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 published: 2004-12-10

Pasión por Cristo, pasión por la humanidad

Congreso Internacional de Superiores y Superioras de los institutos religiosos de vida apostólica, en Roma

Pasión por Cristo, pasión por la humanidad: una novicia de las Hermanas de María de Schoenstatt da su Si a la vocación

Pasión for Christ, pasión for mankind: a novice of the Schoenstatt Sisters of Mary giving her YES to her vocation

Leidenschaft für Christus und die Menschheit: eine Novizin der Schönstätter Marienschwestern sagt Ja zu ihrer Berufung

Foto: Pato Castro © 200

 

 

 

ROMA, P. Alberto Eronti. Del 23 al 27 de noviembre tuvo lugar en Roma el "Congreso Internacional de Superiores y Superioras", de los institutos religiosos de vida apostólica, cuyo lema fue: Pasión por Cristo, pasión por la humanidad. Participaron más de 300 superioras y más de 200 superiores generales. Diversas agencias han dado cuenta del mismo, aunque no ha tenido la difusión que habría sido de desear.

El Congreso se ha realizado en un marco del todo particular, cuyas notas distintivas son: El descenso del número de los consagrados, signo de la falta persistente de vocaciones. El cuestionamiento que la Iglesia y la vida consagrada soportan de la sociedad actual, lo que interroga por el futuro de la vida consagrada.

Me voy a centrar en las comunidades femeninas ya que sobre ellas tengo mayor y mejor información.

La falta de vocaciones

Con respecto al primer punto, basta participar en alguna reunión de religiosas o visitar alguna comunidad para darse cuenta que el promedio de edad es alto, a veces muy alto. Es así como a simple vista se nota la ausencia de vocaciones. A raíz de esta realidad muchas veces dolorosa, un buen número de comunidades ha realizado un profundo análisis sobre el tema intentado determinar las causas de esta sequía vocacional. Creo que lo percibido es de utilidad y lo resumo así:

  • La crisis profunda y total que atraviesa la humanidad en general y el Occidente en particular. Se trata de una crisis de la esencialidad: ¿quién soy?, ¿para qué soy?, el resultado es una juventud errante, falta de norte y de modelos.
  • La profunda fragilidad de los lazos naturales del hombre actual, que incapacitan para proyectos que abarquen la vida y provocan el miedo a un compromiso que abarque la vida. Tendencia a probar, apostando por lo efímero, lo que quita toda consistencia a cualquier opción. Hay "como un miedo a amar", a darse.
  • Tensiones familiares, culturales, psíquicas, que desorientan y debilitan la persona.
  • Los cuestionamientos que la fe, la Iglesia y los valores sufren hoy. Esto produce una atmósfera enrarecida que achica y achata los horizontes de los jóvenes, no despertando el sentido por lo grande, por lo heroico y lo noble.
  • La imagen que muchas comunidades religiosas dan hacia fuera. Muchas veces se les reconoce la grandeza de sus vidas, pero no despiertan el atractivo de imitación y seguimiento.

¿Qué hacer? La conclusión es realista: "No podemos cambiar las tendencias negativas de la sociedad actual, como tampoco la atmósfera adversa que se ha creado y, sin duda, tendremos que convivir con ello por largo tiempo. Pero lo que sí está en nuestras manos es renovarnos nosotras mismas y nuestros carismas, a fin de que saquemos la luz que esté ‘bajo la mesa’ para ponerla encima de ella". Una religiosa lo dijo así: "La mejor animación es la vivencia de la vocación, el testimonio gozoso de una vida de entrega a Dios y al reino".

El futuro de la vida consagrada: una renovada pasión por Cristo, por el evangelio y la humanidad

En este contexto se llegó al segundo punto: el futuro de la vida consagrada. También en este campo se ha avanzado con fe, humildad y realismo. Es, se afirma, una llamada del Espíritu a volver a lo esencial; es un momento de purificación de formas y de estilos que no constituyen lo fundamental. Estamos ciertas que "la significatividad nos la da la vivencia de nuestra vocación, en la naturalidad con que vivamos la fe en Jesucristo y el amor a los hombres, a todo lo humano, a todo lo creado". Se acuñó una frase significativa para orientar el momento e iluminar el hacer futuro: "Algo nuevo está naciendo en la vida consagrada; hay signos de ello dentro y fuera de las formas llamadas tradicionales, lo común es una renovada pasión por Cristo, por el evangelio y la humanidad". "Terminó el tiempo de las glorias y las grandes fundaciones; la presencia es ahora mucho más callada, hemos pasado de ser luz a ser sal: se nota menos, no hay protagonismo, pero sin sal…"

La hora de los laicos

Las mismas Superioras Generales y sus Consejos han debido llegar o van llegando a otra conclusión importante, sobre todo con vistas a la comunicación y colaboración del futuro: "La importancia que en el tercer milenio están teniendo los laicos y la constatación de que los Movimientos y Comunidades Nuevas – con fuerte presencia laical – responden más que la vida religiosa, tal y como está estructurada hoy, a las aspiraciones y deseos de los jóvenes, esto es evidente, sobre todo, en Europa. Esta es la hora de los laicos, y a ellos toca el protagonismo en este momento de la Iglesia. Es hora de que a los fieles cristianos, que son mayoría, se les reconozca la dignidad de su vocación y se les dé el espacio para realizarla".

En la frontera

Y, con la misma sinceridad, agregan: "Aquí tenemos un difícil reto: no se trata de hacer un cambio geográfico, hay que cambiar desde el corazón, se trata de una verdadera conversión. Está cambiando la geografía de la vida religiosa, pero tiene que cambiar también nuestra cara; todavía estamos más identificados con un tipo de mundo que con otro, y cuando la mayoría está en el otro, no podemos decir que estemos en la frontera. Si ¾ partes de la humanidad está padeciendo: ¾ partes de la vida religiosa tiene que estar ahí. Si vamos hacia ahí, el futuro será significativo".

Una mujer de hoy: ser samaritana de todo herido

Hubo una pregunta que se oyó con frecuencia en el camino del Congreso: ¿Es la mujer consagrada una mujer "de hoy"? Resumo dos de las muchas y valiosas respuestas: "Hay muchas mujeres consagradas que hoy viven muy conscientes de ser, en este mundo de violencia, expresión de la ternura y misericordia de Dios; que están ahí donde la mujer es herida en su dignidad; que están al lado de los pobres y los excluidos y a ellos le entregan sus vidas". "La mujer consagrada no puede dejar de ser una mujer de hoy, ya que la vida consagrada no es una realidad abstracta, sino expresión viva del amor apasionado de Cristo hacia la humanidad de todos los tiempos. Es, cabalmente, en este hoy, sellado de profundas soledades y por la planetaria comunicación, cuando surge una fuerte demanda de vecindad, de solidaridad y donde la mujer consagrada puede ser levadura evangélica de comunión y ternura, redescubriendo la dimensión profética del preocuparse del otro, como modalidad típicamente femenina y como privilegiada vía para expresar, con la ayuda del Espíritu, los valores de la compañía y la maternidad". La teóloga española, Dolores Aleixandre, lo sintetizó con una figura bíblica: ser samaritana de todo herido.

Lo que ha resultado claro es que los interrogantes sobre la vida consagrada y la crisis de vocaciones, se da en una época de cambios sin precedentes en el mundo. Cambios tales que hacen percibir claramente que, manteniendo la fidelidad a la fuente – Evangelio y carismas particulares – el desafío será la adecuación de las formas. Formas nuevas para un mundo nuevo, partiendo del hontanar de siempre: Pasión por Cristo, pasión por el hombre. Me impresionó una expresión en labios de una superiora general de la India referida a las comunidades religiosas: "La comunidad es el campo de entrenamiento de los apóstoles, no un sitio donde encontramos cama y comida". Creo que se está en el buen "Camino".



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Last Update: 10.12.2004 Mail: Editor /Webmaster
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