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 published: 2003-05-23

¿Mater, que hacés allá arriba? ¿Por qué no venís aquí a mi lado?

"Tuparenditas" y "Schoenstatt-Miní": dos nuevas secciones en la revista "Tupârendá", simpáticas y motivadoras

Tapa de la revista "Tuparenda", mayo de 2003

Cover of the magazine "Tuparenda", May 2003

Titelseite der Zeitschrift "Tuparenda", Mai 2003

 

Peregrinación en Tuparenda

Pilgrimage in Tuparenda

Pilger in Tuparenda

 
 

Un corriente de peregrinos

A stream of pilgrims

Ein Pilgerstrom, voller Glauben und Vertrauen

 
 

En honor de la MTA

Honoring the MTA

Ein Tanz zur Ehre der MTA

Fotos: Luzardi © 2003

 

 

 

PARAGUAY, Revista "Tuparenda"/mkf. La Revista del Movimiento Apostólico de Schoenstatt en el Paraguay, se ha enriquecido con dos nuevas secciones: "Tuparenditas", con testimonios de la vida de los que están en contacto con el Santuario Nacional en Tupârendá, y "Schoenstatt-miní", un espacio con testimonios de niños de la Obra Familiar.

A continuación una pequeña muestra de estos artículos que tanta alegría han causado a quienes reciben la revista.

Los domingos y días feriados llega hasta el Santuario una gran cantidad de peregrinos para agradecer a la Mater por los dones recibidos. Los "guardianes del Santuario" - personas que se comprometen a servir a cada peregrino como lo hace la Mater en el Santuario, y recibirlo con los brazos y los corazones abiertos como Ella - no cesan de contar las maravillas que experimentan en los días de su servicio. "Llevar el chaleco celeste", dice Manolo Villagra, "es ser como María. Esa es la misión del Guardián: ser la imagen, la voz, las manos, el corazón de María, para todos sin distinción."

Un aplauso para una fe invencible

Un domingo llegaron dos ómnibus llenos, acompañando a los familiares de una niña de 7 años que estaba recuperándose de una larga enfermedad que la tuvo postrada por mucho tiempo. Los papás la llevaban en brazos, pues aún estaba muy delicada. Monseñor Claudio Giménez, obispo de Caacupé y presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, (es un Padre de Schoenstatt) pidió aplausos al inicio de la Misa para esta familia, que con tanta fe venía a ofrecerle su gratitud a la Virgen.

"Bañarse con agua bendita"

Enternecedora es la experiencia vivida con un señor, quien llegó al Santuario buscando consuelo en la Virgen. El pobre hombre tenía tantos problemas, que uno de los guardianes presentes que lo escuchaba llegó a decirle:

"Mi amigo, lo que usted tiene que hacer es bañarse con agua bendita para alejar todos sus males"

¡Cuál no sería la sorpresa del guardián, cuando momentos más tarde vio a un hombre casi desnudo... dándose un baño bajo el tanque de agua bendita! Esto indica que en el futuro habrá que cuidarse de ciertas expresiones metafóricas. Pero mirando un poco más lejos, hay que reconocer que este hombre llegó con una gran fe hasta nuestra Madre de Schoenstatt. Es una fe sencilla y edificante.

Conocer y amar al Padre Fundador

El siguiente diálogo nos da a conocer la sencillez del amor al Padre y Fundador de Schoenstatt.

Monseñor Claudio Giménez estaba rezando en el Santuario. Una señora lo invitó al bosquecito del Padre Kentenich. El "bosquecito del Padre" está junto al Santuario de Tupârendá. Es un lugar de encuentro con el Padre: está su foto en medio de una espesa vegetación, y a su lado – grabado en madera – el párrafo del acta de pre-fundación "Me pongo a su disposición con todo lo que soy y tengo... pero sobre todo les pertenece mi corazón."

Tanto insistía la señora, que Monseñor finalmente le preguntó: ¿Por qué quiere llevarme allí? ¿Por qué quiere que conozca al Padre? ¿Qué sabe usted de él?

La señora responde: No sé casi nada, pero ¡lo amo y quiero que usted también lo conozca!

La señora se quedó emocionada cuando Monseñor le contó que él había conocido personalmente al Padre y Fundador.

Quiero quedarme en el paraíso

Un domingo estaba una señora con sus hijos al costado del Santuario, sentada en el suelo sobre una manta. Ya eran las 5 de la tarde, cuenta Agustín León, un guardián. Estábamos terminando la guardia, entonces le pregunté si ya se iban a retirar. La señora me contestó en su dulce idioma guaraní: "Yo creí que después de morirme recién iba a conocer el paraíso ¡había sido que esto es el paraíso y me voy a quedar todo el tiempo que pueda!"

Una Hermana cuenta: "Un día vi a una señora muy anciana, que iba hacia el Santuario caminando con dificultad. Pero en lugar de ir directamente daba un gran rodeo para ir por el camino de cemento. Le dije que era mucho más cerca ir por el césped (que en Paraguay crece con gran rapidez). Me emocionó su respuesta: ¡No, Hermanita, el pastito de la Virgen no se pisa!"

¿Porque está ahí la Mater?

Carmen Cosp cuenta en "Schoenstatt miní", algunos ecos escuchados del corazón de los niños.

Un niño pregunta a su mamá en el Santuario:

  • ¿Por que está ahí la Mater?
  • Está con Jesús.

El niño grita:

  • Mater, ¿qué hacés allá arriba, por qué no venís aquí a mi lado?

Me emocioné, dice Carmen, porque en ese momento yo tenía ganas de gritarle a la Mater algo parecido. Y ¿no es ésta una fe de niño?

De Cristina Flecha de Prono: "Me cuenta una amiga que a la noche siempre rezaba con los chicos ante una imagen de la Sagrada Familia. El papá muy a menudo no estaba porque trabajaba hasta muy tarde en un Banco. Un día, estando en casa de unos amigos, Manuel (4) encuentra una imagen de María con Jesús en brazos. Se acerca a su mamá, notando la diferencia con la imagen en su casa y le pregunta: Mami, quienes son...?

  • Ella es la Virgen, este es el Niño... - dice señalándolos.
  • y San José está en el Banco – comenta con naturalidad el niñito.

Javier se acerca, me da un beso y me dice: "¡Papá, vos y Dios son los más guapos del mundo!". Yo le contesto:

  • ¡Gracias, mi rey!

El se queda en silencio un instante y después me dice desilusionado:

  • ¿Por qué vos me decís gracias y Dios no?

Un día de lluvia, cuenta Mónica Heisecke, íbamos apurados al colegio, los 4 chicos, en camioneta. En el camino hacemos la oración de la mañana, como muchas veces. Santiago (6) pregunta: ¿Nosotros rezamos para que no nos pase nada, verdad?

No es así, Santiago, trata de explicarle Pablo (8), es que si rezamos abrimos como un paraguas: igual llueve, pero nosotros no nos mojamos.

No hubiese podido yo darle una mejor respuesta.



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Last Update: 23.05.2003 Mail: Editor /Webmaster
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