Publicado el 2018-06-20 In schoenstattianos

“Terminé de hacer el click y me animé a dar el salto”

PARAGUAY, Redacción de la Revista Tupãrenda •

El diácono Pablo Martínez ha asumido con alegría su vocación y será ordenado sacerdote por Monseñor Francisco Pistilli, obispo de Encarnación, en la eucaristía que se realizará en la Iglesia Santa María de la Trinidad en Tupãrenda el domingo 24 de junio a las 11:00 hs.  Pensando en su emoción, la de sus familiares y la de todo el Movimiento, quisimos conocerlo mejor. —

“Nos moviliza el ejemplo de tantos sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos que se dedican a anunciar y a servir con gran fidelidad, muchas veces arriesgando sus vidas y ciertamente a costa de su comodidad”(1). Más nos moviliza al tratarse de un joven paraguayo, de nuestra familia de Schoenstatt, que con audacia y fervor decide consagrar sus esfuerzos diarios enteramente a la misión. Nos conmueve porque sabemos que “la mies es mucha, más los obreros pocos”(2) y la turbulencia de nuestros días necesita de obreros con personalidades firmes, libres y sacerdotales.

Formado en el Santuario Hogar

No nos fue difícil entrar en contacto con Pablo, aunque todavía estaba completando su formación en Chile, ya que además del contacto a través de la comunidad de los padres, contábamos con su mamá Susana y su hermana, la Hna. Katia. A Susana la encontramos siempre “a la sombra del Santuario”, no sólo ha contribuido a formar a dos maravillosos jóvenes que consagran su vida a la obra de la familia de Schoenstatt, sino que ella misma se ocupa de ser eficaz instrumento, siempre disponible para trabajar por la misión de nuestro padre fundador. Pablo reconoce que la más valiosa enseñanza de sus padres ha sido el haberle conducido a la Mater: “Nuestro Santuario Hogar era uno de los lugares más lindos de la casa, era una mini capilla. Ahí desde muy pequeño escuché a mis papás rezarle a la Mater, pedir por nosotros, por ellos. Le hablaban a la Mater frente a nosotros con una naturalidad que siempre me llamó la atención”, nos dijo.

Será ordenado en el lugar de sus aventuras y vivencias de niño

La ordenación será además en un lugar especial para él: “Una entre tantas grandes experiencias con Schoenstatt ha sido Tupãrenda. Ir con la familia era toda una aventura. Tengo grabadas las misas de Nochebuena y las de la Vigilia Pascual en el quincho al lado del Santuario. Las exploraciones siguiendo algún sendero entre la casa de retiros, la casa de la juventud masculina o el cementerio”.

Pablo es el menor de cinco hermanos. De sus padres y de sus hermanos aprendió un estilo de vida diferente, basado en la fe y en la confianza, un estilo que tenía el sello de Schoenstatt, que lo entusiasmó a unirse al Movimiento desde pequeño, ya que tan pronto hizo su primera comunión se integró a su grupo de vida, que más tarde se denominó “Matris Milites” y que él reconoce como el pilar fundamental para su vida hasta que decidió entrar a la Comunidad de los Padres.

Su hermana le hizo la pregunta clave

Nuestro futuro sacerdote hizo sus estudios primarios y secundarios en el colegio “San Cristóbal” de Asunción. Desde el colegio ya le atrajeron las Ciencias Económicas. La inquietud vocacional la descubrió después del colegio, mientras estudiaba para el ingreso a la facultad de economía. Él mismo reconoce que aquél fue un año muy difícil ya que mientras más se esforzaba en estudiar más sentía un llamado que, al principio prefirió no compartir con nadie, ni siquiera con su familia. El Padre Cruz Viale fue quien lo acompañó en el camino. “Vi como un gran signo de Dios que, en medio de todo el discernimiento, mi hermana Kathia, que en esos días se encontraba de vacaciones en mi casa me haya preguntado si alguna vez me planteé la vocación al sacerdocio. Ahí terminé de hacer el ´click´ y me animé a dar el salto”.

Pablo se emociona al recordar esos momentos fuertes de su vida, los que marcaron un antes y un después en su autodesarrollo y en su relación con la Mater: la Alianza de Amor con María el 3 de octubre de 2004 junto con su grupo “Matris Milites”, los ejercicios espirituales que hizo en mayo del 2017 con un padre jesuita y el “Sí para siempre” que recibió de la Comunidad el 30 de agosto de 2017. “Durante el mes dedicado a los ejercicios espirituales, logré percibir con una profunda claridad la presencia de Dios en mi historia personal y descubrir cómo me fue conduciendo a través de mi familia, mis amigos, mi grupo de vida, la familia de Schoenstatt, mi curso, mi comunidad a recibir un don tan hermoso como es ser sacerdote de Cristo”.

En Tucumán conoció las realidades sociales más vulnerables

Su experiencia en la parroquia San José, en Tucumán, Argentina, lo ha enfrentado a la difícil realidad de muchos barrios mutilados por ese flagelo tan terrible que es la drogadicción: “Al compartir con estos jóvenes, he visto cómo la droga es capaz de destruir todo tipo de vínculos y dejar a la persona completamente sola, y al mismo tiempo pude comprobar cómo con mucha fe y fuerza de voluntad se puede salir adelante y volver a tejer los lazos familiares y de amistad en un ambiente sano”. También ha compartido con la juventud masculina de Tucumán, que está llevando adelante una variedad de proyectos sociales que demuestran cuán comprometidos están los jóvenes con las realidades sociales más vulnerables de la ciudad. “Me gustaría acompañar una juventud así. Que de la mano de la Mater, y con un lindo camino comunitario podamos salir al encuentro de la realidad de los más necesitados”, afirma.

Él desea imitar la amplia disponibilidad del Padre Kentenich, la calidez y preocupación con que atendía a las personas que recurrían a él, ya que considera que “de la escucha atenta nace también la audacia en uno mismo para plasmar la vida respondiendo a las necesidades del hombre de hoy”. Anhela que el Paraguay sea un país de oportunidades en el que se fomenten cada vez más todas las áreas humanas, que todas las personas puedan desarrollar su vocación hacia lo artístico, deportivo, cultural… y por sobre todo, que sea un país cada vez más justo en la distribución de estas oportunidades.

En el Santuario, el alma se abre para dejarse mirar por Dios

En el camino de la santidad de la vida diaria, nos recomienda con humildad el buscar y cultivar momentos de silencio y soledad con Dios. Él reconoce que muchas veces siente la tentación de llenar de ruido las actividades de los jóvenes y evitar los momentos de silencio. Sin embargo, nota que cada vez serán más importantes los momentos de meditación en los que “el alma se abre para dejarse mirar por Dios”, encontrar momentos para simplemente “estar en presencia de Dios”, sin buscar muchos frutos inmediatos, y para ello, valora el gran regalo que tenemos los schoenstattianos que son nuestros santuarios.

Su vocación nos enorgullece, nos llena de esperanzas y nos alegra. La familia celebra con el “Padre Pablo” y se une en oración para que “estando en la íntima cercanía del Redentor del mundo, con Él recorra, en el Espíritu Santo, los caminos del Padre”(3).

1 Exhortación Apostólica “Gaudete e Exsultate” del Santo Padre Francisco
2 Lucas 10,2
3 Oración de las Vocaciones Masculinas de Hacia el Padre, José Kentenich

Fotos: Ordenación diaconal, junto al recien ordenado P. Eduard, de España

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