"...en tempestad y lid"Mil avemarías en Ituzaingó culminan con un Rosario Viviente formado por sesenta personas, con una vela encendida en manos... |
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ARGENTINA, Ituzaingó, Ana y Oscar Capezio. El domingo 30 de noviembre, primer domingo del adviento, la Familia de Schoenstatt de Ituzaingó, diócesis de Santo Tomé (provincia de Corrientes), rezó las "mil Avemarías" en la Ermita de Nuestra Señora de Schoenstatt, como "Ofrecimiento especial a las Bodas de Plata de la Diócesis de Santo Tomé", a pesar de la tormenta de lluvia y viento. Rezaron las mil Avemarías - veinte rosarios - por las siguientes intenciones: por el Papa Juan Pablo II por los jóvenes y los niños, por la paz del mundo, por la Patria nueva y victoriosa. Habían invitado a concurrir y participar activamente a los grupos de trabajo de las Capillas, a los Movimientos que actúan en la Iglesia de Ituzaingó y a distintos organismos públicos, fuerzas de seguridad, etc. Muy temprano se hicieron todos los preparativos coordinados por Ester Lopetegui, con la ayuda de Silvia Conte y Mary Mendoza. A las 9 horas llegó el Padre Teófilo, bendijo a todos los presentes, a su trabajo y a todos los elementos que se utilizarían; después de la bendición comenzaron a rezar. "Pensamos que todo había fracasado""Cuando habíamos rezado trescientas avemarías, cuentan Ana y Oscar Capezio, se desató una fuerte tormenta de viento y lluvia, lo que nos obligó a trasladarnos a un lugar cerrado: la Parroquia San Juan Bautista, y así pudimos continuar. Cuando comenzó la tormenta pensamos que todo había fracasado y que ya no tendríamos oportunidad de terminar con el Rosario Viviente. Sin embargo la Mater siempre convoca a sus hijos, y ellos responden. Por la tarde, en cuanto disminuyó la fuerza del viento, volvió la gente para continuar rezando; los que llegaban a la Ermita y leían el aviso del cambio de lugar, no dudaban en caminar diez cuadras para llegar a la Parroquia y sumarse a los hermanos. A las 18 horas, por la infinita gracia de Dios, pudimos cerrar la celebración de la forma que Él nos había inspirado: rezamos un Rosario Viviente – Luminoso – cuyas cuentas fueron 60 personas, entre quienes se contaban: policías, gendarmes, maestras, madres y padres, niños, misioneras, catequistas… toda una fiesta de comunión eclesial." |
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05.12.2003
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