Schönstatt - Begegnungen

Toronto: Encuentro con el Papa, encuentro con Schoenstatt

Juventud de Schoenstatt de EEUU en la Jornada Mundial de la Juventud en Toronto

World Youth Day Toronto: Schoenstatt Youth greeting the Pope.
Weltjugendtag Toronto: Schönstattjugend begrüßt den Papst.
Holy Mass with the Pope
Heilige Messe mit dem Papst
The crowd just started to cheer...
Die Menge jubelte...
Special experience: stations of the cross
Ein besonderes Erlebnis war der Kreuzweg
On the way .... to Cologne and Schoenstatt 2005!
Unterwegs... nach Köln und Schönstatt 2005
Fotos: Welser © 2002
 

JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD, Mark Niehaus. Un encuentro con el Papa, un encuentro con la juventud del mundo y especialmente la de Schoenstatt con la cual se había compartido experiencias muy especiales en Milwaukee durante el Encuentro Internacional de la Juventud: eso fue Toronto 2002. Desde Toronto hasta Colonia 2005, hasta Colonia, cerca de Schoenstatt, como dijeron algunos: eso es lo que tenemos por delante los participantes de la Juventud de Schoenstatt en la Jornada Mundial de la Juventud en Toronto.

Entre los muchos peregrinos que viajaron al día Mundial de la Juventud en Toronto (Julio 22-28) estaba nuestro grupo de 12 jóvenes norteamericanos quienes habían llegado muy emocionados luego del encuentro de la Juventud de Schoenstatt en Milwaukee. Llegamos temprano el Lunes luego de haber manejado toda la noche hasta Toronto. El Padre Jonathan Niehaus, nuestro dirigente, nos entregó alegremente en el lugar de registro, los artículos que nos acompañarían en esos días, nuestras tarjetas de identificación y las mochilas de peregrinos. Había un rumor de que talvez dormiríamos en casas de familias en vez del piso de un salón de clases. Llenos de expectación cruzamos la ciudad en ruta hasta la Parroquia San Christopher en Mississuaga. Mientras conducíamos comenzó una gran tormenta que refrescó el ambiente pero causó que se vaya la electricidad. Pero los parroquianos nos dieron la bienvenida muy cálidamente y nos invitaron a comer pizza bajo la luz de las velas. Cuando volvió la luz, y comenzaron a llegar nuevos peregrinos, era tiempo para el equipo parroquial de organizar los lugares donde dormiríamos. Los rumores eran verdaderos, fuimos asignados a casas de familias.

Una atmósfera burbujeante de vida joven y energía – y amor para nuestro Señor

Caímos en cuenta de la magnitud del Día Mundial de la Juventud cuando abordamos los trenes que llevaban al centro de Toronto. Cientos de peregrinos repletaban las plataformas y entrar y salir de los trenes se tornó en toda una aventura. Luego de un viaje de cuarenta minutos llegamos al Palacio de Exhibiciones, en donde tendrían lugar la mayoría de los eventos de la JMJ. Los días estaban llenos de actividades. Los peregrinos podían ir a conciertos de rock cristianos o participar en talleres. Había un sector grande de conferencias para comunidades religiosas y organizaciones para armar stands para ser visitados. el centro del patio de uno de los edificios fue transformado en una capilla de adoración perpetua. Siempre había gente tomando un descanso de la multitud y visitando al Santísimo. Había una atmósfera burbujeante de vida joven y energía.

Arribo del Santo Padre

Tres momentos marcaron a nuestro grupo profundamente. El primero fue la ceremonia del arribo y bienvenida del Santo Padre el Jueves 25 de Julio. El arribo del Papa estaba programado para llegar avanzada la tarde, y por ello llegamos con cuatro horas de anticipación. La estación de tren estaba cerrada por razones de seguridad, así que caminamos desde el centro de Toronto con una corriente de cientos de otros peregrinos. Al pasar por el punto de chequeo de seguridad parte del grupo decidió quedarse cerca de las barricadas para poder ver de cerca al Santo Padre cuando pasara en su papamóvil. El resto de nosotros comenzó la aventura de encontrar un lugar cerca del escenario, para esperar que comience la ceremonia. Esta fue nuestra primera experiencia de humanidad en masa. Saltando, andando de puntillas, rodeando gente nos hicimos paso entre la multitud que estaba reunida mucho antes de que nosotros llegáramos. Había banderas por todas partes. El sonido de más de 300,000 personas hablando y riéndo era increíble. Mientras más lejos caminábamos, había menos probabilidad de encontrar donde sentarnos en el piso. Finalmente, a unas 500 yardas del escenario encontramos un lugar entre un grupo de italianos y otro de australianos. No era un lugar muy amplio pero lo hicimos nuestro centro de operaciones. Luego comenzamos a esperar.

Mientras avanzaba la tarde, se escuchó de repente el sonido de helicópteros y la gente empezó a gritar de alegría. El helicóptero del Santo Padre aterrizó a una distancia prudencial. Fue impresionante ver la transformación de la gente. Todos los que habían estado descansando, durmiendo o jugando cartas, estaban saltando de alegría y ondeando sus banderas. De repente estaba muy claro la razón por la cual estaban todos ahí, expuestos al sol sentados en un parqueadero. Estabamos esperando a Juan Pablo II.

Sobre las cabezas de los participantes se poddía ver la cámara delante del papamóvil. Muchos de los participantes se arremolinaron en torno a las barricadas para estar lo más cerca posible del Santo Padre. Era curioso ver como la multitud, de orígenes tan diversos se iba tornando un solo grupo. Una vez que el Santo Padre llegó al escenario la ceremonia comenzó con la presentación de los diferentes países y las banderas. Cada nación saludó al Papa con gritos y los de países con poca concurrencia eran ayudados a gritar por todos los demás que estaban a su alrededor. Este sentimiento de unidad en la diversidad era muy fuerte.

Schoenstatt en la JMJ

El siguiente momento más hermoso de nuestro tiempo en Toronto, fue la presencia de la Juventud de Schoenstatt en la JMJ. Habiendo venido desde Milwaukee sabíamos que había muchos otros integrantes de Schoenstatt y el desafío era encontrarlos. Cada vez que nos topábamos con paraguayos o chilenos, o veíamos a los alemanes, era como una reunión familiar. Caa vez que encontrábamos un lugar para estar en medio de la multitud, la siguiente tarea era ver si podíamos encontrar un grupo de schoenstattianos.

En la noche después del acto de bienvenida del Santo Padre, hubo un encuentro en una de las parroquias para todos los peregrinos de Schoenstatt. A pesar de las dificultades en encontrar la parroquia, muchos de los grupos llegaron, repletando la parroquia. El programa incluía un encuentro con el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, el Arzobispo de Santiago, Chile, Padre de Schoenstatt y la oportunidad de cantar música schoenstattiana y consagrarnos especialmente a la MTA.

"Buenas noches, jóvenes"

El momento más emocionante prometía ser la Vigilia y Misa de Clausura en las Tierras de Downsview, en donde se clausuraría las actividades de la JMJ. Seguimos los pronósticos del tiempo lo mejor que pudimos. Luego de la lluvia del Viernes, estabamos esperanzados que no tendríamos que enfrentarnos a la lluvia durante la noche, pero igual fuimos preparados para lo que viniera.

El Sábado 27 de Julio fue dedicado a trasladar a todos los peregrinos hacia el lugar de un antiguo aeropuerto, donde se llevaría a cabo la Misa Papal. Luego de una eucaristía de despedida en nuestra parroquia anfitriona, nos fuimos caminando por una autopista que estaba cerrada al tráfico. La cola de gente parecía no terminar nunca. Luego de pasar por las puertas de entradas encontramos un lugar con césped a unas 800 yardas del escenario pero cerca de una pantalla de televisión, donde podríamos seguir de cerca todo lo que pasaba. El resto de lugares estaba lleno.

Mientras llegaba la noche, los helicópteros llegaron de nuevo con el Santo Padre. Esto fue el inicio de un momento de oración de tres horas, con música, lecturas, y testimonios que fueron marcados por las Palabras del Papa dirigidas a nosotros. Quizá lo que más nos marcó, y lo que nos ayudó a mantener una actitud positiva al día siguiente, en el que tuvimos que soportar lluvia y viento, y luego sol y calor durante la Misa Papal fue la ternura y alegría del Santo Padre al final de la Vigilia. Cada vez que él se debía ir, decía algo más. Finalmente, de una manera muy paternal nos deseó una buena noche y que durmiéramos bien. Fue otra vez, una experiencia que entre la multitud había una sola familia en torno a su Santidad. Fue una experiencia muy hernosa de unidad e Iglesia.

Traducción: Angie Santos, Guayaquil, Ecuador



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Last Update: 27.08.2002 14:24 Mail: Editor /Webmaster
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