Schönstatt - Begegnungen

Celebración del primer Pentecostés del nuevo Milenio en el Primer Santuario Filial

Bendición de las piedras de coral en el Santuario de Nueva Helvecia, Uruguay

Fr. Guillermo Cassone during the Pentecost Mass in the Shrine in Nueva Helvecia, Uruguay
P. Guillermo Cassone kam zur Pfingstmesse ins Heiligtum nach Nueva Helvecia, Uruguay
Blessing of the seven red stones, symbol for the seven gifts of the Holy Spirit
Segnung der seiben roten Seine, Symbol der Gaben des Heiligen Geistes
The symbol of the Holy Spirit over the altar of the Shrine, where the first Father Eye Symbol ever in a Shrine was collocated on Christmas Eve 1948 by Father Kentenich
Das Heilig-Geist-Symbol über dem Altar, an dem Pater Kentenich am Heilig Abend 1948 das erste Mal in einem Heiligtum ein Vatersymbol anbrachte
Holy Spirit symbol
Heilig-Geist-Symbol
Schoenstatt Boys' Youth with thier flags!
Schönstatt-Mannesjuged mit ihren Fahnen
Fotos: Aileen Lütjens, Madrid © 2001

(Ana Riquelo) El Domingo de Pentecostés, miembros de la Familia de Schoenstatt en Uruguay en representación de toda la Familia local – y unidos a la comunidad de la Federación de Mujeres de Suiza y de Argentina- se reunieron junto al Primer Santuario Filial a celebrar este Pentecostés, el primero del nuevo Milenio. En este día, las piedras que simbolizan los siete dones del Espíritu Santo fueron bendecidas y colocadas en el Símbolo del Espíritu Santo en el Santuario, para que Él obre nuevamente milagros de transformación.

Por la mañana temprano llovió con intensidad y continuó una llovizna durante todo el día. Desde Montevideo, llegó el Padre Guillermo Cassone, Padre de Schoenstatt, asesor del Movimiento en Uruguay. La Hna. Maristela, superiora de esta casa filial, le había pedido que celebrara la Santa Misa y bendición de las piedras. El vino sólo por esto, recorriendo 121 km. Lo trajeron en auto tres señoras que participan en el Movimiento, al finalizar regresó para tomar el avión y viajar a Córdoba, Argentina.

La "Corriente del Padre"

El símbolo del Espíritu Santo estaba sobre el comulgatorio, cubierto con una carpeta blanca.

Participaron un grupo de pioneros y chicas de la Juventud Femenina con sus respectivas banderas. También asistieron matrimonios y señoras de la Rama de Madres y la Campaña del Rosario. El Santuario estaba repleto, los pioneros sentados en el piso delante de los bancos y una hilera de sillas en el pasillo, afuera también había un grupo de gente, debajo de la llovizna. La colocación de las siete piedras estaba relacionada a la celebración del cincuentenario de las visitas del Padre y Fundador, el Padre Kentenich, a este primer Santuario filial. Con este acto, la familia de Uruguay comenzó el camino a la conquista de un oratorio, lugar de encuentro con el Padre, junto al Santuario.

En el momento de la bendición de las piedras, todos rezaron:

"Madre, Reina y Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt, nuestra Reina y Señora en el Reino del Padre. Por tu mediación el Espíritu Santo nos regaló aquí, en este lugar santo, hace cincuenta años, la irrupción de una corriente de vida y de gracias, la "corriente del Padre" que nos hizo comprender vitalmente la Paternidad de Dios a través de la transparente paternidad de nuestro Padre, y que, desde aquí, se hizo fecunda en toda la Familia de Schoenstatt ...

Espíritu Santo, unidas a nuestra Madre y Reina, te imploramos con fe sencilla que nos regales en este Pentecostés una nueva visita de nuestro Padre y Fundador a nuestro Santuario y a cada uno de nosotros, a todos los grupos de la Familia schoenstattiana del Uruguay, y a toda la Obra del Padre en torno al Santuario.

Que con el fuego de tu luz, nuestra Familia experimente hoy también, a través de su paternidad bendecida, el amor de predilección del Padre Dios. Sí, Espíritu Santo, enséñanos a rezar "Abba, Padre". Enciéndenos en la misión de hijos y aliados del Padre y profeta que nos regalaste. Ayúdanos a construir unidos el Reino del Padre para bendición de la patria y de la Iglesia. Amén."

Los regalos del Espiritu Santo: la unidad como Família, la transformación, el envío

El Padre Guillermo pidió a Ana Riquelo que vino desde Buenos Aires, que descubriera el símbolo, ya que había sido invitada para representar a la Federación de Mujeres. Después lo bendijo con agua bendita. Luego predicó sobre la acción del Espíritu Santo: Por la intercesión de la Sma. Virgen el Santuario es un Cenáculo donde el Espíritu regala

  • la unidad como Familia
  • la transformación
  • el envío.

Como dice en el evangelio de este día los discípulos dejaron de temer y comenzaron la tarea de anunciar el evangelio. Así, la Sma. Virgen nos envía desde el Santuario a cada uno.

En la prédica también nombró a la Federación de Mujeres, la comunidad que vive esa vinculación con el Espíritu Santo. Desde el Santuario Cenáculo, junto a su casa "Mariengard" en Schoenstatt, lo han llevado a muchos Santuarios del mundo.

Envíados desde el Santuario a anunciar la "Buena Nueva"

Al finalizar la Santa Misa levantó el símbolo con los brazos bien alto para que todos lo vieran. Una niña tenía una cantidad de estampas del Espíritu Santo para entregar; el Padre le pidió una y explicó que allí estaban dos oraciones del Padre Kentenich al Espíritu Santo y la imagen del símbolo con las 7 piedras.

Luego salieron los pioneros hacia la piedra recordatoria de José Engling, con el P. Guillermo y luego el resto de los asistentes. Realizaron un sencillo acto de entrega de la imagen de María a los jóvenes. El Padre los bendijo con su nueva bandera.

Cuando ya se habían retirado todos los participantes la Hna. Alba, sacristana del Santuario hizo colocar el símbolo del Espíritu Santo en su lugar habitual.

Así como habían rezado para la bendición de las piedras rojas, la Familia de Schoenstatt en Uruguay fue enviada desde el Santuario con la conciencia de una misión: La "Corriente del Padre". Este regalo se ha convertido para ellos en una tarea: desde este Santuario a anunciar – en y como Jesús, y unidos al Padre Kentenich - esta "Buena Nueva":

"Según lo dice San Pablo, el Espíritu Santo es quien clama en nosotros con suspiros inefables: ¡Abba, Padre! Si el Espíritu Santo está obrando en mí, vislumbraré en todas partes al Padre. ¿Y cuál será entonces mi respuesta? Precisamente porque siento esa simpatía hacia Él, y porque el Espíritu enciende en mí el amor a Dios, exclamaré siempre: ¡Sí, Padre, que se haga en todo momento tu voluntad!" (P. José Kentenich, 14/06/52)

 



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Last Update: 21.06.2001 9:17 Mail: Editor /Webmaster
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