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 published: 2004-08-27

El camino hacia la Jornada Mundial de la Juventud 2005 acababa de comenzar...

Ocho voluntarios schoenstattianos en Colonia, a un año de la Jornada Mundial de la Juventud

Los voluntarios en Colonia, 21 de agosto

The volunteers in Cologne, August 21

Die Voluntäre in Köln, 21. August

 
 

Colonia, a un ańo de la JMJ 2005

Cologne, one year before WYD 2005

Köln, ein Jahr vor dem WJT 2005

 
 

La MTA en Colonia

The MTA in Cologne

Die MTA in Köln

 
 

Oración en la Catedral

Prayer in the cathedral

Gottesdienst im Dom

Fotos: Artiaga © 2004

 

 

 

SCHOENSTATT-JMJ, Andrew Artiaga. En la mañana del sábado 21 de agosto 2004, ocho representantes de Schoenstatt de la secretaría del Proyecto JMJ 2005 viajaron a Colonia en una furgoneta enorme, antigua, roja. Y aunque el único que estuvo despierto durante el viaje completo fue el P. Patricio Ilabaca, que iba conduciendo, nuestras almas estaban impacientes por el viaje, incluso mientras dormíamos.

La celebración de apertura de la Jornada Mundial de la Juventud 2005

estaba ya comenzando cuando los ocho nos deslizamos en la enorme Catedral de Colonia. La catedral no estaba muy llena, pero unos trescientos voluntarios y representantes asistían al acto animado por el Cardenal Meisner, Arzobispo de Colonia, y nos recordaba que con apenas

algunos panes y pescados, Nuestro Señor había alimentado una gran

multitud.

Las banderas de la JMJ 2005

Después de la celebración, la procesión pasó ante el cofre de las reliquias de los Tres Reyes magos saliendo hacia la plaza de la catedral, donde aplaudimos y animamos mientras las banderas de la JMJ 2005 eran izadas. La gente de la ciudad observaba con curiosidad, pregustando así un poco la jornada mundial de la juventud. La plaza estuvo después llena de gente sentada en círculos mientras comían el almuerzo. El mismo Cardenal Meisner pasó junto a nosotros, saludando a nuestro pequeño

grupo de Schoenstatt.

Después del almuerzo asistimos a una presentación y visita a las

Oficinas de la JMJ en el centro de Colonia. Esta experiencia nos ayudó a sentirnos solidarios con el trabajo de esos jóvenes que preparan el encuentro en Colonia. Nos pareció que si bien la central de la JMJ tenía una atmósfera muy impresionante, nuestra oficina en Schoenstatt está marcada por un carisma especial y por la presencia de la MTA en cada rincón.

A la sombra de una antigua y misteriosa iglesia, vimos la puerta de nuestro Santuario...

Hicimos la última parte de nuestro paseo a través de calles comerciales llenas de gente, hasta que llegamos a una tranquila y solitaria parte del

centro de la ciudad. A través de un portal, a la sombra de una antigua y misteriosa iglesia, vimos la puerta de nuestro Santuario en un edificio con techo plano. Y por la puerta llegamos donde estaba Jesús, la meta de

nuestro peregrinaje.

Así, en la pequeña capilla de nuestra Madre y Reina, saludamos a la MTA con la canción "Reina Inmaculada" en polaco, alemán, español, portugués e inglés, y tuvimos un encuentro muy cercano con Cristo con algunos minutos de adoración, compartiendo nuestras esperanzas y sueños con el Santo Niño de Belén.

Un sueño, un compromiso, una estrella

En un año más, queremos invadir la ciudad, especialmente esa parte de Colonia, tan fría y poco acogedora, y llenarla de vida y de canciones.

Sé que este deseo ardía en todos nuestros corazones cuando

rezábamos. Y de hecho mientras Usted lee esto, hay una pequeña vela de la JMJ 2005, que arde silenciosamente en el Santuario de Colonia, esperando la llegada de la Juventud Internacional de Schoenstatt.

Las hermanas nos dieron un helado antes de volver a nuestro gran minibús rojo y dejar Colonia. Y una vez que llegamos de regreso a Schoenstatt, nos detuvimos atrás del Santuario Original a cantar ante la tumba de Franz Reinisch, pues ese día era el aniversario de su martirio. Nuestro viaje ya terminaba, pero el camino hacia la Jornada Mundial de la Juventud 2005 acababa de comenzar.

Recién comenzamos este camino, pero ya compartimos algunos sentimientos de los Tres Reyes Magos. Nuestra meta parece estar todavía muy lejana, y requiere que orientemos enteramente nuestras vidas hacia ella. Pero como los Tres Reyes Magos, también nosotros tenemos una estrella. Maria es nuestra estrella, como al P. Patricio le gusta recordarnos, y Ella nos conduce en nuestro camino.

Traducción: P. Patricio Ilabaca



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Last Update: 27.08.2004 Mail: Editor /Webmaster
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