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 published: 2004-03-09

Una Iglesia mariana que privilegia la vida, los vínculos, la persona.

El P. Hugo Alvarez, Asesor de la Familia de Schoenstatt en San Isidro, y Rector del grupo argentino del Instituto de los Sacerdotes diocesanos de Schoenstatt, comienza su tarea en su nueva parroquia con un "Credo" personal

Misa del nombramiento en "María de Caná"

Introduction of the new parish priest

Einführung des  neuen Pfarrers

 
 

P. Hugo Álvarez, asesor de la familia de San Isidro

Fr. Hugo Álvarez, spiritual assistant of the Schoenstatt Family in San Isidro

Pfr. Hugo Álvarez, Diözesan-Seelsorger der Schönstattfamilie in San Isidro

Foto: Onni © 2004

 

 

 

ARGENTINA, Mariana Onni. "Creo en una Iglesia mariana, con rostro de mujer. En María descubro el modelo de aquello que busco, como Iglesia, de manera permanente: ser colaborador y mediador, de manera original, con Jesús, el hombre perfecto. Una Iglesia mariana que privilegia la vida, los vínculos, la persona. Una Iglesia vital, comunitaria y alma del mundo", así concluyó el Padre Hugo Alvarez su "Credo" al asumir el cargo de párroco en la Parroquia "María de Caná", en la localidad de Martínez, de la diócesis de San Isidro.

El P. Hugo Alvarez es sacerdote en la diócesis de San Isidro (Buenos Aires) desde hace 20 años. Desempeñó su ministerio en varias parroquias de la diócesis y estos últimos años trabajó al servicio del Colegio Marín, que pertenece al Obispado de San Isidro. Es miembro del Instituto de los Sacerdotes diocesanos desde hace quince años. Hizo su contrato definitivo en Bellavista (Chile) en 1999. Actualmente es Rector del grupo argentino y Delegado por la Argentina para el Congreso y Capítulo General del Instituto, cuya segunda sesión se realizará en Schoenstatt, Alemania, en agosto/septiembre próximos. El P. Hugo está al servicio de la Familia de San Isidro desde hace quince años y fue nombrado Asesor en el año 2001. 

El 28 de febrero, acompañado por el Obispo diocesano, Monseñor Jorge Casaretto, asumió el cargo de párroco en la Parroquia "María de Caná", en Martínez (diócesis de San Isidro). Allí realizará sus tareas pastorales y también seguirá con su tarea de asesor de la Familia diocesana de Schoenstatt. Estuvieron presentes también los Vicarios Generales: Monseñor Jorge Luis Lagazio y Monseñor Miguel Ángel D'Annibale, algunos sacerdotes diocesanos, el Intendente de la Municipalidad de San Isidro, Señor Gustavo Posse, y miembros de las distintas comunidades parroquiales donde el Padre Hugo ha ejercido su ministerio sacerdotal.

Una celebración marcada por la alegría y la espiritualidad

"Había una serena alegría, que realmente salía del corazón para acompañarlo en estos momentos tan importantes", cuenta una de las participantes de la Familia de Schoenstatt. "La comunidad se la notaba muy feliz, al Padre Hugo basta conocerlo e inmediatamente transmite sencillez, tranquilidad, confianza".

La  ceremonia fue muy emotiva, con hermosos cantos y destacadas palabras del Obispo sobre la personalidad apostólica del Padre Hugo Álvarez: un hombre profundamente espiritual, un apasionado del sacramento de la Reconciliación y con un fuerte acento mariano

Antes de la bendición final el Padre Hugo dirigió unas sensibles palabras a los presentes y entre otras cosa dijo sentirse un hombre de fe y de Iglesia lo cual le permitía compartir con todos algunos pensamientos que fueron surgiendo algunos días antes de éste momento tan importante:

- el primero: que llegaba a ésta nueva comunidad con su persona y sin ningún plan o proyecto de pastoral. Dijo no creer en los planes que surgen de un escritorio; prefiere aquellos que surgen de la vida de las personas que forman una comunidad de fe, esperanza y caridad. Por eso el primer año lo va a destinar a ser conocer y caminar, para recién después elaborar juntos planes para el futuro.

Sus 21 años de vida sacerdotal le regalaban una vivencia "esponsal" con la Iglesia.

"¿En qué creo como hombre de Iglesia?"

Con esta pregunta formuló su "Credo" sacerdotal:

"¿En qué creo como hombre de Iglesia?

  • Creo en un Dios Creador, que deja su impronta en cada una de sus criaturas.
  • Creo en Dios Uno y Trino, Comunidad de Amor.
  • Creo en un Dios Padre, por eso creo en una Iglesia que ve en su autoridad un servicio desinteresado a la vida de cada uno de sus hijos e hijas.
  • Creo en un Dios Hijo, por eso creo en una Iglesia que como una Nueva Eva nace del costado de Jesús para dar a luz hombres y mujeres sacerdotes, profetas y pastores.
  • Creo en un Dios Espíritu Santo, por eso creo en una Iglesia que reconoce la presencia y la acción del Espíritu en los carismas, en los movimientos, que tanto enriquecen al Pueblo de Dios en todos lados. Una Iglesia que está al servicio del Espíritu y no que se cree la dueña del Espíritu.
  • Creo en una Iglesia mariana, con rostro de mujer. En María descubro el modelo de aquello que busco, como Iglesia, de manera permanente: ser colaborador y mediador, de manera original, con Jesús, el hombre perfecto. Una Iglesia mariana que privilegia la vida, los vínculos, la persona. Una Iglesia vital, comunitaria y alma del mundo".

Por último manifestó que momentos antes de llegar a la nueva parroquia había pasado por el Santuario de Schoenstatt en San Isidro, y que con la Mater había podido descubrir que el sentimiento más profundo que lo acompañaba en éste momento era el de la "expectativa"; así como en la Anunciación se le abrió a María un mundo nuevo pero desconocido, así le sucedía a él. Por eso vive este tiempo como un Adviento, en espera del nacimiento de un Niño que hay que recibir, cuidar, ayudar a crecer; ése Niño es la parroquia con todas y cada una de las personas que la forman. 



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Last Update: 09.03.2004 Mail: Editor /Webmaster
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