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 published: 2004-02-17

"¡Síganme! Yo los haré pescadores de hombres" Marcos 1,17

Vestición de cuatro novicias en Mutumba (Burundi) el 8 de febrero de 2004

Vestición de cuatro novicias de las Hermanas de Maria de Schoenstatt en Burundi, 8 de febrero

Reception of four novices of the Schoenstatt Sisters of Mary in Burundi, February 8

Einkleidungsfeier für vier Novizinnen der Marienschwestern in Burundi

 
 

Presidió: Mons. Evariste Ngoyagoye

Presiding: Bishop Evariste Ngoyagoye

Die Feier leitete Bischof Evariste Ngoyagoye

 
 

Las novicias con los simbolos de su entrega

The novices with the symbols of their surrender

Die Novizinnen mit den Zeichen ihrer Ganzhingabe

 
 

En el Santuario de Mutumba

In the Shrine at Mutumba

Im Heiligtum in Mutumba

 
 

Una rosa para cada novicia, regalo de la Juventud Femenina

A rose for each novice, gift of the Girls' Youth

Eine Rose für jede Novizin, Geschenk der Mädchenjugend

Fotos: Jeria, Seitzer © 2004

 

 

 

BURUNDI, Hna. M. Nicolette Züger. Hubo mucho movimiento y animación, el 7 de febrero del 2004, en el Centro de Misión de Mutumba: es la víspera de la vestición de cuatro novicias. En todas partes se hacen los últimos preparativos. Los 20 matrimonios que en este día celebran su casamiento en la Iglesia parroquial de Mutumba, se asombraron al encontrarla adornada con tanto esmero. Pero no ocurrió ningún milagro: el día anterior una verdadera tropa de madres de Schoenstatt entró en acción para dejar todo reluciente y con un decorado de fiesta. Y los estandartes en las paredes, con los símbolos de las quince capillas de los alrededores de Mutumba, son un signo de que toda la parroquia, con sus 40.000 feligreses, estará representada en la gran fiesta de la Vestición.

Ya el sábado por la tarde habían llegado los padres y parientes de las novicias de tres diócesis diferentes. La costumbre del país es traer muchos regalos consigo, productos de sus campos, frutos del trabajo de sus manos. Hace ya tiempo que se preparan para esta fiesta y ahora estaban dichosos de poder dar su aporte para el éxito de la fiesta.

"Siento una gran nostalgia..."

El domingo a la mañana los parientes llegaron al Santuario y allí esperaron ansiosos a las novicias. Finalmente llegó la hora. Cerca de las 9 salieron las novicias, con sus vestidos nupciales, desde la casa del noviciado hacia el Santuario. Al ver así de sus hijas, hermanas o parientes, los familiares estaban visiblemente conmovidos. Una madre dijo más tarde: "Durante la procesión a la parroquia, cuando nuestra hija llevaba el vestido nupcial, sentí una gran nostalgia. No encontré palabras para expresar lo que sentía". El párroco salió con las novicias del Santuario, la cruz precedió la procesión, y mucha gente caminó junto a ellas hacia la iglesia parroquial.

Doce pequeñas niñas vestidas de blanco marcharon delante de las novicias. Durante todo el camino cantaron los alumnos de la catequesis. La atmósfera era profundamente religiosa. Unos cinco mil fieles esperaron en la gran iglesia parroquial y cantaron con entusiasmo cuando la procesión con las novicias entró en el templo. El párroco saludó al Obispo diocesano – que entretanto había llegado al lugar – Mons. Evariste Ngoyagoye. El Obispo presidió la Santa Misa y el rito de la vestición. Concelebraron otros trece sacerdotes. El Evangelio era el del llamado a los discípulos: "¡Síganme! Yo los haré pescadores de hombres" (Marcos 1, 17). En su homilía, el Obispo destacó como los profetas del Antiguo Testamento frecuentemente estaban llenos de miedo y no sabían como afrontar su gran tarea. Por esto Dios envió a su Hijo, que invita a seguirlo a los hombres sencillos y los hace pescadores de hombres. "Dios llama hoy también a los pequeños para construir su Reino" concluyó así el Obispo su homilía.

Un nuevo nombre

Luego de la homilía, la Hna. M. Bernita presentó a las novicias con sus nuevos nombres: Hna. M. Jeannette, Hna. M. Clementine, Hna. M. Godeberthe y Hna. M. Nadine. De manos del Obispo recibieron su vestido de Hermana de María. Cuando las cuatro novicias estaban ante el altar con sus vestidos nupciales, sus velas encendidas en la mano y su vestido de Hermana sobre el brazo, la gente aplaudió espontáneamente. Mientras las novicias se cambiaban en la sacristía, se leyeron las intenciones. Y otra vez hubo sorpresa entre los presentes cuando las novicias entraron con las ofrendas, ya vestidas de Hermanas. El hermano de una de ellas (que es musulmán) dijo más tarde: "yo sólo vine para ver como era el vestido de mi hermana. Si hubiera sido corto, la hubiera llevado de nuevo a casa. Pero el vestido de las Hermanas de María es muy lindo".

Durante toda la Sta. Misa hubo muchos cantos, tamborileos, aplausos y danzas. Imposible describir con palabras la alegría que allí reinaba y con cuanto fervor se rezó. Nadie notó que la Santa Misa duró tres horas, porque fue tan linda y solemne. Después de la Santa Misa todos volvieron al Santuario, donde las novicias se consagraron a la Santísima Virgen y recibieron la bendición del Obispo. Delante del Santuario algunas chicas del Movimiento entregaron a cada novicia una rosa roja y un pequeño regalo. Luego los parientes las felicitaron.

Una fiesta para todos

A continuación los parientes fueron invitados al almuerzo de fiesta y, como es costumbre en Burundi, no podían faltar los discursos. Primero se dirigió a lo invitados la Superiora Provincial, Hna. Renata-María. Ella transmitió los saludos de la comunidad internacional de las Hermanas y agradeció a los padres porque ofrecieron a sus hijas a Dios y a la Familia de las Hermanas. Allí citó palabras del Padre Kentenich: "Nuestras hijas son nuestra riqueza". Ella recordó que hacía exactamente cuarenta años que cuatro misioneras habían construido el Santuario de la Confianza en Mutumba, y que hoy cuatro novicias se entregaban a la Madre de Dios para realizar la misión del Santuario en el futuro.

El siguiente orador fue el superior de los Padres de Schoenstatt. Mencionó el tema del retiro que había predicado a las novicias: "¡Pájaro, no olvides cuál es tu nido!" Y agregó: "Debemos saber adonde pertenecemos y a quien escuchamos"

Luego habló el Obispo: retomó lo que la Hna. Renata-María había citado del Padre y Fundador, y volvió sobre el 40º aniversario de nuestro Santuario. Señaló la responsabilidad de las novicias de llevar al futuro la herencia de las cuatro Hermanas que construyeron el Santuario.

El micrófono siguió pasando: el administrador contó, con mucha alegría, que él participó en el Movimiento de Schoenstatt cuando era un niño pequeño. Agradeció a las Hermanas por sus largos años de servicio a los enfermos y, a través del Movimiento de Schoenstatt, a todo el pueblo.

Cerró la serie de discursos uno de los invitados: el padre de una novicia. Agradeció a Dios que llamó a su hija a su servicio, y también agradeció a todos los educadores que la habían acampañado a lo largo de su vida.

"¡Somos tan felices!"

Muchos parientes permanecieron hasta el día siguiente. En sus ecos se percibe la emoción que se sintió el día de la vestición. Un padre dijo: "Mi hija se bautizó a los 14 años. En aquel momento yo dije: ‘Ahora vivo el segundo nacimiento de mi hija. Cuando ella se case voy a bailar tres días’ Ahora no se ha casado. Lo que más grande es que puede ser esta novia que se entrega al Señor. Aunque para nosotros es también un sacrificio entregar a nuestra hija."

El padre de otra novicia agregó: "¡Nosotros somos tan felices!" Y sus ojos brillaban.

Una madre contó: "La abuela de mi hija decía siempre: ‘quien encuentre a esta niña será feliz’. Ella pensaba que recibiríamos mucho dinero por la dote de nuestra hija. Ahora no recibimos nada. Pero a pesar de eso las palabras de la abuela se confirman, porque la felicidad que recibimos por ella es mucho más valiosa que el dinero. Lástima que la abuela ya falleció y no puede compartir este día de fiesta".

Y tres chicas que presenciaron la vestición conmovidas, expresaron: "Ojalá pudiéramos terminar la escuela en verano, para poder entrar con las Hermanas de María" (debido a la huelga docente no es seguro que el año escolar se complete, o que tal vez deba repetirse).

Los parientes estaban impresionados por la hospitalidad de las Hermanas de María. Ellos se sorprendieron de que las Hermanas siempre estaban alegres: "También las que no sabían hablar en Kirundi nos regalaron su sonrisa".

Cada novicia visitó el Santuario con sus parientes. A la tarde las Hermanas comieron otra vez a con sus familiares. Aunque todos estaban cansados y al otro día tenían que viajar, no podían faltar el baile y las canciones. Las candidatas de las Hermanas de María comenzaron un baile tras otro, los demás también bailaron y la alegría fue impresionante.

Protección del Cielo

Otra vez la Familia de Schoenstatt de Burundi experimentó la protección del cielo, porque el mismo día de la fiesta no hubo conflictos bélicos en los alrededores. Al día siguiente otra vez comenzaron las luchas en las colinas al sur de Mutumba.

Pero la fe no duda que las gracias de estos días contribuirán para que pronto la paz sea una realidad en Burundi.

Traducción: Rosa Espinoza, Bariloche, Argentina/hma



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Last Update: 09.03.2004 Mail: Editor /Webmaster
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