ROMA, P. Alberto E. Eronti (para schoenstatt.de). Los cimientos están listos, ya comenzaron a levantar las paredes, crece, visiblemente, un Santuario - el Santuario de toda la familia de Schoenstatt, el Santuario regalado al Padre, el Santuario del amor a la Iglesia - el Santuario Matri Ecclesiae. Innumerables peregrinaciones se realizaron al terreno de Belmonte durante los largos años de espera; mientras en muchos países del mundo la familia de Schoenstatt se prepara a peregrinar a Belmonte para la bendición del Santuario el 8 de septiembre, el P. Alberto Eronti peregrinó a Belmonte para schoenstatt.de, para que todos puedan visitar espiritualmente el terreno donde crece nuestro Santuario.

El viernes 21 peregriné a la tierra de Belmonte. Por diferentes motivos no había podido hacerlo en las últimas dos semanas e iba intentando imaginar los cambios que encontraría en el terreno. Caminando por la calle Santa Gema hacia la plaza del Castillo de Portareccia, la primera sorpresa es la gran rampa de entrada para los camiones, teniendo inmediatamente, a la izquierda, las dos casillas de la empresa constructora. Un vallado de alambre tejido protege la zona de obras que, desde la calle, permanecen ocultas a la vista. Llegando a la plaza se encuentra el portón para los peatones. Entrando, lo primero que llama la atención es el pasto cortado, una pala mecánica y un camión junto al camino interno que se está construyendo. Desde esa zona del terreno no se ven todavía las obras del Santuario, por lo que uno siente la prisa de avanzar y ver. Llegando a la segunda valla de protección está la entrada a la zona de obras.

Los carpinteros ya se preparan ...

Lo que se ve es una gran cantidad de tierra removida en lo que será la explanada frente al lugar de gracias. De las obras del Santuario ya está terminada toda la parte de cimientos, como también la protección hidrófuga de los cimientos y paredes laterales que van bajo tierra, dado que el Santuario se elevará un metro sobre el nivel. Todo el armado de cemento del piso está listo, también están colocados todos los conductores de aire acondicionado y los conductos eléctricos que van en el mismo. La semana próxima ya comienzan a levantar las paredes que alcanzarán la altura prevista en quince días. Los carpinteros ya se preparan para iniciar el armado del techo en torno al 10 de junio.

Avanzando cada día

Hacia atrás del Santuario se ve un gran hueco y, dentro, sobre el piso ya terminado, se levanta el encofrado de hierro y madera de las paredes del sótano de la sacristía. También ahí se ven los conductores del aire y electricidad ya colocados y amurados. Llama positivamente la atención la gran dimensión de la sacristía, lo que le dará comodidad de uso. El nivel del piso de la sacristía quedará como un metro y medio por debajo del nivel del Santuario, por lo que - contando además con los arbustos que se colocarán - casi desaparecerá de la vista.

Como es lógico, el terreno ha sufrido un cambio notable debido a las obras y al gran movimiento de tierra ya realizado. Al ingeniero Leonardo Bonamoneta se lo ve contento y avanzando cada día en todo lo que deberá estar a punto para el 8 de septiembre. El Padre Ludovico, desde la secretaría de Vía Icilio 20 y en sus visitas a Belmonte, va logrando coordinar todas las acciones de los días 7, 8 y 9 de septiembre.

La espera de años se ha transformado en una creciente actividad

A fuerza de ir una y otra vez hasta Belmonte, experimento una creciente familiaridad con el lugar y el entorno. Visitar cada vez la iglesia parroquial, la recepción cordial de los sacerdotes de la misma, el trato con algunos de los vecinos, el capuchino en la cafetería del bar Santa Gema; recorrer el terreno descubriendo cada vez nuevos detalles, rezar en el lugar donde estuvo el Padre de la Familia, van desarrollando el sentimiento de arraigo y pertenencia al lugar. Como es lógico, hago ejercicios de imaginación para "ver" lo que será esta tierra en el futuro, como también recordar palabras del Padre Fundador dichas en el contexto de este Centro Internacional. En fin, Belmonte ya ha cambiado, la espera de años se ha transformado en una creciente actividad y de muchos países anuncian la llegada de peregrinos para la gran fiesta. Lo importante, mientras tanto, es no dejar de poner el agua del Capital de Gracias en las tinajas. ¡Hay que llenarlas hasta el borde! De lo que se trata es que, por nuestro amor efectivo, María se establezca y obre milagros de gracia en la "ciudad de los Papas". En Belmonte el amor a María se experimenta nítidamente como amor a la Iglesia.