Hay que seguir en busca del Cristo, que los espera en lo alto"Cruzada de María" por los Andes, desde el Santuario de Mendoza, Argentina, al Santuario en Bellavista, Chile |
ARGENTINA/CHILE/PARAGUAY, Javier Cabral. Durante enero de 2004 la JM se lanzó a la tercera Cruzada de María, que consiste básicamente en cruzar caminado la Cordillera de los Andes desde el Santuario de Mendoza en Argentina, hasta el Santuario de Bellavista en Chile. ¡Realmente es un gran esfuerzo, un gran desafío. Pero los jóvenes están hechos para lo más grande! Participaron jóvenes de Chile, Argentina, y Paraguay. Santuario de la La Puntilla Mendoza - Jueves 14 de enero del 2004: Eran cerca de las 19:30 y los 25 muchachos de Córdoba, Argentina, estaban cantando ruidosamente, mientras el Padre Francisco Rojas esperaba pacientemente. Los chilenos estaban distribuidos en varios grupos, al igual que los paraguayos: 5 de Ciudad del Este y 23 de Asunción. Conversamos con los Seminaristas Beltrán Gómez, Andrés Rodríguez, Pastor Achával, de Argentina; Lorenzo Lütjens de España, también peregrinantes. Facundo Bernabei de Córdoba se incorporaría al grupo en el camino. También varios integrantes de la Familia de Schoenstatt de Mendoza estaban presentes. A lo lejos se notaban las primeras luces de la ciudad. ... la cruzada termina en el cieloEn ese momento el Padre Claudio Martínez convocó a todos, con un megáfono, para iniciar la ceremonia y dio las explicaciones iniciales a los jóvenes sentados en ronda frente al Santuario: "La cruzada comienza hoy y termina en el cielo"... "Esto no es algo fácil..., encontrarse con Jesús en lo alto, cuesta, implica sacrificio". Explicó que desde el punto de vista histórico seguirían la llamada Ruta de Uspallata, utilizada por el General Las Heras durante la campaña de la independencia de Chile y Perú en 1817; "Pero nosotros hacemos el cruce buscando la liberación interior del hombre", concluyó el Padre Claudio. La magia del violínLa Santa Misa fue concelebrada por los Padres Felipe Besanillo, Claudio Martínez, Francisco Rojas y Martín Gómez también peregrinantes. Caía la noche cuando en la misa se escuchó un sonido diferente. Uno de los jóvenes de la delegación paraguaya acompañaba las canciones con un violín. Se produjo uno de esos instantes mágicos en que todos quedamos mirando y escuchando, mientras el sol se ocultaba detrás del Santuario de la Puntilla. Se inicia la peregrinación: viernes 15 de eneroA las cuatro de la mañana: hora de levantarse, los grupos para la elaboración del desayuno y otras actividades ya han sido conformados. Todo es entusiasmo, ese primer día caminarán unos 27 kilómetros y subirán desde los 750 metros sobre el nivel del mar de Mendoza, hasta unos 1000 metros. Al mirar la carretera se ve, no muy lejos, la imponente cordillera de Los Andes que con sus picos de nieve eterna, sus vientos helados, su soledad, su ausencia de vegetación y sus caminos pedregosos, espera a los peregrinantes para ponerlos a prueba. Todos van con la MTA, es cierto, pero tendrán que luchar contra muchas dificultades durante 16 días de caminata, en los cuales su rutina diaria cambiará totalmente. No habrá TV, zapping, jueguitos de computadora, chat, Internet, ni nada por el estilo. Será algo así como un retiro espiritual itinerante, con celebraciones eucarísticas diarias en lugares de una geografía imponente y maravillosa. Quizás sea la experiencia más impactante de sus vidas tanto en lo humano como en lo espiritual. Segundo día de caminataCon mi esposa, habíamos acompañado a la delegación paraguaya desde Asunción hasta Mendoza. Nos quedamos de vacaciones y tomamos una excursión a las montañas. Íbamos en una camioneta cuando de repente, en el tramo cercano a la localidad de Potrerillos, a unos 1500 metros de altura, los vimos caminado. La cruz al frente con las banderas de Paraguay, Argentina y Chile. Iban en pequeños grupos distanciados unos de otros según el cansancio. Al final de la tarde, cuando volvíamos de la excursión, divisamos sus carpas y paramos a saludarlos. Los jóvenes estaban dirigiéndose a la misa en la Capilla de Santa Teresa de los Andes, de Potrerillos. Ya se notaban las primeras ampollas en los pies, algunos estaban con rodilleras y el paso era más cansino. Nos comentaron que los cinco primeros días son muy pesados para los que no están acostumbrados a la caminata en las alturas. El oxígeno escasea, el paso se hace más pesado, y muchos empiezan a preguntarse: "¿Qué hago aquí, para qué vine?", pero están en medio de la nada y deben seguir. Eso sí, el humor seguía en pie. Uno de ellos dijo sonriendo, "Estaremos, al aire libre, como en un hotel no de cinco sino de miles de estrellas". Las siguientes etapas. Más alto... siempre más altoEl cuarto día atraviesan el valle de Uspallata. Durante el trayecto también dormirán en refugios, locales escolares, del ejército, etc. El quinto día, 20 de enero, les toca dormir a la intemperie en Picheuta, que fue un lugar donde el Ejército Libertador, en el pasado, realizó una parada y donde se encuentra un hermoso puente histórico de piedra. Intemperie, cansancio, dolor, soledad, piedras y más piedras, es el ambiente especial para rememorar una fecha marcada por el sacrificio personal. El séptimo día, llegan a la localidad Puente del Inca a 2700 metros de altura. En dicho lugar, hace muchos años, se había construido un hotel con baños termales de agua sulfurosa y una capilla. El 15 de agosto de 1965, un alud destruyó parte del hotel que no fue reconstruido y... la capilla quedó en pie. A esa altitud ya se sienten los efectos de la falta de oxígeno. Se hace difícil correr o hablar mucho, pues uno enseguida se cansa. También empiezan los mareos para la gente que no está acostumbrada. Es el llamado "apunamiento". Atrás, a lo lejos, quedaron el volcán Tupungato y el cerro de los Siete Colores, llamado así por los distintos tonos debido a la composición de minerales. En los siguientes días el pico de América, el Aconcagua (Centinela de piedra), los verá pasar a unos 50 kilómetros. El Cristo RedentorEl sábado 24 de enero, noveno día, suben desde Las Cuevas, a 3100 sobre el nivel del mar, al Cristo Redentor, que está a 4200 metros sobre el nivel del mar. En este punto se tiene el máximo esfuerzo, son 1100 metros de subida en un tramo de 8 kilómetros. El camino de ripio es muy empinado, angosto y con precipicios. Mirando desde arriba hacia abajo se ven a lo lejos los caminitos en zigzag. Cada tramo es un sacrificio, se necesitan más paradas de descanso para respirar. Aunque se tenga sol, el viento helado es molesto pues corta la cara y las manos. Cualquier cosa que uno cargue es como si pesara más, pero hay que seguir en busca del Cristo, que los espera en lo alto, junto con una placa de bronce de la MTA Simplemente: una Hazaña Cuando pa Chile me voy, cruzando la cordillera...Así dice una música folklórica chilena. Y es así pues a pasos del Cristo Redentor, está la frontera con Chile y comienza el descenso de la Cordillera de los Andes. Los muchachos están cansados, pero felices, siguen adelante, siempre adelante, después de unos días los espera la Mater en el Santuario de Bellavista. Habrán sido 384 kilómetros y 16 días de caminata. Destaque periodísticoEn la Argentina, el Diario los Andes de Mendoza y el Diario La Nación han realizado una extensa reseña sobre la caminata.
Detalles de evento: Itinerario de la Cruzada de María 2004 (PDF) |
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Last Update: 05.02.2004
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