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 published: 2003-12-05

La nueva Europa ¿cristiana?

Fortalecer un "cristianismo interior" en Europa: es la meta del Congreso sobre el matrimonio y la familia que prepara la Obra Familiar del Movimiento de Schoenstatt

 

EUROPA, Dr. Hubertus Brantzen. Mientras que los gobiernos de la Unión Europea están luchando por su futura constitución y la mayoría rechaza la mención de la herencia cristiana de Europa, la Obra Familiar de Schoenstatt está preparando un congreso europeo sobre el matrimonio y la familia. Percibe que la espiritualidad de Schoenstatt es lo más adecuado para una sociedad y un entorno donde cada uno tiene que vivir "desde adentro" sus valores cristianos de una manera atrayente y que contagie a los demás.

Al comienzo de la Unión Europea, cuando los padres y madres fundadores reflexionaban acerca de crear una bandera para la nueva unión, tres políticos católicos se reunieron para hacer una propuesta. Tenían en mente la imagen de la Mujer del Apocalipsis, coronada por doce estrellas (Ap. 12,1). Colocaron las doce estrellas formando un círculo sobre un fondo azul (un color mariano), y sin mencionar el origen de su idea, presentaron la propuesta. ¡Fue aceptada!. Además, cuando se incorporaron posteriormente otros estados a la Comunidad, se mantuvo la imagen de las doce estrellas. Este número fue interpretado como una cifra simbólica para la comunidad de estados. Así que en la actualidad en toda Europa ondea la bandera de María, aunque sean pocos los que conozcan la historia de su creación.

Dios en la Constitución

Este proceso tiene un carácter sintomático para aquello que la Asamblea impulsara con vistas a la elaboración de una Constitución europea. Europa comienza a negar sus raíces cristianas. Casi como con una consecuencia negativa, la mayoría de los políticos que legislan rechazan el llamado vínculo de referencia a Dios en la Constitución. Ni siquiera se desea la mención del término "cristiano". La consecuencia de esto es que se acabará hablando, en general, de una "herencia religiosa".

La ruptura con la tradición, que comenzó a mediados de los años sesenta, está completando su periplo. Tal como un adolescente – un ejemplo con el que el Padre Kentenich caracteriza a la sociedad moderna – la nueva Europa se dispone a construir una nueva identidad sin Dios, y especialmente sin el Dios de los cristianos. Los antiguos valores y vínculos deben someterse a revisión o son apartados de inmediato.

"La misión histórico-salvífica de Occidente"

A muchos les resulta algo anacrónico uno de los fines del Movimiento de Schoenstatt: el "rescate de la misión histórico-salvífica de Occidente" que el Padre Kentenich formuló como uno de los objetivos de su Obra. Con ello pensaba que, precisamente, la vinculación entre Dios y el mundo, de lo natural y lo sobrenatural, del esfuerzo humano y de la gracia, debía ser rescatada como la gran idea del Occidente para ser trasladada hacia los nuevos tiempos.

Con un cierto grado de sensatez los europeos modernos alzan la bandera azul con las doce estrellas, al tiempo que olvidan lo que esa bandera significa. ¿Es nuestra tarea arremeter contra ello, o llevar a cabo un trabajo de esclarecimiento informativo?

Los buenos argumentos

Aportar a la Constitución un vínculo de referencia a Dios no es para los cristianos – al fin y al cabo es algo que tiene validez para todas las religiones – sólo un deseo piadoso. Detrás de ello están la idea y la experiencia siguientes: si nuestra convivencia humana no está definida por un vínculo semejante con Dios de validez absoluta, entonces los valores y derechos humanos no pueden, en definitiva, estar garantizados. El Padre Kentenich: la humanidad sin Dios se transforma rápidamente en brutalidad y bestialidad. Los sistemas totalitarios del último siglo nos han hecho sentir y experimentar muy de cerca que la humanidad sin Dios puede ser definida caprichosamente.

En un sistema pluralista

Por ello las conferencias episcopales de los diferentes países se movilizan con ímpetu para intentar convencer a los políticos, mediante un esfuerzo de diálogo tenaz, de la necesidad de un vínculo de referencia a Dios en la Constitución europea. Esto parece no dar frutos. En nuestro entramado de sociedad pluralista, el cristianismo está sujeto, como cualquier otra fuerza, a la competencia. Ya no hay posiciones de poder desde las que se pueda ejercer una influencia decisiva.

Para esta situación – esta es la convicción del Padre Kentenich – ha sido creado un movimiento como el de Schoenstatt. Las personas que puedan sobrevivir en este combate tumultuoso por los valores vigentes, deben educarse y madurar aquí. En esta sociedad la moral y los valores apenas pueden ya ser preceptuados desde arriba. Se impondrá la vida más fuerte. Aquello que parezca atrayente y sea vivido con convicción, será lo que interese a la mayoría. Por este motivo, no ayuda quejarse, sino poner manos a la obra.

Un Congreso europeo de matrimonios y familias

Cuando en la actualidad se está preparando un congreso de matrimonios y familias, que se celebrará en Schoenstatt del 28 de abril al 2 de mayo de 2004, entonces se trata precisamente de ver cómo pueden las familias, como primera institución educadora y socializadora, asegurar o, en todo caso, volver a introducir en Europa los valores cristianos. Y, en primer lugar, el vínculo de referencia a Dios. Se trata con ello de una iniciativa desde abajo, desde las bases. Deben capacitarse para llevar a cabo este trabajo fundamental de base en su propio matrimonio y familia, mediante grupos, en las parroquias, en la vida social y política, etc.



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Last Update: 05.12.2003 Mail: Editor /Webmaster
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