Father Ángel Strada, postulator for the process of canonization for Fr. Kentenich Pater Ángel Strada, Schönstatt, Postulator im Seligsprechungsprozess für Pater Kentenich

The objective of the tlak was to show a type of holiness that is adequate to the people of the new millennium - holiness in and with limitations. Anliegen war, die Züge des Heiligkeitstyps aufzuzeigen, der Menschen des neues Jahrtausends anspricht.

"On the road towards God we may suffer some accidents!" "Der Weg zum Himmel wird nicht unfallfrei verlaufen."

"It's more difficult to sanctify the Monday, than the Sunday!" "Der Montag ist schwerer zu heiligen als der Sonntag!"

"Love is stronger when we commit ourselves to do something." "Liebe ist stärker, wenn wir uns engagieren!"

Fotos: Brehm, POS © 2001

(mkf) El Padre Ángel Strada es el Postulador en la causa de canonización del Padre Kentenich. Pero este no fue el tema en su conferencia en el último día de trabajo de la Semana de Octubre. Su deseo fue mostrar, en el contexto de la misión de Schoenstatt para el tiempo actual, el tipo de santidad que propone para el hombre del nuevo milenio.

Características esenciales de este tipo de santidad son el desarrollo de la personalidad y la responsabilidad por el mundo; en el contexto de tal santidad se integran experiencias de debilidad y fracaso.

El Santo Padre a lo largo de su Pontificado ha beatificado 1272 personas en 129 beatificaciones y ha elevado a los altares a 452 nuevos santos en 42 procesos de canonización. De cuáles se acuerda uno todavía?

Además del proceso de beatificación del Padre Kentenich, varios otros procesos de schoenstattianos han sido abiertos oficialmente: José Engling, la Hna. Emilie, Francisco Reinisch, Joao Pozzobon, Mario Hiriart,, Gertraud von Bullion. ¿Son estos procesos cuestión de un pequeño círculo de interesados? ¿O tienen mucho que ver con el lugar que ocupa Schoenstatt en la Iglesia?

No se trata sólo de procesos y de eventuales canonizaciones. Santos, dice el Padre Strada, son claros testimonios de que el Evangelio realmente ha transformado a hombres concretos, de que no es pura teoría o declaración de ideales irrealizables.

El santo artificial – el ‘Santo de invernadero’

Ida Friederike Goerres critica la ‘versión de invernadero’ de los santos. En esa versión fantasiosa de sus vidas se dice que poseen todas las virtudes, todo lo pueden y dominan, no cometen errores, no tienen debilidades y menos aún pecados. Estas caricaturas de las típicas e ideales biografías de los santos de épocas pasadas han producido una imagen que ha eliminado a los santos de la tierra.

El Padre Strada afirmó que este cliché de santidad en buena medidad determina hasta hoy el concepto de santo y de santidad. Contrapuesto a este concepto se levanta en Schoenstatt el santo del amor íntegro.

En camino hacia el pleno desarrollo de la vocación personal - no siempre exento de caídas.

Santidad, dice el Padre Strada, consiste en el desarrollo de la vocación original y cristiana del hombre concreto. Se trata de estar en camino, no siempre sin caídas, pero impulsado por un amor radical: "con todo el corazón y con todas las fuerzas", como lo exige el primer mandamiento. No se da ningún santo sin pasión, sin encendimiento. La vida se enciende en la vida, anunció el Padre Kentenich, y aclaró: "Nosotros estamos el uno con el otro, para encendernos mutuamente".

El Lunes es más difícil de santificar que el Domingo.

Se trata de un amor que santifica la vida cotidiana. Y por eso de una santidad que abarca la vida entera, incluyendo todos sus conflictos y desafíos sociales. Nada debe quedar afuera. El único espacio real en el que puedo descubrir al Dios de la Vida es precisamente el espacio concreto de mi vida. Todo lo que pertenece a "mi espacio" – familiares y amigos, auto y deportes, televisión y salud, dinero y trabajo – no es un ámbito mundano incompatible con el ámbito sagrado, al contrario. Todo tiene que ser integrado en el amor personal al Dios de mi vida. Y con facilidad ocurre que el lunes es más difícil de santificar que el domingo...El acento del Padre Kentenich no es la renuncia a las cosas, el retirarse del mundo sino el disfrutar y utilizar correctamente todo (para lograrlo también es preciso en algún momento la renuncia). A la experiencia de alianza con el Dios de la Vida le pertenece la santificación de la vida concreta y no la de un espacio reducido o artificial.

El amor, instinto fundamental y fuerza integratora

El amor no es una virtud más y tampoco mero sentimiento, acentuó el Padre Strada al comienzo de la segunda parte de su exposición. Es un instinto básico y la fuerza integradora del hombre. Porque el hombre es imagen de Dios, y Dios es amor. De allí el primer mandamiento de la nueva alianza: "Amarás al Señor tu Dios con todas tus fuerzas y todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo". Existe un "cosmos del amor": amor a sí mismo, amor al prójimo, amor a Dios. Después de un recorrido por las interpretaciones de diferentes filósofos y sicólogos, el Padre Strada situó la tesis del Padre Kentenich en el centro: El hombre ha sido creado del Amor y para el Amor. Un amor integral une razón, voluntad y corazón, todas fuerzas del cuerpo, del alma y del espíritu. Esto dió origen a una pedagogía cuya meta es que cada uno, como sujeto libre de su propia historia, movilice las fuerzas de su amor y, con ayuda de otros, las lleve a su plenitud.

Amor a sí mismo

Durante siglos, dice el Padre Strada, el amor a sí mismo sacó malas notas en la catequesis y predicación de la Iglesia. Fue condenado como egoísmo y orgullo. El Padre Kentenich lo enfoca totalmente diferente. Cada hombre es creación predilecta de Dios y está llamado a la plena realización de su proyecto de vida. Amor a sí mismo es voluntad de realización de tal proyecto. Dios lo manifiesta personalmente a través de las voces del alma. El libre acceso a si mismo es la condición psicológica del camino schoenstattiano para encontrar al Dios de la Vida en el interior del alma y en todas partes. El Papa habla en este contexto – mirando la Teología tradicional un acento revolucionario – de la propia existencia como lugar de la manifestación de Dios (Encíclica "El evangelio de la vida", 38)

El amor debe ser concreto o: en la entrega a los demás se manifiesta la calidad del amor a Dios.

En el compromiso de servicio a los demás se manifiesta la autenticidad del amor a Dios. El Padre Kentenich se vincula no sólo a Dios sino también a los hombres concretos, los acoge tal como son y los sirve con abnegación. "El Padre Kentenich perteneció totalmente a Dios y totalmente a nosotros", opinó el Padre Strada. Las vinculaciones personales fueron una fuente de fuerza para él. Y precisamente la calidad e intensidad de tales vínculos personales, no su amor a Dios, fueron cuestionados por la autoridad eclesiástica. En buena medida ocasionaron el exilio en Milwaukee. Concretamente su teoría y praxis de las vinculaciones personales como expresión, medio y seguro de la vinculación a Dios.

Cuando el primer mandamiento dice: "con todas tus fuerzas", entonces se está incluyendo al ámbito del amor instintivo. Esta es la primera fuerza fundamental, que es estrecha y egoísta pero insustituíble. El amor natural la ennoblece. Tales amores necesitan el "bautismo" del amor sobrenatural para ser cristiano, pero aún así no será dejado atrás en el camino hacia Dios. Eso opina el Padre Kentenich cuando dice: "El hombre sobrenatural debe siempre ser el más natural".

La fragilidad del amor.

Este es el descubrimiento diario en nuestra vida y también en la vida de los santos: En cada alma hay heridas y sombras, en cada biografía hay crisis. El amor es frágil. El amor a sí mismo está continuamente amenazado por el egoísmo; el amor al prójimo por los celos y la envidia; el amor a Dios por culpas inconfesadas y por compensaciones no permitidas.

El camino de regreso al Padre no se lo puede recorrer sin caída, sin avances y retrocesos. El Padre Kentenich no pone en su pedagogía del amor en primer término las advertencias de los peligros, sino la positiva elaboración de la experiencia de debilidad y pequeñez. La vivencia inevitable de la contingencia no es barrera para la santidad sino que puede ser fuerza motriz cuando es asumida con humildad y confianza. El tipo de santidad schoenstattiana no es un ideal ético sino una espiritualidad que integra necesidad de redención del hombre con la realidad del amor misericordioso de Dios Padre.

Cada amor debe desembocar en un profundo amor a Dios y tiene allí su fuente primera. La vida humana comienza con la recepción del amor. La santidad también. Saberse y sentirse amados es el secreto de los santos.

Un amor para la vida del mundo

Quien se siente amado, dice el Padre Strada, está también dispuesto a asumir tareas para construir el reino del Padre. Debemos tener el ánimo de transformar ese espacio de mundo – grande o pequeño, no importa – que nos toca protagonizar en nuestra vida concreta. Cuando no nos comprometemos con la renovación del mundo, dice el Padre Strada citando al Padre Kentenich, "entonces nosotros hemos soñado un bonito sueño".

El desafío de la hora es el "santo social", decía el Fundador en 1930, el santo comprometido con la sociedad, animado por la voluntad de evangelización de todos los ambientes. Los valiosos testimonios apostólicos ofrecidos en esta Semana de octubre nos impulsan a ello.

Hemos sellado alianza de amor con la Señora del Amor total e íntegro. Juan Pablo II nos dijo en 1985 que quien vivía con fidelidad y generosidad esa alianza era conducido a la plenitud de la vocación cristiana. Y eso es santidad. Nuestro camino es con y como María.

Nuestro Fundador, José Engling, Karl Leisner, la Hna. Emilie, Mario Hiriart, Joao Pozzobon, la Hermana Emilie, Gertraud von Bullion, Franz Reinisch nos precedieron en este camino. Ellos son la prueba convincente de que este camino lleva a la meta. Que nos ayuden a recorrerlo con alegría y generosidad.

Traducción: Flavio y Beatriz Arosemena, Guayaquil, Ecuador; autorizada por P. Ángel Strada