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 published: 2003-06-04

Por fidelidad a la misión

Reflexiones Romanas: Testimonio de ex comunistas italianos sobre el Concilio Vaticano II ¿Qué significa hoy ese hecho eclesial para Schoenstatt?

Schoenstatt tiene la misión de colaborar a la realización del Concilio Vaticano II

Schoenstatt has the mission to co-operate for the realization of Vatican II

Schönstatt hat die Sendung, an der Verwirklichung des II. Vatikanischen Konzils mitzuwirken

 
 

P Kentenich y representantes de Schoenstatt en Roma, en le tiempo del Concilio Vaticano II

Fr. Kentenich and representatives of Schoenstatt in Rome, during Vatican II

P. Kentenich und Vertreter Schönstatts in Rom während der Zeit des Konzils

 

Fotos: Archiv © 2003

 

ROMA, P. Alberto Eronti. En el Centro Internacional del Movimiento Comunión y Liberación se ha realizado una mesa redonda excepcional para homenajear al periodista y escritor Massimo Caprara. El sentido de este homenaje es la revisión histórica que ex comunistas italianos están realizando en los últimos años. Se destaca el testimonio de él y de otros ex-comunistas sobre ideología y verdad, y sobre el Concilio Vaticano II, hecho eclesial que para Schoenstatt no sólo es parte de su historia sino un punto clave de su misión y visión del futuro.

Fueron invitados a participar también Antonio Ghirelli y Don Massimo Camissasca, uno periodista y el otro sacerdote, superior general de la Fraternidad San Carlos Borromeo. Caprara fue durante más de veinte años secretario privado de un Secretario General del Partido Comunista Italiano durante y después de la segunda guerra mundial. Ghirelli fue la pluma ágil e incisiva del periódico del partido. Ambos abandonaron el Partido, ambos se dieron cuenta de que habían sido desviados de su ideario y utilizados como marionetas, ambos en su infancia y adolescencia habían recibido la siembra de las semillas del Evangelio. El primero abandonó el Partido cuando descubrió, con horror, que su jefe había traicionado al fundador del partido en Italia condenándolo, de esa manera, a años de cárcel. El segundo se retiró cuando los tanques rusos invadieron Hungría en 1956. Los dos cayeron en la desazón, en la noche del sin sentido. Lo que los salvó fueron aquellas semillas de fe sembradas en la edad temprana.

La ideología presentada como verdad

Hoy hacen una revisión - y con ellos otros ex comunistas italianos - no en primer lugar para mirar el pasado, sino para iluminar desde la experiencia vivida el presente y el futuro. La herida que llevan es la de la ideología presentada como verdad, cuando en realidad fue una gran mentira. Según ellos el siglo XX se movió entre las ideologías y la verdad, ésta pareció ser vencida y, al final, se fueron quebrando aquellas. Si hoy hacen un juicio crítico de sí mismos no es por ser melancólicos trasnochados, tampoco para liberar un sentimiento de culpa. Lo que fueron e hicieron fue de buena fe, con idealismo. Quisieron enfrentar y vencer ese "monstruo" (palabra que usó Caprara) que se llama "modernismo" y que llegó como capitalismo, como fascismo. A un alto precio, propio y ajeno, aprendieron que las ideologías aíslan y toman como algo absoluto una pequeña parte de la realidad, la imponen como verdad y terminan haciendo del hombre una marioneta masificada. Si hacen esta revisión, dicen, es porque hoy despuntan otras ideologías: el fundamentalismo hegemónico de Estados Unidos, el fundamentalismo religioso, etc. En medio de ellos está el hombre. El hombre aniquilado en sus sueños y en sus proyectos de realización y felicidad.

"No hay en los tiempos modernos un acontecimiento eclesial mayor, como tampoco otro que iluminara más el problema y la salvación del hombre desde el inicio de la modernidad."

¿Qué le llevó a Caprara (y a otros como él) a "girar" hacia la Iglesia? "Lo que me llevó a volver al redil fue esa revolución gigantesca que inició el Papa Roncalli y completó el Papa Montini: el Concilio Vaticano II. No hay en los tiempos modernos un acontecimiento eclesial mayor, como tampoco otro que iluminara más el problema y la salvación del hombre desde el inicio de la modernidad" - afirmó Caprara - "Alguien supo decirle al hombre quién era. Alguien desenmascaró la mentira de las ideologías, no cayendo ella misma en la mentira de hacer ‘de la opción preferencial por los pobres’ toda la realidad y el núcleo de su misión. Alguien supo encender una lámpara en la noche de la confusión. Ese ‘alguien’ fue la Iglesia por medio de un Concilio gigantesco y de hombres y mujeres creíbles".

La misión de colaborar a la realización del Concilio Vaticano II

Al salir del auditorio rumbo a casa, dos frases del Padre Kentenich me venían una y otra vez a la mente. Al hablar del fenómeno Comunista, el Padre decía: "Una visión se vence con otra visión. El pobre contenido del comunismo se hará evidente si la Iglesia vive plenamente el Evangelio. Una gran luz hace desaparecer una luz pequeña, como el sol hace palidecer a la luna". Recuerdo que en Muenster, allá por 1966, nos decía: "No se trata de discutir, se trata de vivir. Una visión no se vence discutiendo, se vence viviendo más, siendo más". Por otro lado, tras haber escuchado la afirmación de Caprara sobre el Vaticano II, me preguntaba cómo entendemos hoy en la Familia la promesa del Padre a Pablo VI: "Schoenstatt quiere colaborar en la realización del Concilio Vaticano II". El Concilio para nuestra Familia no fue ni es un mero acontecimiento del pasado, fue el hecho eclesial que posibilitó el regreso del Padre y su liberación. El Concilio posibilitó el Cuarto Hito de la Historia de la Familia. De aquí que siga siendo el acontecimiento eclesial en el que están instaladas muchas de las categorías que nos iluminan y, también, nos posibilitan realizar la misión de servicio a la Iglesia y a la sociedad. Si el Padre nos insistía, después del Concilio, "adéntrense en la historia de la Familia", hemos de buscar y comparar las ideas-fuerza y los temas que nos son comunes. En ellos está nuestro aporte y nuestra responsabilidad para con la Iglesia de las nuevas playas.

La visión del futuro

Nada de lo ocurrido en el siglo XX dejó de repercutir en Schoenstatt. Tal es así que nacimos con el inicio de la primera guerra mundial, fuimos testigos del arrollador avance de las dos grandes ideologías del siglo: Comunismo y el Nazismo - Fascismo. Al segundo lo sufrimos más intensamente que al primero, a los dos los enfrentamos en el plano doctrinal y pedagógico. Así aprendimos a desarrollar y probar nuestra "visión de futuro". Necesitamos que la "inteligencia" schoenstattiana reflexione los grandes temas del ahora bebiendo en la experiencia de la historia e imaginando caminos de realización en el hoy y el mañana. A esto último nos "envió" el Padre cuando dijo a la Familia alemana: "Alegres por la esperanza y seguros de la victoria, con María hacia los nuevos tiempos". También los ex comunistas italianos "se adentraron en su historia", de ella - iluminados por la fe retomada - sacaron la luz para el hoy y el mañana. Lo hicieron por fidelidad a sí mismos y a los que creyeron en ellos e igual que ellos. Si lo hicieron por la necesidad de ser auténticos, nosotros hemos de hacerlo por fidelidad a la misión.



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Last Update: 04.06.2003 Mail: Editor /Webmaster
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