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 published: 2004-03-12

Diez años he podido vivir en Paraguay...

La Familia de Schoenstatt en Ciudad del Este despide al P. José María García

"En Ciudad del Este, María construyó una morada con sus hijos..."

"In Ciudad del Este, Mary built a home with her children"

"In Ciudad del Este hat Maria mit ihren Kindern ein Haus gebaut"

 
 

Visita de un curso de novicios a Ciudad del Este

Visit of a course of novices to Ciudad del Este

Besuch eines Noviziatskurses in Ciudad del Este

 
 

P. José María García, ahora ya en Madrid, España

Fr. José María García, now in Madrid, Spain

P. José María García, jetzt in Madrid, Spanien

 
 

P. José María García, maestro de novicios en Tuparenda

Fr. José María García, novice master in Tuparenda

P. José María García, Novizenmeister  in Tuparenda

 
 

Bendición del Santuario en Ciudad del Este

Blessing of the Shrine in Ciudad del Este

Einweihung des Heiligtums in Ciudad del Este

 
 

El P. José María en la celebración de la bendición

Fr. José María, a bit hidden behind the mass servers, during the blessing

P. José María, etwas versteckt durch die Messdiener, bei der Einweihung

Fotos: Cabral © 2004

 

 

 

PARAGUAY, Javier Cabral. El 5 de marzo a las 11.30 de la mañana el Padre José María, celebró la Sta. Misa en el Santuario Joven de Asunción para despedirse de Paraguay. El mismo día se embarcó para Madrid, después de diez años de vivir y trabajar en Paraguay. No sólo en Asunción y Tupãrenda, sino también en el Alto Paraná la Familia de Schoenstatt lo despidió con mucho agradecimiento. Las palabras de agradecimiento y de despedida siempre son un testimonio.

Queremos compartir con los lectores de la página schoenstatt.de, un escrito de despedida del Padre José María publicado en el libro "Santuario de Ciudad del Este, historia y misión", con motivo del tercer aniversario de la bendición el Santuario de Ciudad del Este.

Muchas gracias Padre José María, le dice la Familia de Ciudad del Este, por todo lo que nos han dado Usted y sus "chiquillos", un testimonio vivido de lo que es la vida consagrada. Gracias a esa imagen, nuestros jóvenes ven hoy el sacerdocio como una opción de vida.

…Y en Ciudad del Este, María construyó una morada con sus hijos.

Diez años he podido vivir en el Paraguay, en Tupãrenda, para ser exactos. Diez años dedicado a una tarea de formación, la de ser maestro de novicios. Una tarea centrada en acompañar el inicio del camino vocacional de jóvenes que han sentido el llamado al sacerdocio en la comunidad de Sión, comunidad de los Padres de Schoenstatt, y lo han seguido. Una tarea que estando centrada en los procesos personales y comunitarios en cada grupo de novicios siempre ha estado abierta al Dios de la vida y de la historia. En los acontecimientos el Señor nos va hablando y orientando en nuestro caminar hacia la Casa del Padre.

Una de las experiencias más claras y de los signos más fuertes de la presencia del Señor en la vida de sus hijos ha sido y es para nuestra comunidad del noviciado a lo largo de todos estos años, la realidad de la Familia y del Santuario del Terruño en Ciudad del Este.

La imagen que los extranjeros en general tienen de Ciudad del Este está marcada por su ser ciudad de frontera, por el comercio ilegal, la violencia y la inseguridad. En 1995 y con esta imagen llegamos también nosotros, el primer curso de novicios que se formó en Tupãrenda a Ciudad del Este. Íbamos de paso; simplemente hacer pausa para ir a visitar las cataratas del Yguazú y la represa de Itaipú.

Nuestra primera sorpresa fue encontrarnos con una realidad que no esperábamos. Había una Familia de Schoenstatt que nos acogía en sus casas con una cordialidad y generosidad sorprendente, a pesar de haber experimentado ya desde el inicio del noviciado en Tupãrenda, la calidad de acogida y afectuosidad del pueblo paraguayo.

Y Ciudad del Este dejó de ser para nosotros sólo sinónimo de ciudad fronteriza.

En aquella Familia que nos acogió y con la que fuimos estrechando vínculos con las reiteradas visitas, descubrimos además, un grupo humano que en Alianza con María creía que se podría hacer de su ciudad una ciudad más humana. La Nación de Dios, meta e ideal de la Familia de Schoenstatt en el Paraguay, también debía hacerse realidad en Ciudad del Este. Para ello se comenzaba a soñar con lo que en aquellos momentos no podía ser otra cosa que una utopía y que algunos, con osadía y con cierta timidez lograban formular: tener un Santuario propio en el Alto Paraná, un lugar que ofreciera el arraigo espiritual y natural que necesitaba tanto la ciudad como la propia Familia de Schoenstatt, ese arraigo que nos regala María en su Familia.

Es así como desde el noviciado y especialmente mediante los grupos que iban a realizar sus prácticas laborales en el Centro de Salud de la ciudad, comenzamos a participar, a involucrarnos en ese sueño.

Un signo de la realidad de la Alianza de Amor

Hoy día ese sueño es el Santuario en el Terruño de Ciudad del Este: una hermosa realidad. María nos regaló un terreno y un Santuario que superó todas nuestras expectativas; eso sí, lo regaló cuando sus hijos pusieron todo de sí, espiritual y materialmente. Toda una enseñanza, una vivencia de la generosidad de la Mater y de su modo de educar a sus hijos. "No se preocupen por la realización de sus deseos…" Las palabras del Acta de Fundación se hicieron realidad en Ciudad del Este. Para nuestros novicios y para mí mismo, un signo que refuerza nuestra fe en la realidad de la Alianza.

Y ese Terruño con su Santuario, pasó a ser el hogar de la Familia, donde ella puede encontrar arraigo. Todo es obra de María y todo es obra de sus hijos. El hogar está construido.

"Dones son tareas", típicas palabras del Padre Fundador, que nos llevan a entender el porqué de la realidad de nuestro Santuario de Ciudad del Este.

Un lugar con vocación apostólica

Y ese hogar tiene vocación apostólica. La gratitud al Señor y a la Mater por su fidelidad en el sueño realizado, desafía e impulsa a proyectarles, al Santuario y a su Familia en la gracia misionera. Un Santuario del tamaño y de la hermosura del Terruño, no puede ser entendido sólo como hogar propio y como signo de la generosidad de la Mater. Ella necesitaba un Santuario que fuera como el que nos regaló. El Santuario nació con vocación de convocatoria y de servicio, de hogar para muchos en medio de una ciudad que ofrecía de todo menos raíces para sus habitantes. Ciudad del Este necesita de María en su Santuario del Terruño, para que el sueño inicial, que Ella colocó en el corazón de sus hijos, se complete.

Los novicios y yo mismo que pasamos por Ciudad del Este y pudimos participar en esta historia, no quedamos sólo con el recuerdo de la fidelidad mutua que se hizo realidad generosa, estamos en una etapa de esta historia que se proyecta en un ambiente social y religioso muy difícil, donde las debilidades de nuestro tiempo saltan a la vista, pero donde el poder de la Alianza de María con sus hijos, sigue mostrando su capacidad de transformarlo en un ámbito donde la Nación de Dios, también deje de ser un sueño, una utopía.

Nuestra historia, gustaba decir nuestro Fundador, es historia santa por la presencia de la mano de Dios, y porque en ella tenemos el camino que nos lleva al Padre, a la santidad. El haber participado durante estos diez años en la historia santa de la Familia de Ciudad del Este, es uno de los grandes regalos que el Padre Dios nos ha hecho en la etapa de nuestro noviciado en Paraguay. Dios cuenta siempre con nosotros, y nuestros sueños y anhelos se quedan pequeños cuando trabajamos en su Plan.

El Santuario del Terruño, hogar para la Familia y para el Alto Paraná, es una realidad, es el "milagro" que nos lleva, como en Caná, a creer que es así.



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Last Update: 12.03.2004 Mail: Editor /Webmaster
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