SCHOENSTATT, mkf. Es una celebración "multicultural", expresó el Padre Pedro Kühlcke al comienzo de su prédica, una celebración multilingüe; el saludo a quienes se habían hecho presente en la Iglesia de la Adoración dirigido en alemán, inglés, español, tamil y malayalam, y la prédica en alemán, inglés y español, despiertan en los rostros de los participantes un reflejo de tremenda alegría y sorpresa - y una experiencia de Pentecostés cuya novena comienza precisamente ese día, Fiesta de la Ascensión del Señor, en Alemania, y aniversario del retorno del Padre Kentenich a su Schoenstatt, a su familia, tras los largos años en el campo de concentración. Ese mismo día, Mons. Alfred Kleinemeilert, Obispo Auxiliar de Treveris, ordenó de diácono a cuatro seminaristas del Instituto Secular de los Padres de Schoenstatt, tres de la India y uno de Ecuador.

Tocados por ÉL – es el lema que eligieron Thomas Anbutharai (India), John Peter (India), Rafael Amaza Martínez (Ecuador), y Xavier Manickathan (India) para su ordenación, paso importante hacia el tan anhelado sacerdocio. Padres, familiares y amigos de los futuros diáconos, Padres de Schoenstatt de todas partes del mundo, schoenstattianos de diversos países y algunos peregrinos y excursionistas desprevenidos (la fiesta de la Ascensión del Señor es un día predilecto para las caminatas en Alemania) se unieron en una celebración profundamente sellada por el clima de universalidad y de familia. "Recibí la noticia de la ordenación diaconal el 18, a través de un mail de la Oficina de Prensa", comentó Gilka Aranibar, una joven boliviana que actualmente estudia en Hannover, Alemania. "Al leer que uno de ellos era de Ecuador, supe que era el seminarista que durante un tiempo trabajó en La Paz. Por supuesto que viajaría a Schoenstatt para participar!".

Todos se han reunido y vienen hacia ti ...

Veinte años atrás, un sábado de Pentecostés, Monseñor Kleinemeilert ordenó diácono al Padre Heinrich Walter en la Iglesia de la Adoración; hoy, como Superior General de los Padres de Schoenstatt, el P. Heinrich Walter saludó a Mons. Kleinermeilert agradeciéndole su servicio a los Padres de Schoenstatt. "A través de las ordenaciones, la Iglesia se mantiene viva", respondió el Obispo, manifestando así su alegría ante este evento.

La parte musical de la Misa refleja la internacionalidad y familiaridad. Canta un coro de las Hermanas de María, acompañado de flautas dulces; cantan seminaristas de los Padres de Schoenstatt de la India y de Latinoamérica; cantan Hermanas de una comunidad india junto con algunos compatriotas; cantan novicios de los Padres de Schoenstatt de Alemania, Francia y República Checa. Se entonan canciones en tamil, malayalam, alemán, español e inglés.

Se enciende la lámpara de la India, hay Arathi - una forma de adoración con flores, luz e incienso -, un baile litúrgico cargado de gestos, y la Mater recibe un pumala, un collar de flores.

Schoenstatt, lugar de encuentro entre las culturas. Vienen a la mente espontáneamente las palabras de las Escrituras: Las naciones caminarán a tu luz, y los reyes, al resplandor de tu aurora. Alza los ojos en torno y mira: Todos se han reunido y vienen hacia ti... las riquezas de las naciones llegarán hasta ti..." (Isaías 60, 3-5).

"Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes"

En su homilía, el Padre Pedro Kühlcke, argentino actualmente a cargo de los seminaristas que estudian en la Universidad Teológica en Vallendar, partió de una cita bíblica referida a la Fiesta de la Ascensión del Señor: "Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra". (Hechos 1, 8)

Sin la acción del Espíritu Santo, es imposible comprender una decisión como la que tomaron los futuros diáconos; cuya vocación significa no quedarse en Alemania, Ecuador o la India, sino partir a evangelizar a todos los pueblos - en esa amplitud de pensamiento y obra. Llevar la Buena Nueva a todos los pueblos es la maravillosa vocación que tenemos todos los bautizados, pero particularmente es el compromiso y la misión de los diáconos y futuros sacerdotes que hoy serán ordenados.

A continuación, relató la historia del crucifijo en la Iglesia de San Ludger en Münster, en el norte de Alemania. En esta Iglesia destruida por las bombas de la II Guerra Mundial, se encontró un crucifijo al que le faltaban los brazos, crucifijo que fue colocado posteriormente en la Iglesia reconstruida, junto con un letrero que dice: "Ustedes son mis brazos... NO tengo otras manos que las suyas". Se podría continuar, a partir de allí: No tengo otros pies que los tuyos, no tengo otros labios. Ustedes son el último mensaje de Dios, escrito con hechos y palabras.

El misterio de la vocación, concluyó diciendo el Padre Pedro, se muestra en la alegría, y esa alegría es la que le deseamos a los diáconos y todos los llamados por Dios.

Al comenzar la prédica, Sofía Barbosa – que desde hace unas semanas está en Schoenstatt como voluntaria -, les tradujo un poco a sus padres, llegados el día anterior, lo que el Padre Pedro decía en alemán. Qué sorpresa y alegría cuando él cambió al castellano, resumiendo lo dicho anteriormente... Un pequeño Pentecostés, donde indios y alemanes, argentinos y nigerianos, ecuatorianos y chilenos le oyen "proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios" (Hechos 2, 11). La "multiplicidad de lenguas" de la prédica, junto con las canciones, le imprimen a la celebración un fuerte carácter universal y familiar.

La ordenación de los cuatro diáconos se desarrolla según el rito; puede percibirse la alegría de los nuevos ordenados al igual que la de los Padres, novicios y seminaristas.

Cerrando la Eucaristía, el Padre Franz Brügger, Superior Provincial de la Región de Sión, hizo mención a la prédica, destacando que en esa celebración hemos re-vivido lo que nos relatan los Hechos de los Apóstoles: una renovada promesa de la venida del Espíritu Santo, y la misión recibida por todas las personas.

Intercambio de corazones

Lo que le sigue a la Misa es un momento estelar de familia, de unidad en la diversidad. Bajo un sol radiante y viento fresco, con tortas y café, y la belleza natural de la primavera como ambientación, se da un encuentro entre nacionalidades, ramas, lenguas, generaciones. "Éramos chilenos, alemanes, indios, argentinos, nigerianos, personas que nunca antes nos habíamos visto, y sin embargo, nos saludamos como viejos amigos, comunicándonos con palabras, gestos, miradas y sonrisas, sintiéndonos en casa y en familia", comenta Matilde Barbosa, de Córdoba.

Un matrimonio, con gran orgullo, muestra al Padre Heinrich Walter las fotos que se sacaron con él en la Jornada Europea de Familias. Un seminarista de la India presenta, con calidez y alegría, a todas las personas que conoce, y a muchos otros también; el primer seminarista de Nigeria en llegar a Schoenstatt, Peter Chukwuma, habla del futuro Santuario en Nigeria y cuenta que quiere estudiar alemán para entender mejor al Padre Kentenich.

Con enorme sorpresa y alegría, algunos saludan al Padre Joaquín Alliende Luco, chileno, asistente eclesiástico internacional de la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada. Está presente también el Padre Sidney Fones, Secretario General Adjunto del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), en Bogotá, Colombia.

Hay Hermanas de María de la India, actualmente de terciado en Schoenstatt, saludando y felicitando a los diáconos de su tierra natal.

Se habla - en varios idiomas - sobre las experiencias de "Juntos por Europa", en Stuttgart, y la repercusión de este evento en Schoenstatt, y también sobre la construcción en Belmonte, Roma, donde va creciendo el futuro Santuario Matri Ecclesiae, ya visible ahora.

Se ven señoras de la India con sus saris (traje típico), se oyen muchos idiomas, risas, saludos... y "súbitamente", las campanas de la Iglesia de la Adoración, anunciando la "Hora de mayo": ya son las 18.00 hs., tiempo de dejar café, torta y conversaciones para dirigirse al Monte Sión, donde la fiesta continúa con una cena, y más encuentros, charlas, y experiencias de ser "familia del Padre", unida en una noble y gran misión - misión encomendada a todos los schoenstattianos, la misión de llevar Schoenstatt y las gracias del Santuario hasta los confines del mundo.

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