SCHOENSTATT, Marcela Mas. En el comedor de la casa Sonnenau se destaca un grupo de familias que se reúne a comer con sus niños pequeños. Ocupan una mesa grande con sillas altas para los más chiquitos. Los padres se preocupan con cariño de dar la comida a cada uno de ellos. Se trata de cuatro matrimonios que se encuentran dos veces al año con la intención de pasar juntos un fin de semana que los renueve y les de fuerzas para vivir de la mejor forma posible en lo cotidiano.

Cuenta Andreas Gerner que se conocieron en el año 1999, cuando asistieron a las charlas de preparación para el matrimonio en el Movimiento de Schoenstatt. Los que participan en esas charlas no necesitan integrar el Movimiento. En este caso sólo algunos de ellos formaban parte de los grupos de jóvenes de Schoenstatt antes de casarse.

Se prepararon diez parejas, de las que seis se siguen encontrando. Esta vez dos de ellas no pudieron acudir a este encuentro. Entre las cuatro familias tienen siete niños entre los 2 y los 4 años y una niñita de meses. Además está por nacer otro integrante en estos días.

Siempre se reúnen en alguno de los centros de Schoenstatt en Alemania, no siempre en el lugar de origen, como esta vez. Provienen de diferentes ciudades: Ulm, Rottweil, Bonn y otras. Aquellos que viven más cerca se encuentran más seguido, a veces durante la semana, pero las vacaciones tratan de pasarlas juntos.

"Esto nos permite nutrirnos y fortalecernos para los próximos seis meses"

Cada vez que organizan un encuentro de éstos hay una pareja que se hace responsable, desde las reservas para el alojamiento hasta las actividades en conjunto. También eligen un tema de interés común para estudiar y analizar durante el fin de semana. Para ello invitan a una persona que los oriente con una charla de una hora más o menos. Esta vez le pidieron a la Señora Martin, que con su esposo son los jefes de la Federación de Familias, que los apoyara, y es así como este sábado entre las 15 y las 16 horas ella les dio una charla. El tema que eligieron en esta ocasión fue la educación de los hijos.

Cuenta Andreas: "Esto nos permite nutrirnos y fortalecernos para los próximos seis meses. Cada vez nos sorprendemos de los buenos resultados de esto", asiente también Pirmin Mauch.

La Virgen Peregrina vincula a las familias

Una imagen de la Virgen Peregrina visita cada dos meses a una de las seis familias y así, durante el año, todas ellas la han tenido en sus hogares como símbolo de protección. "Perseguimos una meta - dijo Andreas - y es la de caminar juntos por el camino de la vida, como familia"

Después del año 1999, los que se prepararon en el año 2000 en el mismo lugar, siguieron la costumbre y ya llevan 4 años encontrándose.

Un reconocimiento a estas jóvenes parejas que, previendo los peligros de lograr "sobrevivir" en el mundo de los casados para siempre, se preparan con anticipación, fortaleciéndose para combatir los momentos duros que toda pareja enfrenta una y más veces en la vida. ¡Que sean fieles para siempre y felices como Dios quiere!