Mons. Franz Kamphaus, Limburgo Bishop Franz Kamphaus,Limburg Bischof Franz Kamphaus, Limburg
Panel: Mons. Kamphaus, P. Schuchard SAC Panel discussion: Bishop Kamphaus, Fr. Schuchard SAC Diskussion: Bischof Kamphaus, P. Schuchard SAC
Hannelore Spannagel habló de la entrega de 25.000 firmas Hannelore Spannagel spoke about the 25,000 signatures collected Hannelore Spannagel sprach von der Überreichung der 25.000 Unterschriften im Europa-Parlament
Hannelore Spannagel con Mons. Kamphaus: palabras de agradecimiento para su charla y su firma Hannelore Spannagel with Bishop Kamphaus, thanking for his talk and his signature Hannelore Spannagel dankt dem Limburger Bischof für seine Worte und seine Unterschrift
El P. Schuchard SAC firmando Fr. Schuchard SAC signing P. Schuchard unterschrieb ebenso wie eine große Zahl der Teilnehmer Fotos: POS Fischer © 2004

SCHOENSTATT, mkf. Mons. Franz Kamphaus (Obispo de Limburgo) reclamó una nueva cultura en el trato de los moribundos. Frente a la tendencia creciente a la eutanasia se encuentra el acompañamiento al moribundo y la asistencia práctica en la vida, enfatizó el obispo el 27 de abril en la Escuela Superior de Teología de los Pallottinos en Vallendar-Schoenstatt, en su discurso contra toda forma de eutanasia. El mismo día se discutió en el Parlamento Europeo en Estrasburgo la legalización de la eutanasia. Hannelore Spannagel, portavoz de la iniciativa de "la dignidad humana en todas las fases de la vida: no a la eutanasia ", llegó esa noche a Schoenstatt (portando más de 25.000 firmas) invitada por el Padre Schuchard SAC para presentar esa acción.

Cuando se llenó la sala con casi 300 oyentes, el Parlamento Europeo había rechazado el informe del diputado suizo Dick Marty exigiendo la legalización de la eutanasia, después del vehemente debate con 68 votos en contra y 33 votos a favor.

El obispo de Limburgo, Mons. Franz Kamphaus, habló en "la semana por la vida" de "la libre determinación y de la no disponibilidad de la dignidad humana. Un alegato contra la eutanasia"

El motivo concreto de la conferencia de Mons. Franz Kamphaus era la "Semana por la Vida" (24 de abril al 1º de mayo) organizada conjuntamente por las Iglesias católica y evangélica.

Este año el lema es: "la dignidad del ser humano en el final de su vida".

25.000 personas firmaron contra de la legalización de la eutanasia

Al comenzar el encuentro, Hannelore Spannagel informó de la entrega de firmas en el Parlamento Europeo, el miércoles pasado y demostró como las mujeres del Movimiento de Schoenstatt, en un trabajo en común con parroquias, el Movimiento de los Focolares, la sociedad "Regnum Christi", y muchos formadores individuales de opinión sobre el tema de la dignidad humana en el final de la vida, la no disponibilidad de la vida y el acompañamiento en la muerte, había logrado reunir 25.000 firmas contra la legalización de la eutanasia. La invitación a firmar las listas había encontrado gran aceptación.

Entre la libre determinación y la no disponibilidad.

Mons. Kamphaus habló del cambio de la manera de pensar en los últimos doscientos años "en el curso del descubrimiento actual aparece el hombre proyectista que desecha la idea de un plan de salvación divina predeterminado. Lo que antes se interpretó como providencia o destino muestra ahora ser mensurable y controlable. El ser humano se experimenta más y más como un sujeto autónomo, toma sus decisiones, actúa, modela el mundo como objeto a su gusto, primero la sociedad y el Estado (la revolución francesa, movimiento democrático en vez de monarquía bendecida por Dios), después el cambio en el mundo (la Revolución Industrial del siglo 19 y 20), y finalmente hace de sí mismo (su cuerpo, su psique, su vida encarnada) el objeto de su búsqueda y de su experimentación. El poder de disponer de la vida humana, lo que antiguamente era inimaginable, ha aumentado (comparar con las investigaciones del genoma y la ingeniería genética). Ya no basta realizarse, hay que inventarse de nuevo y lograrse de nuevo". Según el obispo el hombre produce lo que lo rodea y finalmente también se iguala, pierde el concepto del Creador y de la creación. El concepto de la inviolabilidad de la dignidad humana, que los Padres de la Constitución habrían tomado en el párrafo primero, está basado en las experiencias del tiempo de los nazis, y por eso hay una apelación a Dios en la constitución para así crear una autoridad que sancione y legitime afuera del sistema, que siempre corre el peligro de auto-justificarse dentro de las reglas que produce.

En cuatro pasos mostró las dimensiones de la discusión de la eutanasia.

Experiencias de la nueva legislación de la eutanasia.

Según Mons. Kamphaus en experiencias en los Países Bajos, Bélgica y Suiza se demuestra que la legislación estatal ejerce una fuerte influencia en el individuo y en las actitudes sociales. Además la autorización limitada dada por los médicos inicialmente a un grupo de enfermos terminales, tuvo el efecto de ser "un abridor de puertas". La meta del legislador y del tribunal de aumentar la seguridad legal y la trasparencia en controles de prácticas clandestinas anteriores, es equivocada. Además aumenta el número de personas que piden la muerte, que consideran pedirla o que son muertas. El tribunal autoriza en Bélgica la eutanasia en casos específicos, sin verificar el consentimiento, o sólo con la suposición del consentimiento del paciente. Es posible cuando se tiene una dolencia psíquica, y en pacientes que no tienen una enfermedad terminal. Se presenta en los grupos más débiles: los infantes y los seniles. A menudo lo que gatilla el deseo de la muerte es el miedo a morir, miedo a los gastos, miedo a ser una carga. Como señal de economía en la salud pública aquellos doctores y pacientes que se niegan a la eutanasia tienen que legalizarlo. El derecho a morir se convierte en una obligación de morir. Los enfermos graves no son apoyados por una solidaridad obvia de sus compañeros.

Motivos de entendimiento: los seres humanos tienen que firmar su deseo.

¿Se contradice la decisión de vivir y de morir con la libertad y la autonomía del ser humano? Muchos dicen que sí. Mons. Kamphaus: "pues demanda la libertad del respeto del sujeto, no sigue sin embargo a Emanuel Kant que dice que cada restricción de esta libertad se contradice con la dignidad humana. Autonomía no es arbitrariedad, ni es no tener límites, sino legislación propia. Una ley no es para una persona, sino para todos. Por eso hay que reconocer a la autonomía de la disponibilidad: límites de la libertad en libertad. La decisión de matarse tiene una contradicción: la dignidad humana es que el ser humano es un ser moral, que se entiende como objeto y se asume. Un ser que sin embargo aprueba y quiere su propio querer tiene que aprobar su existencia y querer. El homicidio niega su propia existencia al sujeto moral y choca contra el propio ser".

Lo que enseña la fe

Para el hombre que cree, según Mons. Kamphaus, la vida es un regalo de Dios. No somos un producto de la naturaleza, ni nos hacemos solos. Hemos sido concedidos. La vida se nos da y se nos escapa. Somos dados a luz, somos queridos, la vida nos es quitada. Nuestra existencia no está hecha por nuestras propias acciones sino por aceptar lo predeterminado.

Los cristianos podrían mostrar de nuevo "el arte de morir" en la discusión de hoy. La eutanasia es vista no como una ayuda a la muerte sino que lleva "sólo" a la muerte.

Discurso sobre la muerte en compañía

La medicina moderna ha prolongado la vida y la muerte. Las parroquias, los movimientos, las asociaciones, vecinos y visitadores ven y debieran ver más como una tarea la de acompañar a los moribundos. Morir con dignidad y cuidado están subordinados.

Aquí él alabó la tarea de los hospicios y todo el esfuerzo que se hace por los moribundos.

Un tema que se tocó en la discusión es la carencia de una reglamentación legal para los moribundos en Austria. Todo quedó en silencio cuando él mostró un modelo, el modelo de la Madre Teresa. Éste ofrece una orientación a los cristianos en contacto con moribundos y la muerte. Ella recogió a los moribundos en las calles mugrientas de Calcuta. Ella veía que en ellos sólo había permanecido el derecho de morir humanamente. Ninguna perspectiva de mejoría, ni alivio la motivaban, sino sólo el propósito que los hombres no terminen su vida como perros. ¿Nos podemos imaginar por un momento, a esta mujer poniéndoles una inyección o dándoles pastillas letales por compasión a sus protegidos de la muerte?

Terminó con un llamado: "seamos humanos en vez de dejarnos llevar por la tentación de ser como Dios y de comportarnos como Dios".

Lo que usted hace "no es nada"

A continuación Mons. Kamphaus animó nuevamente a acompañar a los moribundos, ya sea en el hogar o en el hospicio. Los cristianos no deben dejar vacío el campo donde se trata de la cultura de muerte: donde no se está presente entran otros en el plan. "Lo que usted hace no es nada" dijo y animó a dar pequeños pasos. Al finalizar el encuentro Mons. Kamphaus dejó tiempo para que la señora Spannagel le presentara la iniciativa del Movimiento de Schoenstatt. Agradeció la misión y firmó la petición.

Desde la primavera de 2001, explica Mons. Kamphaus, viendo los temas de la bioética y tecnología genética en relación con los debates políticos, él se dirigió a los diputados del Congreso (Bundestag) de su diócesis y alertó que la dignidad humana está en peligro debido al creciente pensamiento selectivo.

En una entrevista a la agencia informativa católica (KNA) el obispo dijo a principios de junio de 2002: "a mí me gustaría trabajar (según sean las fuerzas) para que el antiguo perfil de la Cristiandad aparezca más fuerte. Solo así podremos hacer justicia en nuestro trabajo en el mundo. No tenemos que repetir lo que otros hacen y dicen. Eso sería aburrido. Lo más interesante en nosotros es y será Jesús".

Decisión en Estrasburgo

En Estrasburgo hablaban del mismo tema. Los representantes de las posiciones irreconciliables de los 45 países miembros del Parlamento Europeo hicieron un nuevo informe sobre la eutanasia. Con 68 votos en contra y 33 a favor, la asamblea resolvió, el martes a la noche, después de dos horas de debate, rechazar el polémico informe sobre la eutanasia del suizo Dick Marty. El comité tiene que presentar un nuevo informe dentro de un año. La mayoría de los parlamentarios europeos teme el mal uso de la eutanasia. Hay también presentimientos morales considerables: muchos ven la eutanasia como irreconciliable con el privilegio de la vida, con la prohibición de la muerte deliberada, con la doctrina religiosa y la ética médico profesional. En su informe Marty demandó que en los 45 países miembros del Parlamento Europeo se practicara la eutanasia, libre de sanción, bajo algunas condiciones definidas. Él piensa que nadie tiene el derecho de forzar a vivir a personas que sufren en la fase terminal. Más de 30 parlamentarios hicieron uso de la palabra y plantearon diferentes argumentos éticos, legales, religiosos y sociales. El informe Marty había sido quitado de la agenda del consejo en septiembre de 2003 y en enero de 2004.

La lucha continúa

Para Hannelore Spannagel y para el comité de esta iniciativa está claro que el tema de la eutanasia continúa siendo actual, aunque supieron el resultado de la votación de Estrasburgo recién a la mañana siguiente. Está claro que tienen que continuar, y que Schoenstatt se compromete a seguir con este tema.

"Cuando oí la noticia de la decisión de Estrasburgo, salté del sillón como cuando nuestro equipo de fútbol hace un gol en el campeonato mundial", escribe una profesora de la Argentina. "Tan grande es mi alegría. Una victoria de la Madre de Dios y de nuestro Fundador, pero también de las madres que trabajaron tan esforzadamente en estos meses y por todos los que rezaron por esto. ¡Felicitaciones a todos! La misión valía la pena".

Otro decía "cuando vi la foto de las listas de las firmas en el Santuario Original y cuando supe el mismo día a la noche el resultado de la votación, pensé: es una intervención de nuestro Padre y Fundador y para mí tiene tanto valor como un milagro. Me ha impresionado mucho que él tenía ahí exactamente 25.000 firmas el día en que se tomó la decisión".

Traducción: Gabriela Kyling, Valdivia, Chile