"En Schoenstatt volví a sonreir"Retiro para madres de las diócesis de Aquisgrán, Münster y Osnabrück |
SCHOENSTATT, Hna Susanna-María Zeh/pos. "En Schoenstatt re-descubrí mi risa", cuenta radiante una señora de la rama de madres, que participó en la jornada del 26 al 28 de marzo en la casa Marienland (=Tierra de María), en Schoenstatt. Ella había encontrado "casualmente" a Schoenstatt durante un período muy difícil de su vida, 25 años atrás, y ahora forma parte del Movimiento. "Desde entonces vengo regularmente a los retiros que se ofrecen dos veces al año". Y esto sencillamente le hace bien. "Cada vez tengo curiosidad por si volveré a ver a una u otra persona, pero también me alegro de encontrar caras nuevas". También en este retiro que se ofreció para las diócesis de Münster, Aquisgrán y Osnabrück hubo varias caras nuevas: nueve señoras de Aquisgrán. Ellas manifestaron así su impresión de la rama de madres de Schoenstatt: "Simplemente hemos experimentado que pertenecemos a esta Familia. Somos parte de una comunidad que nos dado una bienvenida incondicional. Nos han dicho: ‘¡Qué alegría que hayas venido!’" Simplemente hay que dejar de lado todo por un ratoDel total de sesenta y cinco madres participantes, cincuenta y una llegaron de la diócesis de Münster. "En realidad, somos tres veces más si contamos a todas las que trajimos", dijo una de ellas. "Simplemente hay que dejar de lado todo por un rato y comunicar a los demás el resultado" es algo que a las madres, sencillamente, les hace bien y "que de vez en cuando necesitamos". "Aquí nadie transmite quejas, simplemente nos comunicamos", contó otra participante que se encuentra muy a gusto en este círculo. "Somos una familia", ratifica otra que ha tenido experiencias similares en la rama de madres. "¿Cómo está tu espalda?" pregunta una que pasa por su lado... Muchas madres experimentan a Schoenstatt como un "oasis en medio del desierto de nuestro tiempo", donde dejamos todo de lado para recargar las baterías. "Estaba muy sorprendida de que las Hermanas aquí trabajen los domingos", dijo una, ¡hasta que repentinamente se dio cuenta de que en realidad era un día hábil y sólo para ella parecía un domingo! Puntos de apoyo"Aquí hay paz para encontrarnos con nosotras mismas", cuenta una señora de 51 años de edad, también de la diócesis de Münster. Cuenta de su feliz descubrimiento durante un paseo: una pequeña viola silvestre de color azul. "De repente se ven nuevamente cosas que normalmente pasan desapercibidas", dice. "Es muy positivo tener la tarde libre", dijo, y mostró feliz dos cuadernillos que descubrió en la librería con textos que reconfortan y hacen reflexionar, que lleva para sus hijos ya adultos. "Son puntos de apoyo a los que podrán acudir cuando les falte el entusiasmo para seguir adelante". Cuenta orgullosa: "Imagínense, ¡las placas que les llevé de aquí a mis hijos hace muchos años, los tienen todavía en sus habitaciones." Traducción: Marcela Mas, Viña del Mar, Chile |
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Last Update: 02.04.2004
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