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 published: 2004-12-28

Cruzada por la familia

La familia, fuente de la felicidad humana

Plática del Padre Antonio Cosp, Director Nacional del Movimiento de Schoenstatt en Paraguay, Fiesta de la Sagrada Familia, 26 de diciembre de 2004

Nacemos en el seno de una familia y necesitamos de muchos años de ese nido que nos contenga para estar contentos. Dios creó la tierra como un gran nido que se parezca al cielo y nos creó a su imagen para que viviéramos un anticipo del cielo en la tierra. El elemento fundamental de todo nido, allá en el cielo o aquí en la tierra, es el amor. Ante tanta desunión familiar y desamor por la vida, llámese aborto o suicidio, la fiesta litúrgica de la Sagrada Familia nos llama a poner nuevamente el acento hoy en el trabajo por construir y asegurar este nido original para cada uno. Queremos iniciar desde aquí una cruzada en tal sentido.

¿Cómo se construye el nido?

Primero, el amor de Dios tiene que estar presente. El cielo es hermoso porque Dios es amor y allí reina sólo el amor. Venimos del Dios-amor y vamos al Dios-amor. Es necesario estar unidos a Jesús, la vid, para dar frutos. En esta navidad, Jesús nace para ello en nuestro corazón. Y le invitamos a María para que nos enseñe a amar. María debe vivir en mi familia, establecer allí su santuario. Muchas familias logran reunirse semanalmente en torno a la imagen de la Virgen y experimentan que Ella los constituye en hogar.

Dios le pidió a María para ser madre de su hijo y a José como protector de esa familia. Nos quiso regalar un ejemplo vivo de cómo redimir el mundo. También a cada familia hoy Dios le encomienda ser una sagrada familia, una familia santa, siendo simplemente un nido acogedor, donde cada uno vuelque su corazón a quien tiene a su lado: cónyuge, hijos, abuelos, empleados.

¿Cómo se construye el nido? Como los pichones abren sus bocas para recibir el alimento que traen sus progenitores

  • así también cada bebé abre su boca para succionar la leche de su madre que alimenta su cuerpo y
  • abre su corazón para recibir el afecto que alimenta su alma.
  • Papá y mamá llegan a ese corazón a través de la piel que es acariciada con mano suave,
  • a través de sus oídos que vuelven a escuchar el latido del corazón de la mamá que le acompañó en sus meses de gestación en el seno y la palabra amable del papá y los hermanos.
  • También a través de sus ojos que perciben nuestra sonrisa llena de satisfacción.
  • Comprendiendo los defectos, alegrándose con las virtudes de cada uno. Sabiendo reconocer a cada uno lo positivo que hace. Agradeciendo cada aporte que los miembros dan al hogar.

Al llegar a la adolescencia pareciera que los hijos ya pueden volar e irse. Pero no, seguimos ávidos de compañía, estímulo y enseñanzas, aunque nuestro andar sea torpe y rechacemos muchas cosas. Al casarnos, seguimos buscando el amor que une a dos, nos hace fecundos en hijos y en crecimiento personal. El nido siempre hace falta. Venimos de un nido, Dios, intentamos vivir en un nido en medio del mundo y vamos hacia nuestro nido definitivo. El que pueda decir: yo he sido muy amado, sin duda es muy feliz. Quien pueda decir: yo soy el más amado, sin duda será el más feliz. El nido es el cielo.

Las familias necesitan, como fuente de sus vidas, el santuario

Las familias necesitan, como fuente de sus vidas, el santuario. El P. Kentenich propuso a la Mater que se estableciera allí erigiendo su trono de una manera especial para que lo convirtiera, nada menos, que en un Tabor, donde se manifestaran las glorias de María. Así el santuario se convirtió en cuna de vida, de amor y transformación para las familias. El santuario de Tupârenda, unido a todos los santuarios de nuestra patria, es corazón de las familias paraguayas. Construimos la iglesia María de la Trinidad como ampliación del santuario, como el nido grande para nuestra Patria. Les aliento a cargarse las pilas del alma en cada visita a Tupârenda para poder dar un aporte sustancial a sus familias.

Como consecuencia de la santidad de cada corazón y de cada hogar se irá dando la transformación de la patria toda. Miramos nuestra patria y sentimos que ahora nos toca a nosotros. Cada uno, cada familia, a pesar de nuestros límites, es llamada a nutrirse del santuario y dejarse educar por María. Ella quiere concentrar "todo su poder de gracias en plasmar familias santas", que superen la adolescencia en la que vivimos los adultos convertidos en eternos gozadores y lleguemos al amor generoso. "Hay locos de manicomio y hay locos de amor" decía don Joâo Pozzobon. Un amor así, lleno del Espíritu Santo, es el que necesitamos. Las glorias de María se vuelcan a mi familia desde el santuario hogar y se irradian a todas las familias paraguayas. Ella nos va a ayudar en esta tarea. Además, en el año de la Eucaristía, tendremos el modelo de todo amor, que se entrega en holocausto y se convierte en pan de vida.

Tu santuario, corazón de la familia paraguaya

P. Antonio Cosp, rector del santuario de Tupârenda

26.12.04



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Last Update: 28.12.2004 Mail: Editor /Webmaster
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