Las novicias se dirigen  al Santuario The novices on their way to the Shrine Auf dem Weg zum Heiligtum
Misa en la carpa de peregrinos Mass in the Pilgrims' tent Messe im Pilgerzelt
Mons. Bruno Gamberini: rito Archbishop Bruno Gamberini: rite Erzbischof Bruno Gamberini beim Ritus
Asemejanos a ti Let us walk like you through life Lass uns gleichen deinem Bild
Coreografia Performance Choreographie
Las novicias, ahora vestido como hermanas The novices, now dressed as sisters Die Novizinnen, jetzt als Marienschwestern gekleidet
Entrega a la Mater Commitment to the MTA Hingabe an die Gottesmutter
Felicitaciones Congratulations Glückwünsche Fotos: Atibaia © 2004

Brasil, Ir. Maria Vitoria/mca. El 4 de septiembre de 2004, en un hermoso día de sol, cinco novicias de diversas partes de Brasil dieron su sí, en medio de una multitud de familiares y amigos, consagrándose para el Reino de Dios.

Al son de las campanadas del Santuario, las novicias, vestidas de blanco, descendieron en dirección a la Carpa de Peregrinos, donde tuvo lugar la solemne celebración. Iban acompañadas por un grupo de monaguillos de Atibaia, el Consejo Provincial de las Hermanas de María, los concelebrantes, y Monseñor Bruno Gamberini, Arzobispo metropolitano de la Provincia eclesiástica de Campinas, quien por vez primera presidió esta celebración. La procesión se detuvo en el Santuario, bellamente adornado con lirios y claveles blancos, donde las novicias hicieron su consagración personal a la Santísima Virgen y recibieron una bendición especial por parte del Arzobispo.

Al llegar a la Carpa, fueron recibidas al son de un majestuoso salmo de entrada interpretado por el coro Belcanto de Atibaia, que hace años aporta este valioso servicio a la Comunidad de las Hermanas. El capellán del Santuario dio la bienvenida al anterior Obispo de la diócesis de Bragança Paulista, hoy día nuevo Arzobispo de Campinas, agradeciendo a Monseñor Bruno su apoyo a la labor apostólica de las Hermanas. Dio comienzo, entonces, a la celebración de la Eucaristía, durante la cual las novicias recibieron el vestido de las Hermanas de María.

Un sello especial

Monseñor Bruno, en su homilía, hizo una profunda reflexión sobre el llamado vocacional, dirigiéndose especialmente a las 300 jóvenes pertenecientes a la Juventud Femenina que en ese momento se encontraban realizando, a la sombra del Santuario, su jornada de preparación para el encuentro mundial de la Juventud con el Papa a llevarse a cabo en agosto de 2005, en Colonia, Alemania. Su presencia en la ceremonia de Vestición le dio este año un sello especial a la celebración.

Luego de bendecir los vestidos de Hermanas, Monseñor Bruno hizo entrega de los mismos a cada una de las novicias, junto con la medalla de la Madre, Reina y Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt, y una vela encendida, como símbolo de su ardiente amor a Cristo y a María.

Mientras las novicias se retiraron para el cambio de vestido, las candidatas a Hermanas realizaron una paraliturgia que giró en torno a los 150 años del dogma de la Inmaculada Concepción y al centenario de la coronación de Nuestra Señora Aparecida, Patrona de Brasil. El punto culminante fue la coronación de la estatua de la Inmaculada por parte de los niños, hijos de los empleados de la Casa Provincial.

Explosión de aplausos y saludos

Finalmente llegó el momento tan esperado, en que las novicias regresaron vestidas como Hermanas de María, radiantes de felicidad! Fueron recibidas con un sinfín de aplausos y lágrimas de emoción. En la presentación de las ofrendas, cada una de ellas llevó al altar un ramo de claveles blancos y un lirio, entregándole a Dios su disponibilidad de llevar una vida de pureza y fidelidad al primer amor. Los padres de una de las novicias llevaron las ofrendas de pan y vino, en representación de todos los padres que en ese momento entregaban sus hijas para el servicio de Dios.

Antes de la bendición final, la Hna. M. Ane dirigió unas palabras de gratitud y un saludo especial al Arzobispo y a todos los presentes. A continuación todas las Hermanas allí presentes se congregaron delante del inmenso cuadro de la MTA a fin de renovar su entrega junto con las novicias y agradecer el valioso don de la vocación. Fue impresionante ver tantas Hermanas reunidas.

Una vez impartida la bendición, fue imposible contener a familiares y amigos de las novicias que corrieron a su encuentro para felicitarlas y expresarles su gratitud, alegría y orgullo.

A partir de ahora, se extiende ante las novicias un largo camino a recorrer, en compañía de la Santísima Virgen. A este sí le seguirán muchos otros sí, a fin de asemejarse cada vez más a María y recorrer la vida tal como Ella lo hizo: repartiendo amor, paz y alegría.