La renovación de la Iglesia ha comenzado en el corazón de los jóvenes...Despedida de la Cruz en el "lugar hermoso" |
SCHOENSTATT, Christel Sonnekalb. Fue tan emocionante llegar al Santuario Original con la Cruz a cuestas. Era un poco después de las seis de la mañana y sin embargo había tanta gente y todos querían despedirse de la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud y del Icono Mariano, verlos y tocarlos por última vez aquí en este "lugar hermoso." A esa hora el sol todavía estaba pensando si salir de la cama o no, pero decidió quedarse dentro de la cobija gris de nubes. Dicen que el ánimo de la gente puede depender el clima, pero esta vez no fue así: Todos estaban alegres de haber participado de tan distinguida visita, no era una persona, pero es el símbolo de La Persona, del Dios que se hizo hombre. La noche anterior, sábado, 16 de octubre de 2004, fue totalmente juvenil. La iglesia se convirtió en un escenario de alabanza. A las 11.15 hs Gertraud Wackerbauer cerró la noche junto a los seminaristas internacionales de los Padres de Schoenstatt y hasta la medianoche hubo chance de sentarse a orar en silencio. Pero entonces llegaba la hora de cerrar la Iglesia de Peregrinos y la Cruz salió, cual cenicienta tras las campanadas, cargada a la capilla de la Casa Sonnenau, pero la Cruz no dejó una zapatilla, sino una marca en la historia de esta Iglesia. A las 4.00 de la mañana: Con la cruz y el icono a la tumba del Padre KentenichTambién el Icono Mariano estuvo en Sonnenau y en ningún momento estuvieron solos, siempre contaron con la compañía de los jóvenes orantes. Y a las cuatro de la madrugada pasó lo interesante. Los jóvenes schoenstattianos presentes tomaron "su" Cruz y lo siguieron de la mano de María. Pero no fueron a cualquier sitio: los jóvenes de Schoenstatt llevaron la Cruz y el Icono a la tumba del Padre Kentenich. La mayoría fue sin haber dormido nada. Porque había la opción de visitar el "Oasis Inschallah", la carpa de comida que también estuvo en el Katholikentag de este año en Ulm o la competencia, la "Cantina Mejicana", la casa de los voluntarios internacionales convertida en... cantina. Los dos sitios estaban bastante llenos, habían gente cantando con guitarras, comiendo, hablando y los bávaros cantaban amistosamente contra los suabos y viceversa. Pero a las cuatro todos estaban puntuales y hermanados cantando melodías schoenstattianas. Aquellos que no han estado aquí, no se imaginan que Schoenstatt es como un pueblito y que para llegar de una casa a otra a veces hay que subir una montaña veinte minutos a paso rápido. Desde la Casa Sonnenau hasta la Iglesia de la Adoración donde está la tumba del Padre, hay aproximadamente unos veinte minutos de subida a pie. Subiendo no faltaron canciones como "Groß sein lässt meine Seele den Herrn", típica entre la juventud alemana y el "Himno de Franz Reinisch", típico entre los jóvenes hispanohablante. Todos iban llevando antorchas. También habían algunas hermanas de María presentes. Cuando entramos en la capilla del fundador, cambió el ambiente. Había una gran foto suya sobre la tumba. Una vez que estábamos todos adentro, comenzamos la oración con un canto e hicimos meditaciones breves sobre el significado de esa visita. Los seminaristas tocaron una canción en español y entre oraciones y canciones se fue creando un clima de profundad espiritualidad. En una de las meditaciones escribimos en papeles de colores lo que más nos gustó o lleno del fin de semana y luego metimos todos los papeles para el capital de gracias. Esta vez no faltó el gesto paternal de José Kentenich, pues sobre la tumba habían dos cestas una con caramelos y la otra con una oración del Hacia el Padre pensado para esa ocasión que lee "Concédeme entregar a los pueblos, como el signo de redención, tu cruz, Jesucristo, y tu imagen, maría. Que jamás nadie separe lo uno de lo otro, pues en su plan de amor el Padre los concibió como unidad." "La Cruz llegó al sitio a donde tenía que estar"El momento en la tumba del Padre Kentenich fue muy especial para todos. Teresa Wieland, quien forma parte del equipo juvenil que organiza el gran encuentro juvenil del próximo año, dijo haber sentido que "la Cruz llegó al sitio a donde tenía que llegar." Un sentimiento como de estar "en el sitio correcto, en el momento correcto y con la compañía correcta." De salida, el Icono Mariano, cargado por voluntarios, visitó la oficina de Schoenstatt proyecto-JMJ y luego alcanzó a la Cruz. El grupo bajó del monte Schoenstatt cantando y rezando el rosario. Los jóvenes se alternaban para llevar la Cruz y mientras la cargaban rezaba cada uno por mil y una causas. Johanna Meier comentó "la Cruz cada vez se hacía más pesada pero era bonito porque sabías que no la estabas llevando sola sino con un grupo." Para Johanna fue como estar "cargando al mismo Cristo." Cuando llegó abajo al Santuario Original y vio la cantidad de gente que se había juntado se sorprendió y se alegró muchísimo. Para Katharina Rossel, otra de las jóvenes schoenstattianas que ayudó a cargar la Cruz fue "totalmente emocionante." La renovación de la Iglesia ha comenzado en el corazón de los jóvenes, quienes podían estar durmiendo, pero NO, ellos han elegido la puerta estrecha, van cargando con la cruz, pero van juntos con Jesús. Nos vemos en Colonia!Llegó el momento de decir hasta pronto. La Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud y el Icono Mariano siguen su camino. Alguien ayer comentó que la Cruz tiene una presencia fuerte y que es fácil tener un espíritu de oración junto a ella: eso fue muy palpable durante este breve tiempo. Pararon el madero y la imagen frente al Santuario Original y la multitud lo rodeó. Después de la oración, la multitud acompañó a la Cruz y al Icono al carro. Muchos buscaban tocarla una última vez en esta visita. De fondo sonaba una canción que decía "cargando tu cruz, cargando tu cruz en el mundo." Cuando arrancó el automóvil, todos aplaudían de emoción y en el aire quedó un pensamiento: ¡nos vemos en Colonia!
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Last Update: 18.10.2004
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