Ayinrehue, Temuco, Chile: Despedido con pañuelos blancos... Ayinrehue, Temuco, Chile: farewell with white handkerchiefs Ayinrehue, Temuco, Chile: Abschied mit weißen Taschentüchern...
P. Humberto Salgado, Eucaristía en Ayinrehue Fr. Humberto Salgado, Holy Mass in Ayinrehue P. Humberto Salgado, Heilige Messe in Ayinrehue
Entrega del capital de gracias Offering of the Capital of grace Das Gnadenkapital wird geschenkt
Santuario en Ayinrehue, Temuco, Chile Shrine in Ayinrehue, Temuco, Chile Heiligtum in Ayinrehue, Temuco, Chile Fotos: Narvaéz © 2003

CHILE, Temuco, Adriana Narváez. La ciudad de Guayaquil, puerto principal y capital económica del Ecuador es una ciudad hermosa y poseedora además de una naturaleza privilegiada, de una incomparable historia, cuajada de momentos tan terribles como fascinantes, de los que son ejemplo, tanto los que se vivieron bajo el ataque de los piratas en tiempos coloniales, como los épicos y heroicos en que Bolívar y San Martín sellaron el destino de esa parte de América. Ahora, con su cálido clima y su aun más cálida gente, recibe como regalo del Señor, al Padre Humberto Salgado, quien era hasta principios de este año y desde 1996, asesor de la Rama de Matrimonios y de la Juventud Femenina de la Familia de Ayinrehue.

Nacido el 24 de septiembre de 1945 en Viña del Mar, miembro de una hermosa familia de nueve hermanos, de padre chileno y madre ecuatoriana, vuelve al país de sus raíces, dejando tras de sí a una numerosa legión de amigos y a una agradecida comunidad schoenstattiana que recibió su entrega generosa y fructífera. Después de dejar muy apenados a los matrimonios y demás miembros de la Familia de Montahue en Concepción, llegó a Temuco a trabajar con una Rama que con mucha añoranza se sentía todavía unida al Padre Horacio López que el año anterior había partido a Monterrey, en México, a fortalecer a la Juventud Masculina del Movimiento en ese país.

Un testimonio de una misión compartida

"Nos costó poco acostumbrarnos a este nuevo Padre, tan lleno de vitalidad, dedicación, y cercanía. Nos impactó su constante entrega y preocupación paternal por cada uno de nosotros, la plena confianza que depositaba en quien entregaba una misión," dice una de los responsables de la Obra Familiar de Temuco. "Se le vio siempre muy alegre y tan enamorado de su vocación, que nunca lamentó el no haber podido jurar en la Corte Suprema, y con eso recibir su título de Abogado, después de haber completado sus estudios de Derecho en la Universidad Católica de Chile, de haber entregado su Tesis 'La naturaleza humana como fundamento del Derecho' y haber rendido satisfactoriamente su examen de grado. No pudo jurar porque su curso del Seminario empezaba un mes antes de la fecha asignada para la ceremonia. Son innumerables los matrimonios de los que fue testigo, los bautizos, consagraciones, bendiciones de Santuarios del Hogar, retiros, charlas, jornadas que efectuó. Nos conocía a cada uno con profundidad y con los detalles que le permite retener su prodigiosa memoria, vio crecer y madurar a muchos en estos fructíferos seis años que se nos hicieron muy cortos."

Un puente entre dos pueblos hermanos: Temuco y Guayaquil.

Las despedidas se sucedieron una tras otra, las familias del Sur de Chile: Valdivia, Osorno, Puerto Montt, Coyhaique, Punta Arenas... pero su Familia de Ayinrehue en Temuco y sobre todo su querida Rama de Matrimonios que entrega madura y multiplicada: ciento tres matrimonios con Alianza, le manifestamos nuestro cariño y agradecimiento con variados festejos y al final con una inolvidable cena que terminó con pañuelos blancos que se agitaban interminablemente. ¡Que hermoso es haber aprendido, a través de tantas dolorosas despedidas a nuestros asesores, a desprendernos de quienes queremos tanto para poder entregarlos a países hermanos que mucho los necesitan!

¡Cuánto queremos y cuan agradecidos estamos a Dios y nuestra querida Mater por nuestros sacerdotes que dan toda su vida en un cálida y gratuita entrega iluminados por el ejemplo del Buen Pastor!

¡Gracias Padre Humberto! Estaremos siempre recordando su habitual y enaltecedora despedida: "Sea santo", "Sea santa", fuerte impulso para vivir la santidad de la vida diaria en medio de las dificultades y desafíos del mundo de hoy.