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Los misioneros, junto a pobladores de Pinchas, rezan el rosario frente a la Ermita en construcción. Missionaries praying the rosary, together with people from Pinchas, by the wayside shrine under construction Missionare beten gemeinsam mit Einwohnern von Pinchas vor dem Bildstock im Bau den Rosenkranz |
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El P. Juan José Riba bendice la Ermita. Fr. Juan José Riba blessing the wayside shrine P. Juan José Riba segnet den Bildstock |
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Un grupo de misoneros con la Gran Peregrina, después de la bendición de la Ermita. A group of missionaries with the Auxiliary after the blessing of the wayside Shrine Eine Gruppe von Missionaren mit der Auxiliar beim Bildstock |
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Paisaje agreste de Pinchas This is Pinchas! Diese Landschaft prägt die Menschen |
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Grupo Misionero Nacional en la Iglesia de Chuquis (La Rioja) The National Missionary Group in the Church of Chuquis, La Rioja Die Missionsgruppe in der Pfarrkirche von Chuquis, La Rioja Fotos: Alvarado © 2004 |
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ARGENTINA, Fernando Maretich/mkf. Tal como sucede cada 18 en miles de lugares del mundo, el 18 de febrero gente de las localidades de Pinchas y Chuquis se dirigió a su ermita de la Madre tres veces Admirable de Schoenstatt... Bendecida el 16 de enero, esa ermita no sólo es un recuerdo de la misión que en enero realizaron 23 jóvenes de Córdoba, Paraná y Mendoza en esos pueblos con el lema: "Cobijados en María, seremos luz de unión y alegría".
"Alegría, inquietudes, esperanza, eran algunos de los sentimientos que se agolpaban en nuestra mente y nuestro corazón", así el 3 de enero comenzó la misión, cuando desde Córdoba, jóvenes de Paraná y todos los cordobeses, partieron para unirse a las misioneras de Mendoza en la terminal de ómnibus de La Rioja.
Un total de 23 muchachos, con la tutela del Padre Juan José Riba llegaron a Chuquis para alojarse en el Jardín de Infantes, debido a que en el colegio de Pinchas las autoridades se negaron a darles albergue.
Un encuentro con la Mater
"Si bien es cierto que debíamos disponer de más tiempo para los 14 kilómetros que había que hacer (entre ida y vuelta) desde el lugar donde estábamos parando y el pueblo de Pinchas, nuestra alegría quedó más afianzada aún por la excelente convivencia de todos, y esto a la hora de misionar nos dio mayor empuje" cuentan.
El evangelio llegó a todos los habitantes de Pinchas y Chuquis, quienes abrieron no sólo sus casas, sino también sus corazones.
Todos los días los misioneros jóvenes rezaban el Rosario, al principio lo hacían en su Santuario habitación dentro de la escuela y luego lo comenzaron a hacer en el lugar que se eligió para construir la Ermita.
La misión trató de llegar a todos los habitantes del pueblo desde la familia en su conjunto con las dos visitas que hacían los misioneros a cada hogar leyendo el evangelio y escuchando los problemas e inquietudes que presentaba cada familia, y dejándole la imagen de la Mater para que en esos días tuvieran un encuentro más profundo con Ella.
Los misioneros se dividieron en comisiones, había una de niños, otra de preadolescentes, de jóvenes y otra de adultos, cada una había organizado actividades para atender mejor los intereses de cada sector del pueblo.
Todos los días se celebró la Eucaristía, y cada celebración estuvo dedicada a un tema en particular, por ej. la salud, los niños, los difuntos, el trabajo, etc. Pero la más significativa fue la del 16 de enero, ya que después de la celebración se hizo una procesión hasta el lugar donde se encontraba la Ermita para realizar allí su bendición. Tanto la Sta. Misa como la procesión fueron vividas con mucho entusiasmo por el pueblo y también por los misioneros.
Fueron los habitantes de Pinchas quienes construyeron la ermita y eligieron el nombre de la misma "MADRE MISIONERA, ÚNENOS"; y son ellos también quienes la deberán cuidar tanto material como espiritualmente.
A la finalización de la bendición hubo una pequeña fiesta, donde la alegría y el compartir de un sencillo refrigerio siguió afianzando los vínculos entre habitantes y misioneros.
Otro de los hermosos momentos vividos fue cuando dos emisoras de radio de Anillaco (en La Rioja) entrevistaron a dos misioneros y al Padre Juan José, permitiendo así contarles a la gente de las actividades del Grupo Misionero Nacional y haciéndoles conocer un poco más del Movimiento de Schoenstatt y de nuestra Querida Madre Tres Veces Admirable.
"Quedan grabados para siempre en nuestros corazones los paisajes, los niños, la gente humilde y bondadosa de Pinchas y Chuquis y todo lo vivido junto a ellos y también lo compartido entre nosotros, los misioneros", cuenten los jóvenes del Grupo Misionero nacional. "Cobijados en María, seremos luz de unión y alegría" Ése fue nuestro lema y por eso decimos... ¡Misión cumplida!. Gracias Querida Mater. Gracias Padre Juan José, coordinadores, misioneros, y especialmente GRACIAS pueblos de Pinchas y Chuquis"
La red solidaria
Recientemente el P. Juan José Riba sufrió un pequeño accidente cerebro vascular que motivó su internación en el Sanatorio Mater Dei (en Buenos Aires) por algunos días. Felizmente se encuentra nuevamente en Sión, en la casa regional de los Padres de Schoenstatt (Florencio Varela) para continuar su tratamiento de rehabilitación. El domingo 29 de febrero estará, junto con todos los Padres de la región, el superior general y los novicios y seminaristas, para celebrar los diez años del Santuario de los Padres de Schoenstatt de esta región del Plata, región del Padre.
Ha enviado esta carta a la Familia de Schoenstatt, que lo acompañó con su permanente oración:
Queridos hermanos:
Les escribo desde el Sión del Plata a donde arribé anteayer,
después de haber estado una semana en el Sanatorio Mater Dei convaleciendo
de un leve accidente cerebro vascular que tuve. Gracias a Dios y a las oraciones
de muchos de ustedes me encuentro bien de ánimo y ahora tengo por delante
la recuperación con el kinesiólogo.
Permítanme que este mensaje tenga un carácter más personal y testimonial. En ese sentido quisiera destacar dos realidades que he vivenciado.
Quiero agradecer en primer lugar a Dios y a la Mater, pues a través de esta prueba que ha puesto en mi vida nunca me he sentido sólo o desanimado, sino que he experimentado una fuerza suave y serena que me ha sostenido. Una frase de San Pablo conmovió profundamente mis entrañas estos días. Cuando la leí, me di cuenta que Dios me la decía para mí: "estoy crucificado con Cristo; vivo yo pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí" (Gal 2, 19b-20). Este pensamiento me trae consuelo y paz interior cada vez que lo sopeso en mi corazón. Ciertamente me falta mucho para llegar a vivirlo como Don João y el P. Kentenich, pero estoy en camino y me alienta seguir peregrinando hacia la meta en comunión con mis hermanos.
En estos días me ha acompañado permanentemente una imagen: la red. He quedado asombrado y conmovido por la inmensa cantidad de gente que ha elevado sus súplicas, ha aportado su Capital de Gracias por mi restablecimiento. Han formado como una inmensa red solidaria y sobrenatural que me sostuvo y me sostiene. Por eso: a todos aquellos que me han llamado para expresarme su cariño y sus palabras de aliento: ¡gracias! ; a todos los que han rezado las mil Avemarías: ¡gracias!; a los que han ofrecido sus contribuciones al Capital de Gracias por mi recuperación: ¡gracias!.
De mi parte me quedó claro desde un principio que la Reina me pidió que contribuyera al Capital de Gracias. Quizás es lo mejor que le puedo ofrecer en este momento por nuestra querida Familia de Schoenstatt.
Permanecemos unidos en el Capital de Gracias.
P. JUAN JOSE
Noticias de la misión tomado del boletín electrónico de la familia de Schoenstatt de Córdoba