"¡Basta que creas!"Testimonio: Un chico bajo la protección del Padre Kentenich |
PURA VIDA. Hay momentos en los que parece que se puede tocar al cielo; momentos en los que se siente la cercanía de Dios: casi se lo puede tocar. Muchos tuvieron esa sensación cuando se encontraron con el Padre Kentenich. Era la sensación de que su fe era tan grande, tan viva, tan fuerte, que hizo presente al cielo; "la realidad de lo sobrenatural" como dijo el 20 de enero de 1942. ¡Para él era una realidad más concreta que la creación visible! Era como un "paso de Dios". Hoy día creemos que él vive en la presencia de la Sma. Trinidad, y los que se comunican con él espiritualmente sienten que en su cercanía se experimenta la presencia "tangible" de Dios. Testimonio de una señora de Salta, Argentina: Vivíamos en Salta, cuando uno de nuestros hijos empezó a quejarse de fuertes dolores de cabeza. El médico que lo examinó no encontró nada. El día que cumplía 5 años tuvo que ser internado, y allí se pudo hacer el diagnóstico: meningoencefalitis viral; esa noche entró en coma. Mi hermano, médico neurólogo infantil del Hospital de Niños de Buenos Aires, consideró necesario internarlo allá. Mis padres se hicieron cargo de los seis niños que quedaban, la mayor de 10 años, hoy religiosa. El gobernador de la provincia puso a nuestra disposición el avión de la gobernación para el traslado. Fue internado en terapia intensiva, y el cuadro se fue empeorando. En el Santuario de Belgrano, pedí el milagro de la curación de mi hijoUn día me llaman tres o cuatro médicos para decirme que el chiquito estaba muy mal, que tenía 50% de posibilidades de salvarse, y que si vivía no sabían con que secuelas podía quedar, pues había lesión cerebral. En la Sta. Misa que se celebraba en la capilla del Hospital, escuché el relato de la curación de un enfermo. Jesús decía: "Basta que creas", esto me impresionó mucho. Le pedí a mi hermana que me llevara al Santuario de Schoenstatt de Belgrano. Allí pedí el milagro de la curación de mi hijo a la Mater y al Padre Kentenich, y que si se salvaba que fuera sacerdote. Sentí un alivio inmenso: tenía la certeza de haber sido escuchada. De vuelta al Hospital mi marido me comunicó que el chiquito tenía "reflejos". Encontré a mi hijo despierto, me miró y me habló. Lo pasamos a una sala, y justo encima de la puerta vi un cuadro de la Mater y un cuadro del Padre Kentenich. Nos estaban esperando... me dijeron que de las cuarenta salas del Hospital, era la única que estaba bajo su protección. En mi corazón le estoy eternamente agradecida.Cuando lo dieron de alta regresamos a casa felices. Puse una foto del Padre Kentenich en un cuadrito y se la mostré a mi hijo, la miró y me dijo "Este Padre me vino a visitar al Hospital"... Hoy es sacerdote, fue ordenado en el año 2003 y no tiene ninguna secuela. Ojalá este testimonio sea útil para que el P. Kentenich llegue a los altares para bien de toda la Iglesia. En mi corazón le estoy eternamente agradecida.
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Last Update: 05.02.2004
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