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La ermita en la plaza „Madre Teresa de Calcuta“ en Tucumán, un lugar donde los niños pueden jugar y los vecinos se encuentran en paz para rezar y charlar The wayside shrine at the “Mother Therese of Calicut Place” in Tucuman, a place where children can play in peace, and neighbors meet to pray and talk Der Bildstock auf dem “Mutter Theresa von Kalkutta-Platz” in Tucumán: hier entsteht eine Oase des Friedens und der Solidarität inmitten von Gewalt und Unsicherheit |
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Tapa del „Siglo de Tucumán” Cover page of the “Siglo de Tucumán” Titelseite des “Siglo de Tucumán” Fotos: Siglo de Tucumán © 2004 |
ARGENTINA, Silvia Losada. El 18 de noviembre el diario "El Siglo" de Tucumán Argentina, publicó un artículo sobre una iniciativa de vecinos de un barrio situado en la "frontera", entre un sector con casas de clase media y otro muy pobre, y rodeado por asentamientos precarios, donde reina una gran violencia. Tucumán es una de las provincias donde la población sufre una gran pobreza. La plaza "Madre Teresa de Calcuta" es como un pequeño oasis de paz, de belleza, de encuentro entre chicos y adultos de ambos barrios y más allá... El artículo estaba acompañado de unas fotos con niños jugando ante una ermita de la Mater en esa plaza. El 18 de noviembre, día en que se publicó el artículo, se celebró en la ermita la Santa Misa, como cada 18. ¿Cómo fue que la Mater se estableció en esa plaza?
Comenzó con un accidente. Gustavo González - que vive frente a la hoy plaza Madre Teresa de Calcuta, situada en Av. República del Líbano al 1600, en San Miguel de Tucumán, en 1995 sufrió un accidente. Al año siguiente sintió la necesidad imperiosa de pedirle a la Mater que se instalara en su barrio y que, como Madre, Reina y Victoriosa tres veces admirable de Schoenstatt, derramara sus gracias sobre los vecinos y sobre los chicos que se drogaban permanentemente en el lugar. Para ello ofreció sus padecimientos como capital de gracias.
Apoyado por su esposa Analía – cuyo testimonio se encuentra en el artículo del diario - y un grupo de vecinos, en el año 2003 comenzaron a rezar en el predio donde se construiría la ermita, conquistándolo espiritualmente.
Los vecinos comenzaron a concurrir...
El 16 de octubre de 2004 se concretó su sueño, con la bendición de la ermita en la Plaza Madre Teresa de Calcuta, comprometiéndose el párroco de San Juan de la Cruz a celebrar la Santa Misa en ella los días 18 de cada mes.
Tres veces a la semana se reza allí el rosario. Los vecinos comenzaron a concurrir poco a poco, y cada vez son más los que se acercan a orar, a veces tan sólo la oración de Confianza o la Pequeña Consagración. Los misioneros de la zona brindan su apoyo y sus oraciones.
Paulatinamente, disminuyeron los robos en el barrio, donde hay dos asentamientos: "El Sifón" y "El Chivero", ocupado por familias carenciadas.
La plaza dejó de ser territorio de nadie y volvió a poblarse de padres que llevan a sus hijos a jugar.
Los chicos, en su recorrido a la escuela, visitan "la casita de la Virgen", como ellos la llaman. Algunos desvían su rumbo para saludarla o darle un beso. También van los chicos que no asisten al colegio...
Personas que no concurren a la parroquia llegan hasta la ermita para acompañar a María, buscando su cobijamiento y amor.
Los policías que custodian el barrio se acercan a tomar gracias antes de prestar servicios.
Esta cruzada de la Mater recién comienza. Con la disponibilidad de muchos, María, como Educadora, irá transformando los corazones, preparando a las familias para que vivan dignamente, y convirtiendo el barrio en lugar de paz y armonía, donde todos se respeten y se esfuercen por lograr un futuro donde prevalezcan los valores y la justicia.
Todo esto es posible porque "Ella es la gran misionera, ella obrará milagros." El cambio del mundo comienza en pequeños lugares.