a Peregrinación desde Fulda a Schoenstatt
Schönstatt: Begegnungen am Ursprungsort

25a Peregrinación desde Fulda a Schoenstatt
Una Alegre Procesión A Través de Vallendar con 111 Niños de Primera Comunión.

1.400 Pilger aus Fulda auf dem Pilgerweg durch Vallendar
1,400 pilgrims from Fulda processed through Vallendar main street
Weihbischof Schick, Fulda (rechts)
Auxiliary Bishop Schick, Fulda
Die Blaskapelle begleitete den ganzen Prozessionsweg
The brass band played well-known Marian songs along the way
Weihbischof Schick war Hauptzelebrant des Pilgergottesdienstes
Auxiliary Bishop Schick was main celebrant
Trotz Regen - Abschluss besuch am Urheiligtum
Rain did not matter - the pilgrims by the Original Shrine

(mkf) "¡Vamos a ver trenes especiales deteniéndose en Vallendar!"-- decía un entusiasta joven miembro de Schoenstatt en una época en que Schoenstatt no era bien comprendido y en que el Padre Kentenich estaba en el exilio. Hoy en día, la mayoría de los miles de peregrinos de todo el mundo que vienen a Schoenstatt lo hacen por auto, bus o avión, pero-- pero sí hay trenes especiales deteniéndose en la pequeña estación de Vallendar, como el tren de Fulda que viene a Vallendar cada año, desde hace 25 años. El domingo 21 de mayo, aproximadamente 1.400 peregrinos de Fulda, junto al obispo auxiliar Schick, llegaron a Vallendar. Entre ellos muchas personas jóvenes y 111 niños de primera comunión vestidos con sus trajes festivos.

Acompañados por una banda — su integrante más joven tenía sólo 12 años de edad --los peregrinos caminaron en procesión desde la estación pasando por la calle principal de Vallendar. Más de 100 niños de primera comunión, un obispo y un gran número de sacerdotes revestidos, seminaristas de Camerún, Nigeria y El Congo, jóvenes familias con pequeños niños, juventud con mochilas y guitarras, unidos en alegría, oración y cantos. Una imagen poco común en las ciudades alemanas del interior que hizo a muchos habitantes de Vallendar preguntarse qué ocurría, asombrarse — y caminar junto con ellos. Varios peregrinos expresaron su alegría por la presencia de banderas y flores en la calle principal, signo de especial bienvenida para ellos y para Jesús en el Santísimo Sacramento que iba junto con ellos.

Desde hace 25 años, desde Fulda a Schoenstatt.

La larga procesión pasó el Santuario original, dirigiéndose hacia la Iglesia de los Peregrinos donde a las 11 de la mañana se celebró la Santa Misa. Un grupo de visitantes de Chile que recorría el valle quedó realmente asombrado al ver toda la gente. Una señora comentó: "Nos habían contado que la Iglesia en Alemania no estaba muy bien, pero mira, ¡no es cierto!"

Junto con los acólitos, el obispo auxiliar y varios sacerdotes caminaron en procesión dentro de la iglesia que estaba repleta. "¡Hace tan bien ver una gran iglesia llena de gente!" Dos regalos se entregaron por el aniversario de plata de la peregrinación Fulda-Schoenstatt: la lámpara del Santísimo recientemente dorada para el Santuario diocesano de Fulda-- un regalo para llevarse de vuelta — y un gran cirio para el Santuario Original. Con una benevolencia y alegría obvias, el obispo auxiliar, al final de la Santa Misa, otorgó el reconocimiento diocesano más alto a la Hermana M. Luzia — la hermana responsable de la peregrinación desde hace 25 años.

Rosas para Jesús y María.

Lamentablemente, la mayor parte del programa para niños y jóvenes, planificado para después del almuerzo, no se pudo realizar debido a una copiosa lluvia. Los peregrinos habían llegado con sol radiante pero cerca de la 1 de la tarde comenzó a llover sin pausa hasta que el tren dejó Vallendar.

Después de la bendición mariana que comenzó a las 4 de la tarde-- para niños y adultos en la Iglesia de los peregrinos y para la juventud en el santuario de la casa Marienau, guiados por Abbé Philippe de Camerún, todos fueron al Santuario Original con paraguas y buen sentido del humor: "¡Por lo menos no está nevando!"

El Padre Bendel SAC le dio la bienvenida a los peregrinos quienes entregaron el gran cirio, su regalo para el Santuario Original. Los niños de primera comunión llevaron rosas rojas para Jesús y María-- en agradecimiento por las gracias recibidas en su día de fiesta. Debido al retraso ocasionado por la lluvia, el tiempo fue breve ya que el tren dejaría la estación a las 6 de la tarde y la mayoría de los peregrinos quería caminar de regreso a la estación. Sólo un caballero parecía tener todo el tiempo del mundo, aún tomando fotos cuando la mayoría ya se había ido. "Uno de los niños de primera comunión es mi hijo," destacó el muy orgullosamente. "¿No teme perder el tren?"-- "¡Para nada! yo soy el conductor."

Traducción: Anna Santos, Edmonton, Canada




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