Un Magníficat por todos los regalos recibidosDiez años del Santuario de Schoenstatt en Monte Sión Gikungu |
BURUNDI, P. Paul Zingg. Hace diez años – el 23 de octubre de 1994 – el obispo Mons. Simón Ntamwana, bendecía el Santuario y el Centro de Monte Sión. ¿Es una razón para celebrar "un jubileo"? ¡Claro que sí! Pero no para pavonearse ante los demás, sino para cantar un Magníficat por todos los regalos recibidos por intercesión de nuestra Madre, la Sma. Virgen, y también – y no en último término – para agradecer por la protección recibida de Ella durante estos diez años de guerra civil. Este 23 de octubre comenzó el día con un temblor de tierra a las 4 de la mañana. Se lo pudo oír y sentir claramente. ¿Fue este temblor un mensajero que anunciaba el gran "movimiento de gracias" que se recibirían ese día? Es muy posible. Ya en las vísperas de la fiesta había llegado un gran grupo de peregrinos que del interior del país. Marcharon horas y horas a pie. También había llegado una delegación de schoenstattianos del Congo (Bukavu) que se unió a los demás en la oración en el Santuario. "Ana, la del templo"El día mismo de la fiesta, muy temprano, comenzaron a llegar masivamente los peregrinos al Santuario, que estaba festivamente adornado. Después de un programa introductorio de animación, se formó una procesión muy colorida hacia la Iglesia de peregrinos. Allí se celebró una Eucaristía muy dinámica, llena de cantos y danzas. ¡Duró 3 horas! Estaban presentes el obispo del lugar, Monseñor Evaristo Ngoyagoye y el nuevo nuncio apostólico Monseñor Paul-Richard Gallagher, junto a veinte sacerdotes y unos dos mil peregrinos. Había tres coros que se alternaban en los cantos festivos. Uno de ellos era un coro de Mutumba, donde hacía una semana se celebró el 40º aniversario del Santuario. El obispo se mostró contento por la irradiación espiritual del Santuario y del Centro del Monte Sión. Así, él invitó a los fieles a buscar fuerzas aquí para el apostolado en las parroquias y a ser instrumentos de trabajo, fermento de la unidad, en una sociedad destrozada. Después de la comunión el señor Hermenegildo Ntabiriho habló de la acción de la Sma. Virgen en su Santuario en los últimos 10 años. En este contexto fue muy hermoso escuchar el testimonio de una anciana viuda, una mujer muy sencilla del pueblo que reza diariamente en el Santuario y que ayuda a mantener el orden y el aseo del mismo. Es, como en el evangelio de San Lucas, "Ana, la del Templo". Su testimonio conmovió muchos corazones. Contó como encontró la sanación de su corazón que sufría de un dolor espiritual muy profundo. "Unidos por el Santuario, seamos apóstoles de la fe práctica en la divina Providencia"El símbolo del Espíritu Santo lucía bellamente adornado en el ámbito del altar. Este símbolo es un regalo de la Federación de Mujeres de Schoenstatt en Suiza que llegó hace tres años. Al final de la Sta. Misa, este símbolo fue transportado en una procesión solemne hacia el Santuario, donde fue bendecido por el obispo y colocado en la bóveda del Santuario bajo la dirección del Director del Movimiento de Peregrinos, el P. Othmar Landolt. Este símbolo debe hacer más evidente que el Santuario es un cenáculo, donde María pide para todos sus hijos los dones del Espíritu Santo y los forma como apóstoles de la paz. También delante del Santuario, se descubrió un lienzo con el nuevo lema del Movimiento de Schoenstatt para este año: «Unidos por el Santuario, seamos apóstoles de la fe práctica en la divina Providencia». Para terminar la celebración litúrgica los tamborileros hicieron resonar fuertemente los tambores danzando delante del Santuario en honor de la Sma. Virgen. Un regalo del cielo, esperanza de la reconciliación y dela unidadDespués se ofreció una sencilla recepción a unos quinientos invitados: hubo cerveza, gaseosas y sandwichs. Fue un encuentro familiar donde se encontraban todos los grupos activos de Monte Sión y los fieles peregrinos. El P. Paul Zingg, superior de los Padres de Schoenstatt, caracterizó el Centro de Monte Sión Gikungu, como el "Hogar de la Madre Tres Veces Admirable". Agradeció a todos los que colaboran con el Santuario y nombró en forma especial – junto a las autoridades civiles y eclesiásticas, junto a las Hermanas de María, junto al P. Alfred Kistler (el pionero de los Padres de Schoenstatt en Burundi) – al P. Othmar Landolt, que trabaja desde hace treinta años en Burundi al servicio de la misión, y al P. Karl Widmer, como "Padre constructor" de todo este centro. Como representante de los fieles habló el ministro de gobierno Albert Mbonerane. Para él la presencia de las Hermanas y de los Padres en Mutumba y Gikungu era un gran regalo del cielo. Él espera que el Santuario pueda atraer a muchas más personas para regalar la reconciliación y la unidad. El obispo habló al final. Elogió mucho la celebración y añadió que esperaba muchas bendiciones desde el Santuario para la pastoral de la propia diócesis como también para más allá aún de sus fronteras. Hizo al respecto una comparación con la lluvia que cayó copiosamente durante la recepción en la carpa. Así como las plantas la esperaban anhelantes, así nosotros esperamos las gracias del Santuario. Una pequeña digresión: la esposa del presidente de la República había anunciado su visita a la fiesta. Desgraciadamente no pudo llegar, pero lo hizo al día siguiente con el presidente, para celebrar el Domingo de las Misiones. Al final ambos peregrinaron con todos los fieles desde la Iglesia de peregrinos hacia el Santuario, para pedir insistentemente por la paz en Burundi. Los más de quinientos invitados volvieron a sus casas contentos. También el comité de organización de la fiesta estaba satisfecho. Como resultado se puede decir: fue muy bueno que se celebrara este aniversario para honrar así a la Madre Tres Veces Admirable y a la Santísima Trinidad. Nota: se ha editado un cuadernillo (que vio la luz en este día de fiesta) titulado «Bosquejo de la historia de un Santuario: 10 años del Santuario de Monte Sión Gikungu (1994-2004)». En él se puede leer la historia de los diez años del Santuario, los protagonistas de la misma y cinco homilías de gran importancia. Traducción: P. Claudio Jeria, Burundi
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Last Update: 04.11.2004
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