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 published: 2004-12-10

Una decisión que sacude a todos

Vestición de cinco novicias de las Hermanas de María en Nuevo Schoenstatt, Argentina

Las novicias junto a la imagen de la Inmaculada en el jardín del noviciado. De izquierda a derecha: Tamara, Samanta, Rosita, Lourdes y Milagros.

The novices at the statue of the Immaculate in the garden of the novitiate; from left to right: Tamara, Samanta, Rosita, Lourdes und Milagros.

Die Novizinnen bei der Immakalutastatue in Garten des Noviziates; von links nach rechts: Tamara, Samanta, Rosita, Lourdes und Milagros.

 
 

Imagen de la procesión que condujo a las novicias desde la Casa Provincial a la iglesia de Dios Padre donde se llevó a cabo la ceremonia.

The novices were led in procesión from the Province House to the Church of God Father where the ceremony took place

In Prozession wurden die Novizinnen vom Provinzhaus zur Gott-Vater-Kirche geführt, wo die Feier stattfand

 
 

Jovenes del coro de la Juventud Femenina

Youth from the choir of the Gilrs’ Youth

Jugendliche aus dem Chor der Mädchenjugend

 
 

Las novicias reciben de manos del P. Juan Pablo Cattoggio, el velo, símbolo de la virginidad.

The novices recieving, from Fr, Juan Pablo Cattoggio, the candle, symbol of virginity

Die Novizinnen erhalten aus den Händen von Pater Juan Pablo Cattoggio die Kerze, Zeichen der brennenden Liebe zu Christus

 

Las novicias se disponen a reingresar a la Iglesia vestidas con sus vestidos de Hermanas de María. Las acompañan las Hnas de la Dirección de la Comunidad y la maestra de novicias: Hna. Maricefa.

The novices returning to the Church in the dress of the Schoenstatt Sisters, accompanied by the sisters of the Province Councel, and the sister in charge for the novitiate

Die Novizinnen kommen im Kleid der Marienschwestern in die Kirche zurück, begleitet von den Schwestern der Provinzleitung

 
 

Un grupo de la JF de Paraguay, la Hna. M. Carol que viajó con ellas desde Asunción y la Hna. M. Katia posan junto a la Hna María Lourdes al terminar la ceremonia frente al Santuario.

A group of youth from Paraguay, with Sister Carol, Sister Katia, and the “new” Sister Maria Lourdes

Eine Gruppe aus Paraguay mit Schwester Carol, Schwester Katia und “ihrer” Schwester Maria Lourdes

Fotos: Castro © 2004

 

 

 

ARGENTINA, Patricia Castro. "Como Familia de Schoenstatt, junto al Santuario de nuestra Madre y Reina y con nuestro Padre y Fundador, nos hemos reunido para compartir la alegría de las novicias, quienes hoy inician este camino de entrega heroica y generosa al Señor". Con estas palabras comenzó la ceremonia en la que cinco jóvenes de Argentina y Paraguay recibieron su vestido de Hermana de María, el sábado 27 de noviembre en Nuevo Schoenstatt, Florencio Varela.

Con una mañana calurosa y un cielo que amenazaba tormenta, llegó el gran día para estas cinco jóvenes que decidieron responder a la invitación del Padre y entregarle su juventud, su futuro, su vida...

Familiares y amigos se agolpaban para obtener fotos de sus "chicas"

La ceremonia comenzó cuando las novicias, vestidas de novia, salieron de la casa del noviciado y rodearon la imagen de la Inmaculada ubicada en el centro del jardín. Los familiares y amigos se agolpaban frente a la reja de la entrada, ansiosos por obtener fotos de "sus chicas".

Durante unos pocos minutos las novicias estuvieron frente a la Virgen, dijeron una oración en silencio y luego emprendieron lentamente la marcha hacia la Casa Provincial, donde se inició, ya formalmente, la procesión hacia la Iglesia de Dios Padre.

Abría el paso la Cruz de la Unidad, detrás marchaban las banderas Papal, de Argentina, de Paraguay y de Uruguay (los tres países que conforman la Provincia de Nazareth) y las banderas de la Juventud Femenina de Argentina y de Paraguay. A continuación cinco jóvenes portaban una azucena cada una, símbolo de las novicias. Detrás de las azucenas y las novicias, los sacerdotes, la Dirección Provincial de la Comunidad y las Hermanas presentes.

Muchos viajaron desde lejos especialmente para compartir este día

A lo largo de todo el recorrido la procesión era acompañada por familiares y amigos, jóvenes de la Juventud Femenina y otros miembros de la Familia de Schoenstatt de Argentina y de Paraguay. Muchos fueron los que viajaron desde lejos especialmente para compartir este día con ellas.

"Unidos espiritualmente a nuestro Padre y Fundador, compartimos con inmensa alegría la ofrenda generosa de las novicias que hoy recibirán el Vestido de María como símbolo de la consagración virginal al Señor, a la Obra de Schoenstatt y a la Iglesia.

Te damos gracias, Padre Eterno, porque escucharon tus deseos y dieron su sí de hijas pequeñas y predilectas para la construcción de tu Reino. Recibe, Señor, su entrega generosa, como así también la de sus familiares y amigos."

Lentamente la procesión fue entrando en la Iglesia. La cruz y las banderas se ubicaron en sus respectivos lugares sobre el presbiterio y las azucenas fueron depositadas en un jarrón colocado al pie de la imagen de la Mater. Las novicias tomaron ubicación en la primera fila de bancos, detrás se ubicó la Dirección provincial de la Comunidad, los familiares y el resto del público.

Camino de entrega heroica y generosa al Señor

"Queremos acompañar este momento tan especial e importante, aquí en nuestro Santuario nacional, en que cinco de las chicas quieren ingresar a la Comunidad de las Hermanas y van a recibir hoy el vestido de las Hermanas de María. Les invito a que, para acompañar este momento tan especial, este paso en la vida de cada una de ellas, nos abramos a la gracias de nuestro Dios, que nos abramos como María, que se abrió al regalo de la misericordia del Padre y dejemos que Él con su amor nos llame, nos transforme". Así comenzó el P. Juan Pablo Catoggio, superior regional de los Padres de Schoenstatt, la Santa Misa.

La ceremonia entera fue un canto de acción de gracias al amor de Dios por el regalo que significa para nuestras tierras estas cinco nuevas vocaciones y un canto a la belleza, humildad y fidelidad de María que convocó a estas jóvenes a seguir sus pasos.

Cerrando de la liturgia de la Palabra, en la que se leyó un fragmento del Eclesiástico y el relato de la Anunciación del Evangelio de San Lucas, el P. Catoggio habló a las novicias y a los familiares y a todos los presentes:

"¿Dónde estaban hace un año atrás? Y... ¿ qué pasó entretanto? Algo que cambió sus vidas, algo que las trajo hasta acá, que hoy también nos convoca a todos para acompañarlas en este momento. Una explicación que sólo podemos encontrar en Dios y en su llamado. En el misterio de la vocación. Como le pasó a María en aquella tarde de Nazareth, le gustaste a Dios y Dios te eligió y te llamó.

La decisión de las cinco novicias por las Hermanas de María, por la vida consagrada en la comunidad de las Hermanas, sacude a muchos y naturalmente en primer lugar las sacude fuertemente a ellas mismas.

La vocación es un acontecimiento inesperado, e insólito. Siempre movilizador y cuestionante. Exigente. Que duele, que hiere, pero que hace profundamente feliz.

Una decisión así por Dios, al servicio de los demás, al servicio de María y de su obra, sacude a todos los jóvenes, a los amigos cercanos, compañeros, amigas... Es siempre un hecho increíble y realmente, literalmente, inexplicable".

El sí de cinco hijas pequeñas y predilectas

Al concluir la homilía del P. Juan Pablo, comenzó la parte más fuerte de la ceremonia.

La Superiora Provincial de las Hermanas dio lectura a los nuevos nombres de las novicias:

Rosa Isabel Espinosa, Hna. María Rosario.
Lourdes Palma Mateo, Hna. María Lourdes.
Tamara Celeste Mosqueda, Hna. María Constanza.
Milagros Lanusse, Hna. María Jesús.
Samanta Aliatta, Hna. María de los Ángeles.

A continuación las novicias se adelantaron hasta el pie del altar y de rodillas recibieron sus vestidos, bendecidos minutos antes por el celebrante. "El Señor las despoje del hombre viejo y las revista del hombre nuevo, creado según Dios en justicia y santidad verdadera".

Con sus vestidos en los brazos, las novicias se retiraron de la iglesia, cada una acompañada por una Hermana, para cambiar su vestido nupcial por el vestido de Hermana de María.

Mientras tanto, familiares y jóvenes de la juventud femenina, hermanas de rama de las novicias, contaron vivencias compartidas con ellas y cantaron algunos de sus cantos.

Entre un testimonio y otro, el coro de la juventud femenina iba entonando cantos compartidos muchas veces con las novicias, como el Himno de Coronación: "Salve Reina nuestra, que tienes corazón de hija, ¡Salve! Enciéndenos en él, María".

Todos esperábamos ansiosos verlas con su nuevo vestido de Hermanas de María. Se sucedían los cantos para sobrellevar la espera de amigos y familiares..

Hubo chicas que dijeron que tanto las novicias como las Hermanas estuvieron durante la Misa con una sonrisa continua

Y finalmente llegó el momento. con los primeros acordes del órgano y cuando el coro de las Hermanas cantaba: "mi alma está dispuesta, oh Señor", las novicias ingresaron en la Iglesia vestidas con sus nuevos vestidos y la recorrieron ante la mirada emocionada y maravillada de sus padres, hermanos, parientes y amigos. Cuando ya estuvieron ubicadas en sus respectivos asientos, el P. Juan Pablo pidió para ellas un fuerte y prolongado aplauso que no se hizo esperar. Ellas sonreían con sencillez ante esta expresión de cariño de sus seres queridos y de toda la Familia presente. "Hubo chicas que dijeron que tanto las novicias como las Hermanas estuvieron durante la Misa con una sonrisa continua", comenta una Hermana.

Otro momento fuerte

Otro momento fuerte se vivió cuando, previo a presentar las ofrendas del pan y del vino, los padres de Milagros Lanusse, en representación de los padres y familiares de las novicias, rezaron una oración en la que expresaron la ofrenda de sus hijas al servicio de la Iglesia y de Schoenstatt.

"Padre, hoy en tu casa y desde el corazón, queremos entregarte nuestra ofrenda. Para hacerlo tuvimos que poner a volar nuestra generosidad para sacudir todo vestigio de egoísmo. Esta ofrenda Señor, es poner en práctica nuestra propia entrega, porque es devolverte a tus hijas, privilegios de nuestros corazones de padres, y ponerlas confiadamente en tus manos.

Queremos concretar nuestra ofrenda, nuestra oración, diciéndote a Ti, Padre y diciéndote a vos, Mater, junto al Padre Fundador:

‘Por manos de nuestra Madre
recibe Señor,
la donación total de nuestra libertad soberana,
toma el corazón entero y toda la voluntad.
Cuanto Tú nos has dado
sin ninguna reserva te lo devolvemos.
Sobre todo esto dispón siempre a tu gusto.
Sólo una cosa te pedimos,
que te amemos, Señor’.

Y finalizaron con los versos de Gracias por todo Madre, que casi no alcanzan a completar por la emoción que subía de su corazón a sus gargantas. Llenos de sentimientos encontrados, como ellos mismos dijeran minutos antes, abrieron su corazón con sencillez de hijos ante el Padre y la Mater con una ternura honda y sincera que conmovió a todos los presentes.

Un canto de acción de gracias al amor de Dios

A continuación representantes de la Juventud Femenina de Argentina y Paraguay agradecieron la vocación de sus hermanas de rama y el amor que el Padre regala a la Juventud

Femenina a cada instante.

Entregaron cinco azucenas que simbolizan a las novicias: "Acepta Padre la entrega generosa de las novicias. Sólo a Ti quieren consagrar su amor puro como azucenas, toma el corazón entero y toda la voluntad. Lo que exija el reino de Schoenstatt al que se han consagrado por entero, sea como deseo y mandato al cual someten todo. Recíbelo como signo de amor".

Cerraron la procesión de ofrendas los padres de las novicias que acercaron al altar el pan y el vino.

Concluida la Santa Misa, cinco chicas de la JF entregaron a las novicias una azucena, símbolo de su entrega virginal. Con la azucena en sus manos, marcharon tras la cruz procesional y las banderas, seguidas por todos los presentes, hacia al Santuario, donde se consagraron por primera vez como Hermanas de María a nuestra Madre y Reina de Schoenstatt.

La ceremonia finalizó con el Magníficat entonado solemnemente por toda la Comunidad de las Hermanas presente a las puertas del Santuario, bajo un brillante sol que finalmente se decidió a asomar en el cielo con toda su fuerza.

Desborde de saludos y lágrimas contenidas

Y comenzaron los saludos. Las lágrimas contenidas a lo largo de toda la ceremonia pudieron encontrar su cauce natural. Muchos rostros reflejaban emoción, alegría, los nervios vividos.... Pero por sobre todas las cosas todos teníamos el corazón lleno. Lleno de Dios, de su amor, de su gracia..

Participar en ceremonias como ésta es siempre un regalo inmenso ya que nos permite asomarnos a ese abismo infinito que es el amor de Dios, el amor del Padre por sus hijos. Nos permite también ser testigos de las maravillas que Él obra en las almas que se dejan hacer por Él.



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Last Update: 10.12.2004 Mail: Editor /Webmaster
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