Con María, creer en el misterio de Dios en Jesús"Quizás éste sea el inicio de una tradición": el rezo del rosario el 25 de marzo en la Iglesia de Peregrinos, en Schoenstatt, junto al obispo auxiliar Mons. Jörg Michael Peters |
SCHOENSTATT, mkf. Es asombroso cómo un templo puede colmarse de una atmósfera de intensa oración y lo rápido que se pueden crear vínculos: el 25 de marzo, por la tarde, unas mil personas, junto al obispo Jörg Michael Peters y al obispo Peter Atuahene, de la diócesis de Goaso, Ghana, rezaron el rosario en comunidad. Fue un impulso del Papa, quien - con el año del rosario - actualizó una de las oraciones de la Iglesia más antigua y casi olvidada, dijo el obispo auxiliar en su saludo inicial. Hace un año, el 25 de marzo de 2003, poco antes del inicio de la guerra de Irak, el obispo Mons. Dr. Reinhard Marx inauguró una jornada de oración, aquí en Schoenstatt, el primero de los cuatro centros de peregrinación de la diócesis de Treveris. "Queremos, como cristianos, mostrar lo maravilloso que es haber encontrado a Cristo. María creía en el misterio de Dios en Jesús", expresó el obispo auxiliar en su prédica sobre la vida y la misión de la Madre de Dios. Con cada Ave María del rosario, Ella pone en el centro a Jesús. Tras el rezo del rosario en la Iglesia de Peregrinos, el coro de hombres de Hillscheid y el coro de las ramas femeninas de Schoenstatt aportaron su música y sus canciones a la celebración del evento. Luego, se dirigieron todos en procesión al Santuario Original y, a continuación, hubo un cordial saludo al obispo en el salón de los peregrinos. "Tal vez esto se convierta en una tradición", dijo el obispo auxiliar Jörg Michael Peters, recordando la experiencia de un año atrás, cuando Mons. Dr. Reinhard Marx rezó el rosario el 25 de marzo de 2003 en la Iglesia de Peregrinos, junto a un nutrido grupo de participantes que colmó la Iglesia. En aquella oportunidad, el motivo fue el "año del rosario" y la preparación a la consagración de la diócesis de Treveris a la Virgen, pedidos de paz, profundidad en la fe, de vocaciones sacerdotales y religiosas, en medio de algunos cambios estructurales que se dieron en el obispado. El día 25 de marzo, fiesta de la Anunciación del Señor, con el rezo del rosario, podría convertirse en una tradición, opinó el obispo, recientemente ordenado – y muchos de los presentes coincidieron con él. Con esta celebración, se podría dar inicio al tiempo de peregrinaciones, comentó Monseñor Peter Wolf. "Gritos de júbilo al Señor de todo el Universo", dicen las primeras líneas del canto inicial del coro de Mujeres de Schoenstatt, acompañado de trompetas, flauta traversa y órgano. ("Me hubiese gustado cantar también, fue tan lindo", comentó el obispo). El Padre Franz Widmaier saludó a Mons. Peter Atuahene, Obispo de la diócesis de Goaso, Ghana, quien esa tarde estaba de visita en Schoenstatt y quiso participar del rezo del rosario, un día antes del regreso a su país. Luego saludó también a los representantes de los Padres Palotinos, que acudieron en gran cantidad, a los feligreses de los alrededores, a la familia de Schoenstatt y, a través suyo, a todos los schoenstattianos del mundo, quienes también se encontraban muy bien representados. El obispo, por su parte, dirigió un saludo a la familia de Schoenstatt de parte de Mons. Reinhard Marx. Reinaba verdaderamente un clima de enorme apertura, alegría y cordialidad. La imagen de gracias de Schoenstatt –la Madre con el NiñoA aquel, cuya grandeza intuye con fe, le ha dado todo María: su sí, su honor, su vientre, su amor de Madre. Ella concibió a Jesús y lo cobijó durante toda su vida, poniendole en el centro. Ella intuye algo del misterio del Dios vivo. No entendió todo lo que le esperaba por delante pero, en la fe, intuyó el misterio de Dios y creyó. Esto es lo decisivo en el cristiano: creer". A partir del Evangelio de la Anunciación del Señor, Mons. Peters graficó los rasgos de la Madre de Dios, María, como la creyente que, en la hora en que Dios le muestra su misión de vida, no se asusta ante la tarea que pareciera sobreexigente o desmedida, sino que se pone a entera disposición. La imagen de la Madre con el Niño – motivo central de innumerables obras de arte y expresiones de devoción popular - muestra el misterio central de su vida. Su vida sirve a la de Jesús, a quien - por su fe - reconoce como el misterio del Dios vivo. Así, según Mons. Peters, enfrentó Ella la vida, con todos sus sinsabores. María es totalmente humana, de Ella podríamos aprender a abrazar a Dios por medio de la fe. Con cada Ave María que rezamos, en la cual repetimos el saludo del ángel, Ella pone a Jesús en el centro. Rosario por las necesidades de la Iglesia y del mundoJunto con la apremiante oración por la paz, por la ola de terror de las últimas semanas y por los hombres que han sufrido las secuelas de la guerra y el terrorismo, deberíamos rezar el rosario en comunidad, también, pidiéndole al Señor que envíe más operarios a su mies - expresó el obispo al final de su plática - y una fe renovada, pedidos que deberíamos confiar a María en este mismo momento en que peregrinamos hacia el Santuario Original. Después de la Adoración al Santísimo, vino el rezo del rosario. El Padre Widmayer e Inge Cleven, de la Rama de Profesionales, guiaron los diversos misterios, motivando a ponerlos en práctica en la vida diaria: ábrenos a la acción del Espíritu Santo; conviértenos en testigos de la Buena Nueva; enséñanos a ayudar al prójimo; a ofrecer nuestro trabajo y dolor como don… "permítenos encontrarte cada vez que no te entendemos, cuando sólo quieres nuestra fe y nuestra confianza". Tras la oración eucarística del obispo y su bendición con la custodia – momento de profundo recogimiento - se invitó a todos a dirigirse en procesión al Santuario Original. Tres señoras se acercaron con sus imágenes Peregrinas al obispo, quien bendijo las imágenes y a quienes las portaban. Consagración en el Santuario Original "Hace 20 años que venimos a Schoenstatt y nunca habíamos vivido algo así", comentó John Beebe, de Inglaterra. "Un grupo tan grande de gente, tan unidos en oración, una procesión con tanta fe", agrega Jan Beebe. Es cierto, reina una profunda atmósfera de oración, alegría, espera, de apertura de espíritu. Es una verdadera procesión al lugar de gracias, a ese lugar de gracias al que acuden miles y miles de personas, al que retornan, llenos de nostalgia, desde hace casi 90 años. De alguna manera, esta procesión en el día de la Anunciación es como un insertarse en esa gran procesión de nostalgia, confianza y entrega diaria. "Esta tarde cada uno es una cuenta del rosario en torno al Santuario Original", dijo una señora de Brasil. Mientras los peregrinos se agrupan alrededor del Santuario, el obispo auxiliar reza la oración de consagración de la diócesis de Treveris, y a continuación, todos juntos rezan la pequeña consagración, con la que todo el mundo sella su Alianza de Amor con la Mater. " Dijiste mi nombre silenciosamente", dice la canción, acompañanado a su paso al obispo, que – radiante - se abre camino desde el Santuario hacia la Casa de Peregerinos. Encuentro, no sólo con el obispoEn la Casa de Peregrinos se produce el encuentro con el obispo y otras personas. El coro de hombres entona algunas canciones, dedicándole un alegre saludo. Sofía Barbosa, de Córdoba, saluda al obispo en nombre de la familia de Schoenstatt argentina. Levinia Pienaar, de Sudáfrica, se presenta ante el obispo, y luego, la juventud de Bolivia. Chile, India, Polonia … todas las nacionalidades están presentes en Schoenstatt. Las postulantes de las Hermanas de María de Méjico y las Filipinas lo saludan radiantes de alegría y reciben una palabra de estímulo. Sale a colación la Jornada Mundial de la Juventud y también el Santuario de Roma, toda la conversación es amena. "Esto podría convertirse realmente en una tradición", afirmó alguien al retirarse, bastante después de haber partido el obispo. Traducción: Marcela Mas, Viña del Mar, Chile |
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Last Update: 02.04.2004
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