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 published: 2004-06-30

Siguiendo las huellas de Gertraud von Boullion

Un paseo por la Casa Antigua, el Santuario Original, la Casa de la Alianza y la Casa Gertraud von Boullion

Liesel Houx y Marianne Mertke: huellas de Gertraud von Bullion en Schoenstatt

Liesel Houx and Marianne Mertke: following the footsteps of Gertraud von Bullion in Schoenstatt

Liesel Houx und Marianne Mertke zeigten Spuren von Gertraud von Bullion in Schönstatt

 

El lugar más importante: el Santuario Original

The most important place: the Original Shrine

Zentral: das Urheiligtum

 

Vista del Santuario Original de la habitación de Gertraud en la Casa Antigua

View of the Original Shrine from Gertraud's room in the Old House

Blick aufs Urheiligtum von Gertrauds Zimmer im Alten Haus aus

 

Encuentro en la Casa Gertraud von Bullion

Meeting in House Gertraud von Bullion

Abschluss im Haus Gertraud von Bullion

 

Intercambio

Sharing

Reger Austausch

Fotos: Sonnekalb © 2004

 

 

SCHOENSTATT, Christel Sonnekalb. El jueves 24 de junio del 2004, a las 19 hs. los muros de tres casas de Schoenstatt susurraron su historia. Esta vez fue el turno de la piedra basal de la Federación Apostólica de mujeres de Schoenstatt, Gertraud condesa de Boullion. Mujer que aportó al Capital de Gracias no sólo su sufrimiento, sino una vida entera de esfuerzo que no debe ser echada al olvido. El recorrido comenzó en la Casa Antigua St. Marien, siguió en el Santuario Original, luego en la Casa de la Alianza y finalizó en la Casa de Gertraud von Boullion en la Hörerstraße 95. Las presentadoras fueron dos miembros de la Federación alemana: Marianne Mertke y Liesel Houx.

La sala del segundo piso de la Casa Antigua St. Marien, ubicada frente al Santuario Original y que sirve de sacristía al mismo, recibió a unas treinta y cinco personas, entre religiosas y laicas. Las presentadoras fueron dos mujeres de la Federación, quienes han dedicado su vida al esfuerzo comenzado por Boullion. En un tablero mostraron algunas fotos de Gertraud y hablaron sobre su vida, especialmente lo que representó el tiempo de pobreza en esa casa. Comenzó a llover fuertemente, pero la sala, muy bien iluminada y alfombrada, permitió al público concentrarse en la historia. Esta sala ha sido reformada. En el tiempo de Gertraud von Boullion estaba dividida por cuartos y era una de las secciones más frías de la casa en el invierno y la más calurosa en el verano. En uno de esos cuartos vivió Gertraud.

El Santuario Original

Unos minutos más tarde todos se reunieron en la entrada del Santuario Original. Afuera brillaba el sol, con pocas nubes en el cielo, además no hacía frío. Motivo que alentó al público a oír lo importante que había sido para Gertraud ese lugar en su vida. Para concluir esa parte se hizo una oración, luego entraron al Santuario y entonaron los presentes una canción a la Mater Ter Admirabilis.

La Casa de la Alianza

En la Casa de la Alianza las presentadoras se detuvieron bajo una estatua de María y mostraron la piedra basal de la casa. Allí relataron como un día Gertraud, no queriendo cambiar de casa, fue a donde estaba la piedra, puso su mano sobre ella e invitó a quienes la acompañaban a hacer una oración. Gertraud dijo que ellos también tenían que ser piedras vivas, piedras angulares.

De allí se pasó al balcón de la capilla de la Casa de la Alianza, en donde las presentadoras contaron una anécdota. Un día Gertraud, con la salud debilitada, le dijo a una de las muchachas que a la noche la iba a pasar a buscar por su cuarto, y le iba a decir algo. Esa noche, como a las once, pasó Gertraud por el cuarto de la joven y la condujo hasta ese mismo balcón, donde estaba el grupo el jueves por la tarde. En ese tiempo la capilla todavía estaba en construcción, el piso era de cemento y no había bancos ni sillas. Se arrodilló en ese piso frío, con su frágil salud, y la joven repitió el gesto. Pensó que no iba a aguantar más de 15 minutos arrodillada ahí. Pero al ver la quietud de Gertraud simplemente decidió hacerle compañía. Al tiempo, Gertraud le confesó que le hubiese gustado ser Hermana de María, pero como por su salud no podía, le confiaba la vocación a la joven, quien ya había decidido ingresar a un claustro. Ella fue la Hermana Bonifacia, quien ingresó al Instituto de las Hermanas de María junto a sus otras dos hermanas carnales. Pocas personas, de las allí presentes, conocían esta anécdota.

Un momento para tocar el cielo

Al final hubo un encuentro en la casa de Gertraud, condesa de Boullion.

Definitivamente el dueño del clima aquí es Dios, quien se divierte regalándonos abundante agua en un momento y quince minutos más tarde un sol radiante. Cuando parte del grupo de los participantes estaba reunido en el salón del cuarto compartiendo galletas y algunas palabras, alguien dijo: miren el sol por la ventana. Aunque las nubes grises y oscuras cubrían el cielo, el sol iluminaba unos arbustos de flores amarillas en la montaña. Parecía una de esas fotos que le mandan a uno por e-mail mostrando la gracia y el poder de Dios. Que a juzgar por el clima del día, agradó de su sierva, Gertraud condesa de Boullion.



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Last Update: 30.06.2004 Mail: Editor /Webmaster
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