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 published: 2004-05-07

"Ustedes son el pueblo de Dios"

Experiencia de una hora de gracias en lo que nos une. María: el Cuerpo místico de Cristo tiene un corazón

Zum Auftakt des Tages: Echos aus den Foren

 

"Schönstatt, das sind doch die mit der Maria", so leitete Heiner Digel den Beitrag von Pater Lothar Penners ein

 

Pater Lothar Penners, Schönstatt berichtet aus dem "Vision für die Stadt"

 

Bericht aus dem Forum Jugend

 

Lob Gottes mit Andrea Adams-Frey und Albert Frey & Band

 

Moderation: Thomas Römer

 

Lesung

 

Verkündigung: Gerhard Proß (CVJM Esslingen)

 

Publikum

 

Publikum

 

Bild des zerteilten Christus

 

Fürbittgebet

 

Lobpreisgebet

 

Marco Impagliazzo, Präsident der Gemeinschaft Sant'Egidio

 

Vortrag: "Was Gott seinem Volk und der Welt durch die Bewegungen sagen will"

 

"Die Bewegungen sind Kinder einer großen charismatischen Epoche."

 

Zum Schluss: Magnificat-Lied, getanzt

 

Fotos: POS, Brehm © 2004

EUROPA, mkf. "El Magnificat es la oración de las comunidades eclesiales", dice Thomas Römer de la YMCA de Munich al finalizar un programa que ha conmovido profundamente a muchos; "intuimos algo de la voluntad de Dios y respondemos como María... decimos: sí, hágase. En el corazón del cuerpo místico de Cristo hay un alma que ama a Dios y a los hombres de todo corazón... y la primera hacer esto fue María. Y por eso ella es para mí hermana y cercana. Y yo siento que acuden a su lado todos aquellos que antes de nosotros, y con nosotros, quieren seguir ese llamado de Dios, y con ellos estamos unidos…"

Más de un miembro de los Movimientos católicos, para quienes María y la dimensión mariana de la Iglesia son conocidos y de mucho valor, experimenta una emoción particular al escuchar estas palabras de un cristiano evangélico. Lo que Thomas Römer describe, se vivencia en estos días: una apertura hacia Dios y hacia el prójimo indescriptible, una atmósfera mariana en el más hermoso y verdadero sentido de la palabra.

"Estoy casi triste porque ya no nos reuniremos tan seguido"

Los moderadores: Thomas Römer (YMCA de Munich) y Marianne Schneppe (del Movimiento Focolar) junto con otros colaboradores, transmitieron una impresión de la experiencia de los foros. Waltraud Bauer del Equipo Notre Dame, dijo que estaba "casi triste" por no tener encuentros más seguidos, ya que se sintieron en familia, desde el inicio, en el equipo que preparó su foro. Rebeca Proß, hija de Gerhard Proß, expresó su alegría en la preparación del foro sobre el tema de la alabanza a Dios.

"Schoenstatt, pero si esos son los de María", así introdujo Heiner Digel la intervención del Padre Lothar Penners. Esos habrían sido los primeros comentarios de la delegación de la YMCA; los que ahora comentarían: es de esperar que de nosotros no digan pero si esos son los sin María …"

Un signo pleno de humor de acercamientos no imaginados hace unos años. El resumen del foro sobre "la ciudad" lo cerró el Padre Penners con una oración del Padre Kentenich en Dachau: "Por ellos – los cristianos - edifica la ciudad fundada en el cielo, hacia la cual con entera confianza alcen todos la mirada". (H. el P. 623)

El resumen del foro de "los niños" se hizo en forma de representación teatral, l acentuando la pretensión de en dar a los niños la buena nueva en forma comprensible para ellos.

Ustedes son un pueblo santo.

Después de la lectura en varios idiomas de la carta de Pedro – ustedes son un pueblo elegido, (1 Pe 2,9) – Gerhard Proß hizo un anuncio de su escrito con vistas a la posición de los movimientos espirituales en la Iglesia. Un pueblo santo, elegido: entre todas las definiciones de "santo", se puede entender este concepto bíblicamente, dijo Proß, en el sentido de que cada cristiano está llamado a asemejarse a Dios, el "totalmente santo" y pertenecerle por completo. Siempre donde Dios quiere actuar, habría dicho un predicador, construye Él un Sión. En su visita a Schoenstatt en el "Monte Sión" él tomó conciencia de que Dios construye hoy innumerables "Siones" en el mundo, de los cuales Él quiere conseguir algo con eficacia.

La dimensión mariana de la Iglesia

Dijo Proß que los Movimientos espirituales en la Iglesia son como un campo de fresas: cada planta está unida a las otras como una red, pero cada una arraigada en su suelo original. En el siglo pasado han nacido muchos Movimientos, ha sido como un empujón, parecido a lo que sucedió pocos años después de los cambios constantinianos: cuando la Iglesia se abrió y dio lugar a todos, nacieron los primeros monasterios, y Francisco de Asís en su tiempo, reunió a células unidas por la fe y la vivencia radical del evangelio. Siempre donde la Iglesia se hace vasta, y con eso más superficial y sin compromiso con la fe y la vida, Dios la renueva desde adentro mediante pequeñas células: Movimientos y corrientes de una nueva radicalidad y firmeza. De este modo llama Dios hoy a su Iglesia a la unidad.

Los Movimientos eclesiales serían otra forma de la iglesia – dijo el Papa Juan Pablo II el 31 de mayo de 1998 con palabras que dejaron electrizados a todos: son "igualmente esenciales" las dimensiones jerárquicas y carismáticas de la Iglesia, o, como dijo en aquella oportunidad, la dimensión petrina y mariana. El lugar de los Movimientos es esta dimensión carismática, mariana. Para él este es el camino de los Movimientos eclesiales: escuchar como María el llamado de Dios y, aun cuando no lo entendamos, aceptarlo, para permitir así que surja algo nuevo. El secreto para lograr la unidad está en la mutua subordinación. Como en el caso de María, corresponde a las personalidades de los fundadores (caso de Chiara Lubich y el Padre Kentenich) tener el destino de ser incomprendidos, acusados, desterrados.

Los Movimientos están llamados a hacer su labor a la manera de Jesús: sirviendo. La pregunta que surge es ¿estamos preparados para no ser apreciados de nuevo?

En la senda y en la cercanía de Dios

Un pueblo de reyes y de sacerdotes, esto son los cristianos según la carta de San Pedro, continuó diciendo Proß. ¿Cuál es el lugar de los Movimientos en la Iglesia si nos la imaginamos como un edificio?

Fuera de los muros de la Iglesia, ya que tenemos un mensaje y una responsabilidad para el mundo, continuó Proß: este es el aspecto real: los reyes sirven al mundo. Jesús vive esta dimensión real en la entrega a los hombres, y hace un llamado a los Movimientos a vivirla con él.

Un segundo lugar es en el ámbito del altar: es el lugar de la cercanía inmediata de Dios, el lugar de la mirada que adora y permanece en su plenitud.

Desde ahí, desde el ámbito interior, estamos llamados a acercarnos a la gente.

Hora de gracias para la unidad

Cada vez es más claro: este es el momento. Este es el momento de la gracia, el Kairos, el momento de Dios, el momento de la gracia. Este es el momento en el que su pueblo puede reunirse, el momento de gracias para el milagro de la unidad, en el que se una el Cuerpo de Cristo. Es la hora de la gracia del uno con el otro, la hora de la gracia para el ecumenismo de los corazones.

Existe la fuerte sensación de una enorme nostalgia por la unidad del pueblo de Dios; hemos vivido una nueva forma de pensar y una nueva actitud: no tenemos que separarnos de los dones de los demás sino que debemos alegrarnos de ellos.

La unidad ya existe, dijo Gerhard Proß totalmente convencido, es la gracia y vive en Cristo. También las deformaciones corresponden a cada Movimiento, eso no necesitamos ocultarlo ni condenarlo.

Las limitaciones y las heridas existen todavía. La conocida imagen del Cristo Dividido nos permite orar: ten misericordia de las limitaciones y los escándalos de la división. Aún está el dolor presente, al igual que el deseo de la hora de la gracia: el cuerpo dividido de Cristo se está uniendo. Tomemos el momento de la gracia.

Después de esta conferencia, Thomas Römer invitó a hacer oración por todo lo que se había dicho en ella.

Lo que Dios regala a su pueblo y al mundo a través de los Movimientos

Después de una pausa, Marco Impagliazzo, presidente de la comunidad San Egidio, (y sucesor de Andrea Riccardi) expuso el tema: "Lo que Dios quiere decir a su pueblo y al mundo a través de los Movimientos". Lo recibió una ola de simpatía cuando dijo las primeras palabras de su conferencia en alemán; después, el Prof. Leineweber tradujo del italiano.

Dijo que el recién pasado siglo XX había comenzado lleno de esperanzas como un siglo de Europa, de los adelantos, de la democracia. Pero se había producido un desmoronamiento trágico debido a utopías nacionalistas y totalitarias de las que surgieron dictaduras que manipularon y movilizaron a pueblos enteros. El siglo XX es el siglo de dos guerras mundiales, de la Shoah y de innumerables regímenes totalitarios.

Después de la segunda guerra mundial, grandes estadistas cristianos condujeron el proceso de la unidad de Europa. Luego, con la caída del muro en 1989, terminaron los cuarenta años de división de Europa. Comenzaron a surgir muchas esperanzas pero también se perdieron muchas otras.

La vida cristiana ha comenzado a florecer de nuevo justamente en situaciones difíciles. En un mundo que pareciera haber dejado de lado a Dios, brotó la fe nuevamente en los Movimientos y nuevas comunidades. Es el siglo de los Movimientos.

"Los Movimientos son hijos de una gran época carismática".

Los Movimientos tienen algo en común: en ellos, la Iglesia penetra con simpatía en las sendas de un mundo que ha dejado de lado a Dios.

Cristianos comunes y corrientes participan en la vida cotidiana, son "como los demás", pero están arraigados en un carisma apostólico: viven la radicalidad del evangelio como personas que exteriormente no se diferencian de las demás. Por ellos vuelve nuevamente Dios al mundo de los hombres. En un lenguaje contemporáneo: traen de nuevo la amistad de Dios a lo cotidiano.

Amor al prójimo y solidaridad

Crece la pobreza tanto en los países pobres como en los ricos. Hay que amar al prójimo, amar a los pobres, en forma concreta como fuente de amor en su ambiente.

¿Somos Movimientos espirituales o de compromiso? Esta debe ser realmente la disyuntiva: todo es amor y el amor no tiene fronteras. Existe una cercanía entre espiritualidad y solidaridad: jamás deberían separarse. "La solidaridad y la escucha de la palabra de Dios no deben separarse".

Juan XXIII ha presentado a la Iglesia como Iglesia de los pobres. Esa es su visión de la Iglesia también ahora.

A nuestra solidaridad, al amor a los pobres cercanos, corresponde también el amor a los pobres de todo el mundo: ¿puede nuestro amor al prójimo callar ante la vista de la miseria de la que nos separan miles de kilómetros, pero que, a través de los modernos medios de comunicación experimentamos muy cercana?

Existe un amor al prójimo en tiempos de paz que no debiéramos dejar en manos de los especialistas. Los cristianos no deben protestar sólo por las guerras, sino que deben hacer trabajos concretos por la paz.

Amor al prójimo por la paz, por los pobres, y también debe existir el apostolado del amor al prójimo en los Movimientos.

Ese es su sueño de Europa: que este continente no viva para sí mismo, sino que tome en serio el hemisferio sur y lo incluya en su amor al prójimo. Para eso vale ante todo que se piense en el vecino del sur más cercano que tiene Europa, Africa.

Dar alma a Europa significa vivir la fraternidad con los pobres y con el mundo.

Con una danza del Magnificat se convirtió este deseo de nuevo en una oración y juntos cantaron y alabaron a Dios, que quiere hacer florecer de nuevo a su Iglesia con los Movimientos.

Traducción: Marcela Mas, Viña del Mar, Chile



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Last Update: 25.05.2004 Mail: Editor /Webmaster
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