Mario Hiriart Cruz - Foto: Dillinger

Publicado el 2023-05-12 In schoenstattianos, Vida en alianza

Mario me fue acompañando silenciosamente en este proceso vocacional

Ignacio Suazo, Chile •

No sabría decir con precisión cuándo descubrí mi vocación por la vida laical consagrada ni cuándo me decidí por los Hermanos de María de Schoenstatt. Como quizá le pasa a muchos, mi vida está bordada de muchos momentos y no es fácil encontrar la conexión entre ellos. Pero hoy sí veo al menos una hebra que atraviesa toda la historia de mi vocación y es esta: ella ha sido acompañada por Mario Hiriart. —

Vocación con Mario Hiriart

Ignacio Suazo

Como suele ocurrir con las cosas importantes de la vida, mi relación con Mario y los Hermanos de María fue en el comienzo confusa y obscura, pero también familiar y real. No sabría decir con precisión cuándo escuché hablar por primera vez de la comunidad. Pero sí que fue de la mano de él. Crecí al interior de una familia schoenstattiana de Curicó y sabía que él había dado su vida en y por Schoenstatt. Sabía ─así mismo─ que lo hizo siendo Hermano de María.

Por la familiaridad que tenía con Mario, no es de extrañar que, en algún momento entre mis 17 o 18 años, haya participado de una charla que un Hermano de María, llamado Pedro Dillinger, haría sobre su cohermano para la familia de Tierra Joven. No tengo memoria de qué habló Pedro esa vez, pero sí de que mi corazón latió más fuerte después de ese encuentro. Con todo, no tuve gran conciencia de lo que significó para mí sino hasta mucho tiempo después.

En Schoenstatt. Roberto González, Paraguay;Patrick, del Congo, está estudiando alemán con Ignacio.

En Schoenstatt. Roberto González, Paraguay; Patrick, del Congo, está estudiando alemán con Ignacio.

Me encontré frente a un hombre y a una visión

Durante mi paso por la Juventud Masculina de Campanario conocí algo más de la vida de nuestro (esperamos) futuro beato y del Instituto, sin profundizar demasiado en ambas cosas. De hecho, no sería sino hasta el año 2014 que comencé a interiorizar vitalmente la misión de los Hermanos de María. Y esto ocurrió nuevamente de la mano de Mario. A comienzos de ese año, tuve la suerte (si es que se le puede llamar así) de conocer a Amelia Peirone, la entonces postuladora de la causa de este ingeniero de la Universidad Católica. Ella me supo comunicar, con su entusiasmo y conocimiento profundo sobre su vida, sobre la importancia de Mario para el Schoenstatt de nuestro tiempo. Tuvo la amabilidad de regalarme, además, el libro «Biografía en cuerpo y alma» de Isabel Margarita González. Su lectura fue para mí un hito decisivo.

Al leer este libro, me encontré frente a un hombre y a una visión. En primer lugar, frente a un hombre decidido a ser santo; que entendía que la santidad era tanto un camino de plenitud personal como el verdadero remedio para los males del mundo. Además, él enfrentaba problemas que yo también experimentaba: la dificultad para encontrar tiempo para rezar y escribir, la falta de tiempo, la impotencia de querer y no poder hacer más, etc. Leía todo esto y pensaba: «si este hombre llegó a ser Venerable así, entonces yo también puedo».

Lo nombré patrono de mi vida laboral

Mario Hiriart (centro)

Mario Hiriart (centro)

Pero al leer este libro no sólo me encontré con la persona de Mario, sino también con su pensamiento. El libro de Margarita deja entrever a un hombre culto e informado; que entiende y busca entender el mundo que le rodea con estudio y dedicación. Era ingeniero (¡Que además rezaba usando fórmulas matemáticas!), pero en su diario habla con soltura de literatura, filosofía y teología; y hace dialogar con facilidad todo esto con el mundo de Schoenstatt y de la Iglesia. Y eso me fascinó. Sin saberlo en ese momento, esta empezando captar la esencia de la misión de los Hermanos de María.

Lo que primero capté intelectualmente, poco a poco lo llevé al corazón a través de la oración. Comencé a rezar la novena de Mario y lo nombré patrono de mi vida laboral. En esa época, una compañera de mi trabajo me regaló además una imagen de Mario, que siempre pongo en mi escritorio. Comencé así a crear una relación personal con él.

Al tiempo, decidí darme más tiempos para rezar y comencé a visitar con frecuencia la tumba de quien esperamos que sea nuestro próximo santo chileno. Lo hacía para pedirle fuerzas para trabajar con dedicación y claridad para enfrentar los desafíos laborales de la semana. Más o menos en el mismo tiempo, comenzó a gestarse en mí el anhelo de ingresar a la Comunidad de los Hermanos de María. En ese momento no veía una conexión tan directa entre una cosa y la otra. Hoy no puedo sino pensar que Mario me fue acompañando silenciosamente en este proceso vocacional. Todavía pasó un tiempo hasta finalmente decidí postularme, pero esta vez sí hice todo ese proceso con Mario a mi lado, de forma consciente.

Dios se ha valido de Mario para guiarme y comprender la vocación del laico

Hoy escribo estas líneas desde Alemania, donde me encuentro comenzando mi formación con la comunidad de los Hermanos de María. Y no puedo sino admirar cómo Dios se ha valido de Mario para guiarme y comprender la vocación del laico. Hoy puede decir de Mario lo mismo que el P. Kentenich esperaba de nosotros y expresó en la plática del 31 de mayo: él es ciertamente un señalizador en la ruta, pero también un compañero; donde vamos el uno al lado del otro hasta la Eternidad. Y si bien la vida en Dios exige incertidumbre ─“El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; más ni sabes de dónde viene, ni a dónde va” (Jn 3, 8)─ hoy cuento con Mario; su herencia intelectual y sobre todo con su intercesión. Con la certeza de que, a su lado, los laicos sabremos dar una adecuada respuesta al mundo de la técnica, el trabajo y de la cultura.

El día que llegué aBonn. Acá estoy estudiando alemán, en el Kreuzberg, una residencia universitaria para alumnos de postgrado. Me acompaña Roberto González, de Paraguay.

El día que llegué a Bonn. Aquí estoy estudiando alemán, en el Kreuzberg Bonn, Centro de Educación Internacional e Intercambio Cultural, donde imparten cursos de alemán como lengua extranjera con una casa de estudios (alojamiento y manutención), patrocinado por el Instituto de los Hermanos de María de Schoenstatt. En el recinto hay un santuario de Schoenstatt. Me acompaña Roberto González, de Paraguay.

Fuente: Revista Vínculo, con permiso

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2 Responses

  1. Juan Enrique Coeymans Avaria dice:

    Me alegra lo que cuenta abriendo su alma Gonzalo Suazo.
    Te acompañamos en oración diariamente desde nuestro
    Santuario Hogar y desde Bellavista y Campanario
    Ave Reginaa moriture te saluntan

  2. Gracias por compartir tu experiencia de búsqueda vocacional. Realmente trasmite mucho entusiasmo, pero tambien las dudas, las incógnitas por las que todos pasamos.
    Y gracias por hacerlo de un modo tan humano, tan cercano a nuestra vida cotidiana.
    Qué bello mensaje sobre Mario Hiriart.
    Su vida y su personalidad han atraído no sólo a hombres, sino también a mujeres que han optado por vivir una vida consagrada en el mundo.

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