Schönstatt - Begegnungen

"Y te llevará adonde tú no quieras" ( Juan 21,18)

En camino hacia Milwaukee; 50 años después del arribo a Milwaukee; La cosecha espiritual del tiempo del exilio - Monseñor. Dr. Peter Wolf

DOCUMENTACIÓN
Palabras de Monseñor P. Wolf en la víspera del aniversario de la muerte del Padre Fundador, Iglesia de la Adoración, Schoenstatt
Talk of Monsignor Peter Wolf at the eve of the anniversary of the death of Fr. Kentenich, Adoration Church
Vortrag von Monsignore Dr. Peter Wolf am Vorabend des Todes von Pater Kentenich, Anbetungskirche
Foto: Fischer © 2002
Alianza con el Padre: Jubileo de Oro del Santuario del Padre en Argentina, 20 de enero de 2002
Covenant with the Father: Golden Jubilee of the Shrine of the Father in Argentina, 20 of January, 2002
Bündnis mit Pater Kentenich: Goldenes Jubiläum des Vaterheiligtums in Argentinien, 20.Januar 2002
Foto: Badano © 2002
Jubileo de Oro del arribo del Padre a Milwaukee, USA, 21 de junio de 2002
Golden Jubilee of the Arrival of Father Kentenich in Milwaukee, USA, June 21, 2002
Goldenes Jubiläum der Ankunft Pater Kentenichs in Milwaukee, USA, 21. Juni 2002
Foto: Krzmarzick © 2002

Querida Familia de Schoenstatt!

En la víspera del aniversario de la muerte de nuestro Padre y Fundador estamos reunidos como su Familia en nuestra Iglesia de la Adoración, donde hace 34 años fue llamado a la eternidad, permaneciendo sin embargo con nosotros de una manera nueva. Aquí nos sabemos especialmente unidos a él. Como en años anteriores, quienes formamos parte del equipo de Postulación queremos invitarlos a mirar a nuestro Padre y Fundador destacando un aspecto de su vida tan rica. En la búsqueda de aquel aspecto que este año merece nuestra especial atención, nos hemos dejamos guiar por las noticias de nuestra Familia de Schoenstatt internacional en Argentina y en los Estados Unidos.

A pesar de los graves problemas económicos del país, la Familia de Schoenstatt de Argentina celebró una fiesta magnífica. La bendición del Santuario del Padre en Florencio Varela el 20 de enero de 1952, fue el motivo de la visita de nuestro Padre a Argentina hace 50 años, camino al exilio. La Familia de Schoenstatt de USA, el 21 de junio de este año, celebró los 50 años del arribo de nuestro Padre a Milwaukee.

Queremos dejarnos inspirar por nuestra Familia del otro lado del Atlántico para recorrer juntos el camino del Padre al exilio, acogerlo en nosotros, y absorber esta etapa de su vida de Fundador. Los dos Jubileos de Oro echan luz sobre dos momentos importantes en la vida de nuestro Padre. En medio de un tiempo oscuro y difícil, él hace brillar algo que para el futuro de su Familia se ha tornado valioso.

Partida hacia nuevas playas

El 20 de mayo de 1945 el Padre Kentenich volvió victorioso de la prisión del campo de concentración. El nacionalsocialismo y el campo de concentración de Dachau no pudieron quebrantarlo ni a él ni a su obra. Su confianza incontenible en la Madre de Dios y su fe osada y práctica en la Divina Providencia mostraron su eficacia permitiéndole sobrevivir. Inquebrantable y lleno de proyectos para el futuro, está delante de su Familia. No comienza a relatar historias de héroes sobre el tiempo transcurrido en el campo de concentración. Comienza a conducir a su Familia hacia arriba, a las alturas de las aspiraciones y de la Alianza de Amor en todas sus dimensiones. Aquí está alguien que ha crecido en su Alianza de Amor hasta abarcar a la Santísima Trinidad, como lo hemos comprendido en los últimos años, convocados por el Santo Padre y a través de textos escogidos de nuestro Fundador. En los ojos del Padre Kentench, Schoenstatt salió victorioso de la prueba de fuego y ahora debe orientarse hacia lo internacional, la ciencia y la Iglesia. Es la triple meta señalada como estrategia para el tiempo posterior al campo de concentración.

Con una gran pasión por su misión y con un ímpetu incontenible persigue esa estrategia reconocida a la luz de la Divina Providencia. Ya en el año 1945 comienza sus viajes al extranjero, primero a Suiza y a Roma. Al comienzo del año 1947 se marcha a ultramar, emprende sus grandes viajes alrededor del mundo que lo conducen a importantes filiales de los Pallottinos, donde Schoenstatt se hizo conocido a través de las Hermanas de María y donde surgieron los primeros brotes del Movimiento. Como paso hacia las ciencias valoró la fundación de la "Hochschule" (Universidad) en Schoenstatt, que para nuestro Padre ha sido un gran deseo. Tuvo lugar ya en octubre de 1945. En los años siguientes aparecieron una serie de publicaciones científicas escritas por profesores de la "Hochschule" que tenían absolutamente previsto estas altas metas.

La meta "Schoenstatt hacia la Iglesia" la había concretado el Padre a través de la publicación del "Hacia el Padre". De todos modos, su intención era despertar un debate sobre aquello que se había ido desarrollando en Schoenstatt. Realizaba esfuerzos por obtener la aprobación eclesial de sus Institutos como Institutos seculares, parte de esta meta hacia la Iglesia. Una fecha central para él es la publicación de la Constitución Próvida Mater por el Santo Padre Pio XII en la primavera del año 1947. Ella libera el camino a los Institutos Seculares para incorporarse a la estructura de la Iglesia.

El Padre esperaba que el camino hacia la Iglesia y las ciencias se diese a través de una intensa correspondencia con el Obispo Stein de Treveris y con muchas otras personalidades. Simultáneamente, surgieron reservas hacia una espiritualidad demasiado propia por parte del Movimiento de Schoenstatt. Cada vez más claramente se movían fuerzas opositoras a un Movimiento eclesial que traspasó los límites diocesanos, imagen reflejada por Schoenstatt como precursor de los nuevos movimientos eclesiales en Alemania. Así se llega a la visitación episcopal. El informe de la visitación no contiene ninguna objeción dogmática, sino sólo reparos y temores de índole práctico-educativa. Nuestro Padre hubiera podido darse por satisfecho con la aprobación fundamental de su teología y de su doctrina. Pero él reaccionó en forma diferente. Comenzó a luchar. Vio que no se comprendió ni aceptó precisamente aquello donde radicaba la originalidad y fecundidad de su fundación. En los reparos y reservas percibió un pensar que calificó y desenmascaró como mecanicista y destructivo a la larga. De este modo comenzó una disputa fundamental en la cual también tomó parte el Santo Oficio, al final de la cual se encontraba la expulsión de Schoenstatt y finalmente el camino hacia Milwaukee.

Y te llevará adonde tú no quieras

En una conversación con el Visitador apostólico, P. Sebastián Tromp SJ, a fines de septiembre de 1951 en Limburgo, se le prohibió al Padre permanecer en Schoenstatt. Solamente podía estar en Schoenstatt para las Jornadas previamente anunciadas, como la Jornada Pedagógica del 51 y la Semana de Octubre de ese año. El resto del tiempo se quedó en Montabaur, Bad Ems y Ochtendung. La Patria querida le fue negada. Hacia fines de octubre viajó nuevamente a Suiza y finalmente a Roma. En un decreto del 1º de diciembre se dispuso, por parte de la Iglesia, que debe dejar Europa. En enero el Santo Oficio le asignó como destino la sede de los Pallottinos en Milwaukee. Nuestro Padre llegó allí el 21 de junio de 1952.

Personalmente, el Padre tenía otras tareas y metas después de la guerra. Se había lanzado al mundo para llevar a Schoenstatt a lo internacional. En Suiza había coronado a la MTA como Reina del Universo. Estaba avanzando con su fundación, pero ahora estos decretos bloquearon su camino como señales de stop.

"Otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras", así leemos en el evangelio de San Juan las palabras de Jesús a Pedro. Los caminos del gran pescador de hombres no serían los caminos que él se imaginaba y quería. Otro te ceñirá y tomará la conducción. Así lo leemos al final del evangelio de San Juan con miras al Padre y su futuro. Es lo que vivencia también nuestro Padre y Fundador: otro lo llevará. ¿Será que se confía a la conducción de Dios, a sus caminos incomprensibles?

José Kentenich nunca negó el carácter de riesgo de la fe. Nunca minimizó el claroscuro de la Fe en la Divina Providencia. Tampoco se entregó a ilusiones sobre el destino de profeta, como lo testimonian sus palabras el 31 de mayo de 1949 en Bellavista: "Quien tiene una misión ha de cumplirla aunque conduzca a los más oscuros y profundos abismos, aunque exija dar un salto mortal tras otro! La misión de profeta trae siempre consigo suerte de profeta". El que se expresa de esta manera sabe lo que su respuesta provocará en Tréveris.

Se preparó

Ya en Dachau nuestro Padre se preparó visiblemente para estas dimensiones del futuro en su vida. Entre las oraciones del "Hacia el Padre" encontramos una que enumera muchas situaciones y que responde siempre de nuevo con el estribillo:" Padre, con misericordia mira a nuestra Familia y, por causa suya, manifiéstate en tus maravillas". En ella se encuentran descriptas primero situaciones que caben a su realidad en Dachau, como por ejemplo las siguientes:

"Cuando la persecución pisa mis talones
Y todos los campos se transforman en desiertos."
Ó:
"Y cuando mi vida pende de un hilo,
porque enemigos me acechan en todos los senderos."
Pero después crece en aumento:
"Cuando por perfidia y por un odio ciego
buscan destruir, destrozar la obra de mi vida."
Y:
"Cuando se me acusa de todas las herejías
Y todo los que me apoyaban huyen de mí."
Y sigue:
"Cuando quieren arrancarme de mi lado
A quienes he podido tener por discípulos."

Lo que nuestro Padre nombra como posibles situaciones, y para las cuales se prepara interiormente en el sentido de la Inscriptio, se hizo realidad dolorosa. El peligro de que la obra de su vida se destruya o sufra graves daños está próximo. Se extiende la fama de que algo en Schoenstatt no está bien. Se ubica al Padre y a su obra cerca de la herejía y de las sectas. ¡Cómo le debe doler el que quieran arrancar de su lado a los que están vinculados a él como sacerdote y fundador!

Paso a paso se restringe, se dificulta y se prohíbe el contacto con los suyos.

En medio del resurgimiento después del tiempo de persecución nacionalsocialista, nuestro Padre se ve confrontado con objeciones y prohibiciones masivas. Esta vez no vienen de un poder político enemigo sino de la misma Iglesia. En cierto sentido era un honor ser prisionero del campo de concentración. Era motivo de reconocimiento y honor haberse enfrentado a un sistema de injusticia, ubicándose en la cercanía de los mártires. Pero aquel que fue echado de la Iglesia, quien recibió un decreto del Santo Oficio, se ubicaba en la cercanía de los herejes. Afectó el honor. Las circunstancias ponían a nuestro Padre en situación de recibir las más diversas y también muy injustas sospechas. Dachau habrá sido más peligroso para el cuerpo y la vida. Lo superó. Pero Milwaukee fue más doloroso, fue más amargo. Significaba menosprecio, sospecha y ser ignorado. Sin embargo él se había preparado para estas dimensiones. Así, está preparado y puede entregarse a esta conducción.

Se deja llevar adonde no quiere

Opuestamente a lo pensado, sus viajes a ultramar terminan en el lejano Milwaukee, en una de las sedes más insignificantes de sus cohermanos Pallottinos.

Debe haberse sentido como dejado de lado, lejos de la Patria, en el exilio. Al comienzo vivía en él la esperanza de que todo se aclare pronto y pueda volver. Pero pasan meses tras meses y años tras años. La alusión amenazante de que "sólo en el ataúd" volvería a Europa, año tras año se hace más probable. Sabemos que se hicieron 14 largos años, que él y su Familia espiritual aprendieron a interpretar y comprenderlos como las 14 estaciones del Vía Crucis.

Atravesar un camino tan largo es un desafío enorme a la Fe en la Divina Providencia de nuestro Padre. ¿Se equivocó en la interpretación de los planes de Dios? ¿Entendió mal su misión de tener que llevar Schoenstatt a la Iglesia, a la ciencia y al mundo? ¿Se equivocó en la búsqueda de las huellas de la voluntad de Dios para el futuro? La "búsqueda de huellas" no es un programa inofensivo que el Congreso Pastoral 2002 presentó y entregó al Cardenal Lehmann en la semana de Pentecostés, como aporte de Schoenstatt para la Pastoral del futuro. Buscar huellas es exigente. La búsqueda diaria de las huellas de Dios debe soportar mucha oscuridad. No se pueden descifrar tan fácilmente los planes y pensamientos de Dios.

Nuestro Padre nos previve cómo soportar y cómo sobrellevar también la oscuridad. En todas las incomprensiones no abandona la idea de que es Dios quien tiene el timón en la mano. Se mantiene firme en la fidelidad de la Mater a la Alianza de Amor. Le brinda sostén y regala cobijamiento. Muchos hombres que se encontraron con él en estos años difíciles comentaron impresionados la gran tranquilidad que irradiaba. Hay muchos testimonios así en el tiempo de Milwaukee. No serán de menor importancia en el proceso de canonización.

Se deja mostrar lo que debe hacer

A través de todo este proceso nuestro Padre no comienza a mostrarse molesto o incomprendido ni se retira ofendido. Tampoco actúa por detrás en contra de Roma y las autoridades. Milwaukee será un tiempo de constatar, en estos años de una entrega apostólica y sacrificada, lo que creció y se llevó a cabo. Es un tiempo en que nuestro Padre escribe mucho. Mucho de lo que dicta o escribe en estos años está dirigido no sólo al destinatario de aquel entonces sino que es para los tiempos futuros y el foro de la historia. Otras cosas son redactadas como estudios que el día de mañana deben ayudar a la comprensión de Schoenstatt y como material de formación para las comunidades fundadas por él. Mucho de lo sucedido en la Iglesia y en el mundo, sobre todo en el gran Concilio Vaticano, era seguido atentamente por él y comentado desde la espiritualidad de Schoenstatt y en el horizonte de su misión profética. Se habla de más de 10.000 páginas escritas en este tiempo. La herencia rica de estos años en gran medida aún no está explorada y disponible para la familia.

En la primavera de 1959 el párroco a cargo de los católicos alemanes en el área de Milwaukee le pidió al Padre Kentenich que diese las prédicas durante el tiempo de cuaresma a sus feligreses. Para nuestro Padre esto fue el motivo y la "puerta abierta" en la línea de la Fe en la Divina Providencia para comenzar un contacto con la comunidad alemana en Milwaukee. Cuando poco tiempo después se trasladó al sacerdote que atendía a la comunidad lemana y no vino ninguna suplencia, se le confió al Padre Kentenich el cuidado pastoral de los alemanes inmigrantes. De esta acción pastoral proceden las pláticas de Milawaukee que se publicaron a partir de 1969 con el título "Riesgo de la fe", como muchos de nosotros las conocemos. En ellas vemos a nuestro Padre como sacerdote y predicador, que con mucho amor y cuidado trató de ampliar en los hombres los contenidos de su fe para lograr que se familiaricen con ellos. Siempre une la vida y la fe, la naturaleza y lo sobrenatural.

Aún más cercano a la vida y más profundo, vemos a nuestro Padre en las pláticas del lunes por la tarde, nacidas de las reuniones de los lunes por la tarde, que él dedicó durante años a un círculo de matrimonios. Para muchos, sobre todo para nuestras familias de Schoenstatt, surgieron allí textos muy valiosos. Algunos matrimonios de la Obra de Familia por sugerencia de nuestro Padre invitaron a otros matrimonios, y se unen a los diálogos con el Padre los lunes por la tarde. Aquí se hace una misión para nosotros lo que ha sido vivenciado como un regalo en Milwaukee. Sucede lo mismo que con el lema que el Movimiento de Schoenstatt en Milwaukee ha elegido: Milwaukee 2002: Tu regalo- nuestra misión.

"Tu regalo- nuestra misión"

Nos detenemos un poco en el lema del jubileo de los 50 años después de la llegada del Fundador a Milwaukee. Allí las personas quieren destacar que la llegada de este Padre de Alemania fue vivida como un regalo. Muchos ignoraban por completp el motivo de fondo, la dinámica y tragedia que lo conducía a ellos, no sabían nada de la figura del gran Fundador.

Lo vivenciaron como un Padre amable, un sacerdote que tenía tiempo y que sabía escucharlos, un sacerdote con una gran irradiación espiritual. Un cohermano de mi comunidad tuvo que ir a Milwaukee por un año y así en los últimos dos meses volvió lleno de vivencias transmitidas por el Padre. Comentó que en Milwaukee experimentó al Padre mucho más humano, que allí no es el gran Fundador y Maestro sino el Padre, el sacerdote. De alguna manera uno se siente introducido en la atmósfera de su humanidad, de su franqueza, de su arte de abrir los corazones, de su ser padre - tal vez por las circunstancias sencillas y humildes. Allí uno se encuentra con un padre palpable.

También a través de los comentarios de otros cohermanos que visitaban al Padre en Milwaukee, me llamó la atención cómo y cuán profundamente estaban impresionados por lo humano del Padre. En sus comentarios se percibía cómo estaban impresionados por su interés personal en ellos hasta en los más mínimos detalles. Muchos no podían entender que les diese tanta confianza a pesar de ser tan jóvenes. Otros estaban tocados por la profundidad con que aceptó y comprendió su historia de vida. Otros no podían comprender que se arrodillase ante ellos para pedir su bendición sacerdotal.

El regalo, del cual habla el lema del jubileo de Milwaukee, evidentemente no sólo es la herencia espiritual de los textos y pláticas de aquel tiempo sino que a este regalo pertenece todo el Padre con su irradiación, con el interés que sabía mostrar, con su amor paternal que se sentía y vivenciaba en torno a él. Yo percibo un gran anhelo, sí, casi nostalgia en nuestra Familia por la atmósfera que nuestro Padre supo extender y en la cual creció Schoenstatt. Esa atmósfera despertó tanta vida. Le hizo sentir a cada uno: tú eres importante, estás llamado y eres necesario para una gran misión. En esta atmósfera era una alegría aceptar las ideas y pensamientos del Padre y hacerlos propios. Al mismo tiempo él podía despertar muchas iniciativas propias e ideas propias, de un fuerte compromiso. Es lo que necesitamos si queremos aceptar la rica herencia de este tiempo en la vida de nuestro Padre. Yo sé de muchos que en los próximos años quieren hacer una peregrinación a Milwaukee. ¡Qué puedan recoger mucho de esta atmósfera y traerla!

La cosecha espiritual del tiempo del exilio

Al intentar captar la cosecha espiritual de aquel tiempo en toda su plenitud y esbozarla, notamos que recién estamos al comienzo. Me parece que muchos comparten conmigo la impresión de que tenemos mucho menos presente esta etapa de la vida de nuestro Padre que el tiempo de la Fundación o el tiempo de su prisión en Coblenza y Dachau. Probablemente estamos más capacitados para descubrir la cosecha espiritual de Dachau que para responder a esa pregunta con miras a Milwaukee. También mi esquema de esta noche es tan sólo un intento.

Seguramente hay aquí en primer lugar dos grandes herencias, que nos son conscientes y que nuestra Familia ha aceptado por lo general con gran alegría. Yo pienso en la nueva imagen del hijo y la nueva imagen del Padre que maduró en esta etapa de la historia de la Familia y la corriente del Santuario Hogar y del santuario del corazón, que nacieron allí. Nuestro Padre habló con gusto sobre ello en las pláticas de Roma y en sus visitas a diferentes centros schoenstattianos de nuestra Patria. Transmitió ambos mensajes con gran emoción, como fruto del gran tiempo de pruebas de los últimos 14 años. Ambos son una impronta para nuestra familia en su espiritualidad y aplicación.

Más allá, me parece que hay otras herencias muy valiosas, aún cuando han sido dadas y confiadas más a comunidades particulares. Vendrá el tiempo en que las comunidades hablarán más sobre ello, sobre todo lo que han recibido en ese tiempo. Mucho será tan valioso que no ha sido pensado sólo para ellos, sino que debe iluminar a todos los que están en la casa del Padre.

Yo pienso en el valor del terciado en USA de 1952 y del terciado en Milwaukee de 1963 como herencias de este tiempo para nuestra comunidad de Padres. Pienso en la vida y las aspiraciones de la Señoras de Schoenstatt por la liberación de nuestro Padre, que se une con la cruz de la unidad. Desde la vivencia del jubileo en Argentina en enero de este año, está delante de mis ojos cuán fuertemente la familia de las Hermanas allá se ha solidarizado con nuestro Padre en un Acto Filial comunitario, y cómo conservaron la fidelidad en este difícil tiempo del exilio. La Hna. Ursula, Superiora Provincial de Argentina en aquel entonces, contó en el Jubileo de Oro la historia de la vinculación y entrega, frente a toda la Familia presente. Es una historia que podemos poner con justicia al lado de la historia tan valiosa del Jardín de María, donde el acompañamiento de nuestras Hermanas de la Provincia Providencia en la primera prisión del Padre está presente en la memoria de toda la Familia. El testimonio de la historia del acompañamiento de nuestras Hermanas de Argentina pertenece también a la herencia de Milwaukee. "Él que habla en serio del Padre debe hablar también de los hijos."

Quiero cerrar con una referencia a una pequeña herencia de los Sacerdotes de la Federación de aquel tiempo. Nuestra Federación de Sacerdotes le debe a nuestro Padre impulsos decisivos para la necesaria refundación al final del tiempo de exilio. En aquella oportunidad jóvenes cohermanos, en parte aún estudiantes, descubrieron a través del estudio de textos del Padre que nuestro Padre consideraba oportuna una división entre Instituto, Federación y Liga en relación a los sacerdotes diocesanos. Para tener aún más claridad, algunos habían tomado contacto con él. En una de esas visitas el Padre les regaló un cíngulo expresándoles: "para que el pequeño círculo se ate".

El cíngulo se usa hasta el día de hoy cada vez que un cohermano se ata mediante un contrato a la comunidad de los sacerdotes de la Federación. Como Director General muchas veces lo tendí a los cohermanos para el contrato. Siempre que uno se pone el cíngulo, al colocarse los ornamentos litúrgicos, renueva la vinculación a la comunidad y al Padre. En ese momento se hace presente siempre la palabra que Jesús le dirigió a Pedro sobre su camino futuro: "Otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras"

Traje esta noche este cíngulo de Milwaukee, que quiero colocar alrededor del pie de la custodia. Debe ser un símbolo que demuestra que nuestro Padre y Fundador estaba totalmente unido a Jesús. El Señor en él, como primogénito, hizo verdad su palabra: "Otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras". Estando tan íntimamente vinculado a Jesús y a su Padre Celestial, pudo permitir que otros se vinculasen a él, aprendiendo así a seguir al Señor y a dejarse conducir por Dios. Esa experiencia con nuestro Padre nos ha reunido aquí, por eso queremos agradecer en esta hora.

Traducción: Hna. M. Arntrudis Seeger, Buenos Aires, Argentina



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