Dances and songs of joy in a war-torn country: 5,000 young Barundis in pilgrimage to the Schoenstatt Shrine, believing in peace. Freudentänze und Lieder in einem vom Bürgerkrieg heimgesuchten Land: 5.000 junge Barundis pilgerten zum Schönstattheiligtum. Sie glauben an Frieden

Pilgrims' Church, Mont Sion Gikungu: Entrance procession Pilgerkirche Mont Sion Gikungu: Einzug

Arrival by the Shrine: Queen of peace, pray for us... Ankunft beim Heiligtum: Friedenskönigin, bitte für uns...

Procession of the youth Jugendprozession

Fotos: Seitzer © 2002

BURUNDI, Hna. Lisette Seitzerk. Ir a Toronto, Canadá, para el Encuentro de la Juventud, no fue posible para los jóvenes de Burundi. Así que el obispo de Bujumbura organizó junto con la Comunidad Emmanuel de Ruanda y Kongo, un encuentro de juventud en Bujumbura desde el 28 de agosto hasta el 1º de septiembre. El foro de la juventud se cerró con una peregrinación desde el centro de la ciudad hacia Monte Sion Gikungu, donde se encuentra el santuario de Schoenstatt. Con la cruz y la imagen de María presidiendo la peregrinación, participaron por lo menos 5000 jóvenes con el obispo, cantando con júbilo en Gikungu y rezando por la paz.

¡Qué contraste! Exactamente hacía una semana, el domingo 25 de agosto, no había nadie en el predio de Monte Sión, dado que allí se desató una batalla que duró toda la mañana del domingo. Granadas y proyectiles mayores explotaron en todo el lugar y las balas silbaban por doquier, dejando tras de sí por lo menos 15 agujeros en el techo de la nueva Iglesia de Peregrinos. Pero tanta violencia y maldad no pudieron contra el espíritu comprometido y valiente de los jóvenes, que iban ahora con la cruz y la imagen de María a Gikungu para rezar por la paz de su tierra.

Misa en la Iglesia de Peregrinos con el obispo Evariste Ngoyagoye de Bujumbura

La celebración comenzó con una procesión desde el santuario a la Iglesia de Peregrinos, donde el obispo Evariste Ngoyagoye junto a 13 sacerdotes y un diácono celebró la misa con los entusiasmados jóvenes. En diversas canciones los menores agitaban tiras de papel para expresar con ritmo su alegría. Era todo tan auténtico y original que el obispo súbitamente se quitó su birrete episcopal y lo agitó sobre su cabeza siguiendo el ritmo, lo cual fue respondido por los jóvenes cantando con mayor entusiasmo. Al final de la misa, en la acción de gracias, compartieron jóvenes de Ruanda y Kongo testimonios de sus experiencias de fe. Con júbilo se cantó y bailó nuevamente. Luego marcharon en procesión hacia el santuario, donde se encomendaron a la Madre de Dios, pidiendo epecialmente por la paz en Burundi, Ruanda y el Congo. Espontáneamente se volvió a cantar y bailar ante el santuario y muchos jóvenes ingresaban al pequeño lugar de gracias para abrir su corazón a Jesús y María.

Traducción: Beatriz Arosemena, Guayaquil, Ecuador/esw