Una corona
de rosas vivas por la paz del mundo
Rosario
encendido rezado por el Movimiento de Schoenstatt en la Iglesia Santa
Catalina de Siena, Buenos Aires
|
Participaron
varios Movimientos, entre ellos los
Focolares, Legión de María, Movimiento Familiar Cristiano,
Cursillos de Cristiandad, Soledad Mariana, Kerigma, Encuentros Matrimoniales,
Talleres de Oración y Vida, Asociación Puente, Apóstoles de María,
Movimiento de la Palabra, Centro de Espiritualidad Santa María, Talleres
de Vida Cristiana y Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús. La Familia
de Schoenstatt diocesana se hizo presente a través
de sus Institutos, Federaciones y Ramas junto a las
Voluntarias de María, Casa del Niño, Taller San José, Círculo
Vocacional, Centro Pedagógico, Secretariado P. J. Kentenich,
Círculo de Adoración de Schoenstatt, Círculo de Adoración Monte Sión,
Sanatorio Mater Dei, Colegio Mater, Pro-Dirigencia, Editorial Patris,
Vicepostulación J. Pozzobon, Casa María Reina, Confidentia, Campaña
de los jóvenes, de los taxistas, de las familias, de los niños, de
los bebes en riesgo, de los ciegos, de los hospitales y de las cárceles.
También estuvieron representados
el Santuario Nacional, Santuario del Centro, de Belgrano, La Plata,
Villa Ballester y San Isidro. Una respuesta al la inquietud del Santo PadreTodos ellos
se unieron para dar respuesta a la inquietud del Santo Padre, quien
últimamente ha reiterado su pedido de oración.
En el trasfondo resonaban las palabras del Padre Fundador en la Semana
de Coronación: "Ahora que coronamos a la Santísima Virgen como
Reina del mundo, ¿no nos quisiéramos proponer en adelante no rezar
sólo a la Madre Tres Veces Admirable, sino a la Madre y Reina de Schoenstatt
Tres Veces Admirable? ¿No quisiéramos asumir como un deber sagrado
en adelante rezar todos los días el Santo Rosario como el gran medio de salvación
para el tiempo actual?"... ?”... Las personas que ese día
se unieron en el rezo del rosario sintieron una alegría especial
de compartir también el anhelo expresado por el Papa Juan Pablo
II , que volvió
a invitar a los católicos a rezar habitualmente el
Santo Rosario en una carta dirigida al Cardenal Louis-Marie Bille, Arzobispo de Lyon y presidente de la Conferencia
de los Obispos de Francia. Allí
invita a los fieles
de todo el mundo a progresar en el conocimiento
de los misterios de Cristo mediante la meditación del Rosario, haciendo
que poco a poco purifique sus almas para transformarse, siguiendo
a María, en discípulos auténticos del Señor y para conformar sus vidas
a la Pasión y Resurrección del Salvador”. El rosario
según el Padre Kentenich: una corona de rosas vivas
La ceremonia
en la Iglesia de Santa Catalina se inició explicando el sentido de
lo que íbamos a hacer: "El Padre J. Kentenich -dijimos- solía
hablar del Rosario como ‘una corona de rosas vivas’; una corona de
amor, hecha de oración y de vida. Por eso, en la Campaña, coronamos
al Santísimo y a la Virgen Peregrina con el Rosario. Es una corona
muy sencilla pero de gran belleza, porque está formada por la vida
de Jesús y de María entrelazada con nuestra propia vida. Como símbolo
de esto, en cada Padre Nuestro y cada Avemaría, las diferentes personas
que rezamos iremos depositando una rosa a los pies de Jesús y de María,
junto a una vela que encenderemos". En un ambiente
de profunda devoción, personas de todas las edades se unieron para
pedir por la paz. Atentos a lo que sucedía, unos treinta chicos de
6 a 8 años del Colegio Mater, sentados en el suelo a la derecha del
altar, parecían captar en ese lenguaje simple de los símbolos que
algo grande estaba ocurriendo. Con el rosario en la mano, seguían
en silencio cada movimiento. Seguimos explicando: "Con las velas
encendidas queremos representar el amor con que Cristo y María vivieron
los misterios de la Redención para iluminar nuestra vida. Las rosas
significan nuestra respuesta a ese amor, nuestro anhelo de rezar y
vivir nuestros propios misterios de gozo, dolor y gloria de cada día,
santamente, como ellos lo hicieron". "Jesús
Eucaristía, te coronamos, en bi-unidad con María, para que reinen
en el mundo y nos concedan la paz"
A medida
que iban sucediéndose las Avemarías, un clima de hondo recogimiento
fue inundando los corazones. Se fue formando así, al pié del altar,
un Rosario, una corona de rosas vivas que ofrecimos a Jesús
Eucaristía y a María para pedirles que reinen en el mundo y nos concedan
la paz que tanto anhelamos, poniéndonos en sus manos para que nos
transformen y nos utilicen como instrumentos de paz. Al finalizar
el Rosario, rezamos la oración de coronación: "Te
adoramos, Jesús, que estás aquí presente entre nosotros. En momentos
difíciles para nuestra Patria, para nuestras familias y para la humanidad
desorientada, nos hemos reunido alrededor tuyo para coronarte, y así
decirte que te necesitamos. Que el mundo entero necesita recurrir
a Vos para llenarse de tu Presencia, de la alegría y el consuelo que
nos regalas cuando nos acercamos a adorarte. Por eso, queremos hoy coronarte Rey en el Santísimo
Sacramento, pidiéndote que desde
la Eucaristía irrumpas con todo tu poder en el mundo que tanto te
necesita, y surja en la Iglesia un gran movimiento de Adoración. Que
en todos los rincones de la tierra seas conocido, amado y adorado
en el Santísimo Sacramento de tu Amor, y millones de hombres pongan
su esperanza en Vos, como Alimento, Camino, Verdad y Vida,... y así
el mundo se transforme". La suave
música de fondo, interpretada por un coro de jóvenes, nos iba acompañando.
"Estábamos como suspendidos, penetrados por la presencia viva
de Jesús entre nosotros. Había algo que me hizo pensar en el tiempo
de los primeros cristianos". Al pié del altar, rodeada también
por el Rosario, estaba la Peregrina Auxiliar, réplica de la que llevara
al hombro don Joao Pozzobon... Nos quedamos por un momento en silencio,
contemplando a la luz tenue de la Iglesia esa "corona llena de
luz que expresaba maravillas" (J.L.Pozzobon) y que, llenos de
confianza en su poder y su bondad, regalaríamos a Jesús y María, poniéndonos
a su disposición. "Te
ofrecemos, Jesús, este Rosario, como corona de amor con la que también
queremos coronar a María. Pedirles así, que reinen en el mundo y nos
concedan la paz que tanto anhelamos. Queremos ponernos en sus manos
para que nos transformen y nos utilicen como instrumentos de esa paz:
que en medio de las dificultades, llenos del fuego de tu Corazón,
Jesús, fortalecidos por la Eucaristía, impregnemos de amor y esperanza
el mundo que nos rodea". Y el Rosario
permaneció encendido...
Afuera de
la Iglesia, situada en pleno centro de la ciudad, bocinas, ajetreo
y todo el stress de la zona bancaria con las angustias de los problemas
económicos y las amenazas de guerra. Nada hacía pensar que un grupo
de personas estaba también allí moviendo con su entrega al Cielo,
implorando la paz al Señor de la historia. Poco a poco
todos se fueron retirando, los corazones llenos de una alegría contagiosa.
Tocaba ahora
dirigir la oración a otro Movimiento. El Padre Rafael Braun, alma
de la Jornada, iba a celebrar una Misa y quiso que el Rosario quedara
prendido, rodeando el altar. Allí permanecieron, en las rosas, la
entrega de los instrumentos hecha con sentido de Alianza, y en las
velas, el fuego del Amor de Cristo Eucaristía y de María junto a su
Hijo, ocupando el lugar que Dios le destinó en el Plan de Salvación.
Con emoción, vimos que, en forma muy sencilla, estábamos regalando
a muchos la riqueza del pensar del Padre Fundador... "por los
santos misterios de la Redención, te pedimos Padre, ...que Schoenstatt
florezca como jardín de Dios, y se proyecte universalmente a la Iglesia". Y el Rosario
permaneció encendido...Todo un símbolo de la esperanza que, en tiempos
de desarraigo y confusión, María quiere irradiar desde el Santuario
a la Iglesia y al mundo... |
Zurück/Back:
[Seitenanfang / Top] [letzte
Seite / last page] [Homepage]
Last Update: 08.11.2001 17:24 Mail: Editor
/Webmaster
© 2001 Schönstatt-Bewegung in Deutschland, PressOffice Schönstatt,
hbre, All rights reserved