de sí mismo a los demás. El grupo será siempre el lugar donde – regalando la propia riqueza interior a los demás – se podrá volver a tomar fuerzas para seguir adelante.

Fuente: Revista de la Familia de Schoenstatt de Ecuador



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Last Update: 07.01.2005 Mail: Editor /Webmaster
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