En el aire se siente una gran alegríaCuando un primo se hace novicio - Impresiones de la Toma de Túnica de Sión del Noviciado Iberoamericano 2004 |
PARAGUAY/CHILE, Benjamín Malandre Mas. "Alegrémonos, es un día de fiesta para toda la familia de Schoenstatt". Estas fueron la palabras con las que se dio inicio a la ceremonia de entrega de las túnicas de Sión a los novicios de Ibero América. Y realmente fue una fiesta, de principio a fin. Una fiesta que comenzó mucho antes de la ceremonia, cuando las familias de los novicios empezaron a juntarse el día viernes por la tarde en la casa de retiro del padre J. Kentenich, a escasos metros de la casa de los Padres de Schoenstatt, en Tuparendá. Inmediatamente se notó un clima de familia, de confianza. Se notaban todos contentos, felices. Había mucho cansancio, por el viaje, y nerviosismo, ya que después de la cena iba a ser el primer encuentro con los novicios luego de que partieran de sus casas, hace más de 3 meses. Sin embargo, el buen clima se mantuvo siempre. Después de la cena, cada mesa se presentó brevemente, para luego ir a sus respectivas habitaciones, donde encontrarían una sorpresa. Y así fue. No pasaron más de 5 minutos cuando aparecieron los radiantes novicios que se abalanzaron sobre sus familias, en un largo y anhelado abrazo. Se veían realmente felices, contentos de ver a sus familias. Pero, además de ello, irradiaban una felicidad interior profunda. Este momento duró poco más de una hora y partieron a hacer sus oraciones de la noche, pero fue suficiente para calmar la ansiedad acumulada, una hora de emociones, de reencuentro. Luego cada uno partió a reunirse con sus hermanos de curso, llenos de alegría, mucho más tranquilos pero igualmente ansiosos, esta vez, por la ceremonia del día siguiente. En las puertas del SantuarioSolitario, rodeado de verde, de una vegetación tropical, se levanta el Santuario de Tuparendá. Hoy está tranquilo, aunque rodeado de una ansiedad silenciosa, que se percibe en el aire. Es una mañana soleada como cualquier otra, como la mayoría aquí en Paraguay, sólo que con una particularidad: hoy, 24 de julio de 2004, veinticinco jóvenes schoenstattianos de Ibero América pasarán a pertenecer oficialmente a la comunidad de los Padres de Schoenstatt, al recibir sus Túnicas de Sión. A las 15:30 horas, todos los familiares llegados de diversas partes del mundo, junto con una multitud de personas pertenecientes a la familia paraguaya, se encuentran a las puertas del Santuario, esperando el inicio de la ceremonia. Inmediatamente aparecen los jóvenes, a lo lejos, que se acercan cantando alegremente en procesión. Precedidos por la Cruz de la Unidad, erguida, imponente, y por las banderas de sus países, llegan para tomar asiento a las puertas de la casa de su Madre. Se da paso al comienzo de la Eucaristía, que es precedida por el P. Mariano Irureta, y concelebrada por todos los padres de la comunidad presentes. En primer lugar se agradece a las distintas partes: a toda la familia de Paraguay, a una organización francamente impecable, al P. W. Heinrich Walter (Superior General), a todos los presentes y, especialmente, a la Santísima Virgen por permitir este encuentro. "Aquí estoy"Luego de la hermosa prédica, se da paso a la ceremonia de entrega de las túnicas de Sión. Uno a uno son llamados los 25 jóvenes que, al oír sus nombres, responden con un claro y firme "aquí estoy", dándole un nuevo sí al llamado de Dios. Luego recibe cada uno su respectiva túnica, y se dirigen a un costado del Santuario. Vuelven vestidos de blanco, símbolo de la pureza virginal a la que se comprometen los jóvenes, asumiendo el consejo evangélico de la castidad. Vestidos con una túnica sencilla, que expresa la pobreza de la comunidad, inspirada en Jesús y en su Santa Madre. La túnica va atada con un cíngulo, símbolo de la obediencia a Dios, a cuya voluntad se comprometen en su vida consagrada. Por último, están todos vestidos exactamente iguales, dispuestos a vivir como curso la solidaridad fraternal. Parados frente al Santuario entonan "...María, aquí estamos tus hijos, dejamos todos los caminos para seguirte...". "Hazme un apóstol de Schoenstatt..."Después de ese emocionante momento, se continúa con la celebración de la eucaristía en forma normal, con los novicios a un costado del altar. Al finalizar, pasan dentro del Santuario para agradecer a su Madre por este nuevo e importante momento que acaban de vivir. Afuera, la multitud de jóvenes entona el hermoso himno de Franz Reinisch, símbolo de la juventud gestadora de vida, y cuna de los posibles próximos postulantes a los Padres de Schoenstatt que serán, quizás, los responsables de la misma ansiedad silenciosa que en dos años más vuelva a romper la calma de este hermoso Santuario de Tuparendá. |
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Last Update: 13.08.2004
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