Publicado el 2016-03-16 In schoenstattianos

El escultor del Padre

ALEMANIA, por Maria Fischer •

Radiante como un niño en Noche Buena, sostenía la foto en sus manos, a la luz parpadeante de la chimenea encendida. La foto muestra su encuentro con el hombre a cuyo retrato él le ha dado forma en bronce durante años. “ No sólo tengo sus fotos”, dijo lentamente, “yo lo vi personalmente”. Y al decir esto, acentuó la palabra “ver”, de tal manera, que uno sintió que se trataba mucho más que una mirada pasajera.

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Era una tarde de primavera y el final de una larga e intensa conversación en el Castillo de Engelsdorf, en algún lugar entre la central energética Inden y el Santuario de Puffendorf, en pleno campo (¡muy campo!). Este castillo es desde 1989 hogar y atelier del matrimonio chileno de artistas Juan y María Jesús Fernández. “Necesitamos grandes espacios para los ateliers”, nos dijo Juan Fernández y puso más madera en la chimenea.

El castillo, en aquel entonces rodeado de un pozo con agua, fue mencionado por primera vez en el año 1080. Fue destruido y reconstruido varias veces. En el espesor de las paredes y en el foso que lo rodea, que recibió el agua del estero Merzbach, aún se puede reconocer que este castillo fue fuertemente fortificado en los primeros tiempos. Era el castillo de los señores de la familia Engelsdorf. Mientras mis pensamientos vagaban un poco en la Edad Media, Juan Fernández repitió: “Yo lo vi personalmente”.

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Él debe ser visible

Su primera estatua del Padre Kentenich – él mismo habla de retrato – Juan Fernández la creó para los 100 años del nacimiento del Fundador de Schoenstatt, en el año 1985. Esta estatua se encuentra hoy en el vestíbulo de la Casa Paterna, sobre el Monte Sión. Otras estatuas se encuentran en Bellavista, Chile, Nueva Helvecia, Uruguay y frente al Santuario del Padre, en Florencio Varela, Argentina. Yo le conté cómo la Familia de Schoenstatt de Argentina conquistó esta estatua para las bodas de oro del santuario (2002). Miles de personas enterraron sus nombres escritos en pequeñas tarjetas en la base de la estatua, como expresión de la alianza con el Padre Kentenich. El artista no conocía esta historia y al escucharla, estaba visiblemente emocionado. Se trata del encuentro con él, nos dijo. Y nuevamente recordó sus encuentros con el Padre Kentenich en el tiempo en que él era estudiante de los Padres de Schoenstatt en Münster, Alemania.

«Hoy en día hay muchas estatuas junto a los santuarios, nos dijo, y eso es bueno, porque ‘el Padre debe ser visible’. Pero ellas deben ser hermosas, reflejo fiel, dignas».

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Nueva Helvecia, Uruguay

Una oferta

Él ha encontrado ahora una manera de ofrecer las estatuas a un precio mucho más barato, casi la mitad del precio de antes, nos dijo. Esta oferta la quiso hacer a través de nosotros de schoenstatt.org para darla a conocer a todo el mundo. Se trata del encuentro con el Padre Fundador, “para todos los que no lo vieron personalmente”.

Él también ha pensado en perpetuar otros gestos del Padre en las estatuas. Por ejemplo, las manos del Padre que bendicen. El Padre con los brazos extendidos, se basa en la conocida foto del Padre Kentenich en el año 1968, mostrándole con la casulla, con un gesto de profundo saludo respetuoso: “uno puede darle la mano, pero él no nos obliga a hacerlo”.

Una de nuestras colaboradoras sueña con una pequeña estatua del Padre Kentenich para su Santuario Hogar. Tal como las estatuas que existen del Papa Francisco y de muchos otros santos. Yo le hice este comentario a Juan Fernández. Titubeó un poco. Pensó. “Hasta ahora nunca hemos diseñado una estatua pequeña del Padre. ¿Tendría sentido una tal representación? Habría que trabajar en forma muy fina…».

Su gran anhelo

CIMG8370Hablamos tanto del Padre Kentenich y de sus encuentros con él, que ya estaba demasiado oscuro como para visitar su atelier. Tampoco nos dio el tiempo de hablar sobre sus otras obras de arte. Su gran anhelo y su obra de vida son los retratos del Padre Kentenich. Sin lugar a dudas. Por este motivo volvió a repetir su oferta con el precio tan favorable. “En Ecuador y en Paraguay me habían preguntado hace unos años, pero en ese momento era para ellos simplemente demasiado caro…”.

Ahora hay un prospecto en varios idiomas (ver abajo) con los precios, las opciones de diseño, costos de transporte y datos de contacto.

“Gracias por todo, Madre”, se lee sobre la puerta del santuario, en las dos imágenes del encuentro entre el Padre Kentenich y Juan Fernández. Hay razones para agradecer. Agradecer porque existen estas imágenes del Padre Kentenich que permiten encuentros. Uno puede darle la mano. Él espera hasta que uno esté listo para hacerlo. Y cuando varios se encuentran con él, entonces su mano se calienta dando la sensación de abrigo.

 

Folleto: ESTATUA DEL P. KENTENICH

 

 

Foto superior: Florencio Varela, Argentina

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