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 published: 2004-10-06

"En vuestro Movimiento crece la responsabilidad por la sociedad..."

El aporte de las grandes religiones a la paz mundial

Charla del Santo Padre al Movimiento de Schoenstatt, 9 de septiembre: " En vuestro Movimiento crece la responsabilidad por la sociedad..."

The Holy Father emphasizes the responsibility for the social realities: Talk to the Schoenstatt Movement, September 9.

In seiner Ansprache an die Schönstattbewegung hat der Papst die soziale Verantwortung betont.

Foto: POS Brehm © 2004

 

 

 

ROMA, P. Alberto Eronti. Hace pocos días me invitaron a la presentación del libro "La fe en Dios, factor de paz o de violencia", del teólogo español Olegario González de Cardenal. En la misma reunión se comentó sobre otro libro de reciente aparición: "Derribar las fronteras. Ética mundial y diálogo interreligioso", del también español Javier de la Torre. La presentación tuvo lugar en la misma semana que, en Milán, la Comunidad de San Egidio realizó la Conferencia Interreligiosa, con la numerosa participación de católicos, otras iglesias cristianas, budistas, hinduistas, musulmanes, mormones, etc. El tema de los dos libros citados (hay otros recién salidos al mercado) y de la Conferencia es, con sus matices y diferencias: el aporte de las grandes religiones a la paz mundial. De lo dicho también se hicieron eco algunas agencias de noticias, entre ellas Zenit (www.zenit.org) .

En la misma semana la Dirección del periódico "La Repubblica" y de las revistas "Il Venerdi" y "L’espresso", reunían las opiniones de dos historiadores, un economista, dos filósofos, un escritor (musulmán) y un obispo católico; de todos ellos sólo dos eran italianos. El planteo hecho a cada uno fue: El terror y la violencia en el inicio del tercer milenio. ¿Por qué?, ¿hacia dónde? Resumiré algunas de las coincidencias más destacadas:

  • El mundo actual no es ciertamente peor que el de ayer o de antes de ayer, pero el mal que aflige nuestro presente es profundamente diverso; sanarlo será mucho más difícil y por lo tanto el tratamiento llevará un largo tiempo"
  • ¿Vivimos realmente en un mundo de tinieblas, inseguridad, angustia? Sí, porque el terror golpea en las Américas, en Europa, en Asia, en África…, algo de estas dimensiones no pasó otras veces en la historia, lo más parecido es la segunda guerra mundial, pero hoy los medios de comunicación masiva llevan a los hogares, y al instante, la violencia, producto del odio y la sin razón, ahondando la sensación de inseguridad, lo que termina produciendo la sensación de una amenaza universal asfixiante, porque ellos dan noticia, la dan con imágenes impactantes y sin ofrecer ni un atisbo de salida o esperanza.
  • Hoy el mal no tiene su fuente en una persona (Stalin, Hitler, por ejemplo), tampoco es un enfrentamiento entre Estados o naciones. El mal hoy surge de un enfrentamiento nacido del oprobio, la prepotencia que ha llevado a la humillación de grupos y pueblos. Estamos sumergidos en una verdadera crisis de la sociedad mundial. Es la primera guerra del nuevo orden, de la nueva época. Se trata de una tempestad de violencia que tiene una "novedad" brutal: el fanatismo -el odio, la desesperación- que ha alumbrado a los nuevos kamikases del siglo XXI.
  • Estamos no sólo en un cambio de época, ya entramos definitivamente en ella. En el adviento del nuevo milenio había madurado la esperanza de un nuevo Iluminismo capaz de difundir el bienestar, el progreso. Terminado el siglo XX, terminadas las llamadas ‘Grandes Potencias’, ha sobrevivido sólo una de ellas, y ésta se muestra incapaz para la paz, porque ha equivocado el camino. Por lo tanto, está todo por reinventarse: un nuevo derecho internacional, nuevos organismos políticos internacionales, adaptados a la realidad y no arcaicos e impotentes como los actuales… ¡si hasta estamos reinventando Europa!".
  • El camino no pasa en primer lugar por la fuerza de las armas ni por la prepotencia del más fuerte. Hoy se ve que un pequeño grupo de fanáticos decididos pueden poner en estado de angustia al mundo. No, el camino real, el único, pasa por el diálogo respetuoso entre pueblos, culturas, religiones. Sin comunicación, sin diálogo, no sabemos del "otro" y terminamos decidiendo "nosotros" lo que el "otro" o los "otros" deben hacer. Se trata del "camino de la palabra", sin ella no es posible imaginar siquiera la paz.
  • No es un enfrentamiento de civilizaciones, tampoco de religiones. El horror que pasa ante nuestros ojos nace de otras "regiones" del ser humano. Hay una falta de religiosidad y una inflación de "religiones". Hay una ausencia de valores, y sin ellos, no hay lugar para la religión, ni el perdón, ni la comprensión, ni la nobleza… ¡si hasta se mata en nombre de Dios!

Una plataforma común de las religiones

Retomo el tema del primer párrafo. ¿Cuál es el aporte de las religiones a favor de la paz y del entendimiento entre los hombres, los pueblos y las culturas? La pregunta viene por la convicción de algunos pensadores - y también comienza a abrirse paso en el sentir de muchos hombres y mujeres - de que la fe, la religión, "tiene algo importante que aportar" en esta hora de tinieblas. La agencia "Zenit" se hizo eco de la ponencia de Mons. Anthony Lobo (Pakistán) sobre una "plataforma" común de las religiones: 1) Una antropología con muchos rasgos comunes subyacente en todas las grandes religiones. 2) Las raíces del mal como desencuentro y violencia. 3) Las religiones y su rol sanador del mal y la violencia.

Los dos autores citados hacen referencia a esta misma realidad, aportando ideas y reflexiones sugerentes. Pero no se quedan ahí sino que ofrecen sus escritos como un aporte concreto y urgente a la responsabilidad moral que tienen las religiones frente a este huracán de violencia y terror, como a la urgente necesidad de reflexión y diálogo.

La Cruz, María y el Santuario Hogar

A esta luz he vuelto a las palabras que el Papa dijera a nuestra Familia en la audiencia del 9 de septiembre: "En vuestro Movimiento crece la responsabilidad por la sociedad y la comprensión de las relaciones sociales fundadas en el espíritu del cristianismo. Siempre he tratado de suscitar en la Iglesia esta responsabilidad ante el mundo. Por ello quisiera reforzaros en este compromiso, que se puede asumir de muchas maneras". ¡El Papa detecta que "crece" entre nosotros la responsabilidad por la sociedad y el mundo! Luego nos invita a "trazar signos luz", de los que el mundo tiene necesidad. Juan Pablo II hace referencia a algunos de estos "signos" que tenemos como don y misión: la Cruz, María y el Santuario Hogar. Cuando el Papa hace referencia a este trípode: Cruz, María y Santuario Hogar (que significa: familia), está diciéndonos qué esperan él y la Iglesia de nuestra responsabilidad por la sociedad y el mundo. Nos está diciendo por medio de qué riquezas la Familia ha de actualizar su Misión en el ahora de los novísimos tiempos. También nosotros tenemos "algo" que aportar a la paz. La paz se enseña y se aprende en la vida familiar, se vive y fortalece en y desde el Santuario Hogar. Pero nadie es capaz para la paz si no entendió que sólo desde lo alto de la Cruz Jesús "atrajo a todos hacia él" y que "junto a la Cruz y recibiendo a todos los "atraídos" estaba su Madre y Madre nuestra.

Creo que estas "voces del tiempo" (que ya más que "voces" son "gritos") de lo escrito en la primera parte, como lo vivido en torno a Belmonte y el Papa, debiéramos tomarlo como reflexión en nuestras Familias nacionales y diocesanas. No dejemos que se apague "nuestra responsabilidad por la sociedad y el mundo", tenemos "muchas maneras" para vivir la misión.



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Last Update: 06.10.2004 Mail: Editor /Webmaster
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