Publicado el 2015-03-17 In schoenstattianos

«Internacionalmente más conocido de lo que crees»: 90º cumpleaños del Padre Heinz Künster

mda. «¡Feliz cumpleaños, mi querido Herr Pastor!» escribe Monina Crivelli, desde Argentina, a los pocos minutos de publicarse en internet las fotos de la fiesta de cumpleaños (90) del «Pastor» Heinz Künster. Con ello se constata, lo que el rector Egon M. Zillekens dijo en su prédica – y antes, en nombre del grupo de Federación de Sacerdotes Diocesanos del obispado de Tréveris, de la Federación de Sacerdotes en Alemania y de la Federación internacional de sacerdotes, cuando felicitó por su 90º cumpleaños a uno de sus miembros más mayor y conocido, comentando todas las felicitaciones llegadas de todo el mundo. “Sí, tú eres internacionalmente más conocido de lo que crees”. A la celebración acudieron, el 11 de marzo, la Federación de sacerdotes, parientes, feligreses de sus anteriores parroquias, schoenstattianos del entorno de Marienau y los alcaldes de la ciudad de Vallendar.

Guardián del símbolo del Padre

Durante la homilía del rector Zillekens dos símbolos circulan entre las filas, procurando una atmósfera de vínculo y de profunda emoción. Uno es un cuadro grande, enmarcado, que señala un momento muy especial: 18 de octubre de 2014, el Padre Künster con el símbolo del Padre, en el Santuario Original. El símbolo fue colocado ese día en el Santuario Original, más de 40 años después de que el Padre Kentenich lo pusiera en las fieles manos del entonces director de la Familia de Schoenstatt en el obispado de Tréveris – tras peregrinar dos veces alrededor del mundo y permanecer largo tiempo, cuidado por el Padre Künster, en espera silenciosa. Esencialmente tiene mucho que ver con esto que el Padre Künster sea mundialmente conocido. Guardián del símbolo del Padre para el Santuario Original, guardián del regalo y de la misión, que el Padre Kentenich le asociaba, durante décadas, en las que la idea de un símbolo del Padre en el Santuario Original parecía tan utópica como la caída del muro de Berlín. Y nosotros lo hemos vivido. Este cuadro refleja todo esto de nuevo…

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Guardián de la «Peregrina del Padre»

El segundo símbolo está en el altar y más de uno de los presentes se pregunta por qué una imagen tan sencilla de la Virgen Peregrina, levemente descolorida y visiblemente vieja, ocupa un sitio de honor en esta celebración. Poco conocida en el lugar de Schoenstatt, otra cosa es en Latinoamérica: Heinz Künster no fue sólo el guardián del símbolo del Padre, sino que es, hasta hoy, el guardián de la “Peregrina del Padre”, la Virgen Peregrina del Padre, esta imagen que Joao Pozzobon y el Padre Kentenich tuvieron en sus manos. Joao Pozzobon le regaló al Padre Kentenich, el 19 de marzo de 1968, día de su santo, esta imagen a través de Hermann Arendes. El Padre Kentenich la recibió en Marienau y se la entregó en custodia a Heinz Künster. Desde entonces está la “peregrina del Padre” en la habitación del Padre Kentenich en Marienau – si es que no está de camino, entre rezos y peticiones, en la Campaña de la Virgen Peregrina en Argentina – como sucederá a final de marzo, cuando una colaboradora de schoensatt.org se la llevará para allá. El rector Egon M. Zillekens pronunció, con sencillo orgullo, un envío solemne para la reunión de cumpleaños. Así se entiende también la felicitación de Monina Crivelli, aludida más arriba, con su “Herr Pastor”, pues “secuestró” la “peregrina del Padre” hace años para que visitara Argentina y después, en 2004, para la bendición del Santuario de Belmonte: “Gracias, querido Herr Pastor, por su testimonio de vida, su ejemplo, su sinceridad, por haberme confiado de nuevo la peregrina del Padre, una reliquia única e insustituible. Y me alegro mucho de poder participar, gracias a schoenstatt.org, en una celebración tan hermosa y llena de afecto cordial hacia usted”.

«Aún celebro todos los días, porque para eso he sido consagrado»

La “celebración llena de afecto cordial” empezó así, el Padre Heinz Künster recordó al principio de la misa, en la forma acostumbrada, llena de humor y, a la vez, con gran profundidad, los caminos por los que Dios ha conducido su vida – desde la persecución en el Tercer Reich, a la maravillosa preservación de la intervención militar en Rusia y del tiempo como prisionero de guerra de los americanos, donde en medio del campamento surgió un pequeño grupo de Schoenstatt, del momento en el seminario en Téveris, al final de la Segunda Guerra Mundial, donde Schoenstatt, aunque oficialmente no estaba permitido, se podía hablar de cualquier cosa durante un «paseo en el bosque», donde se puede hablar de cualquier cosa aunque se advertía expresamente de lluvia. Habló de los diversos puestos de capellán y párroco, en el Sarre, Tréveris y Coblenza, de la búsqueda de dirección espiritual, cuando no existía esta palabra y de su actividad como rector de Marienau desde 1992. “Y aquí he trabajado desde entonces, he construido y he saludado a las personas, al principio sobre todo, a los alemanes y después, cada vez más, peregrinos de Latinoamérica”, dice él. “Y como cada vez eran más, tuvimos que llamar al Padre Egon, que habla idiomas”, agrega con sonrisa pícara. Y agregó: “Aún celebro todos los días, porque para eso he sido consagrado”.

Aquí soy Padre – aquí estoy, Padre

Pronuncia la homilía el Padre Egon M. Zillekens. Se refiere a la fecha de este cumpleaños: 11 de marzo. El 11 de marzo de 1942 fue transportado el Padre Kentenich desde la cárcel de Coblenza al campo de concentración. Desde Coblenza el Padre Kentenich describe su permanencia en la cárcel como «tranquila vida de un monje carmelita“. Una vida similar lleva el Padre Heinz Künster, una vida de adoración y oración, dice, al mismo tiempo que el Papa Francisco dice en la Plaza de San Pedro: «Necesitamos ancianos que recen porque la vejez se nos dio precisamente para esto. La oración de los ancianos es algo hermoso. Podemos dar gracias al Señor por los beneficios recibidos y llenar el vacío de la ingratitud que lo rodea. Podemos interceder por las expectativas de las nuevas generaciones y dar dignidad a la memoria y a los sacrificios de las generaciones pasadas. Podemos recordar a los jóvenes ambiciosos que una vida sin amor es una vida árida. Podemos decir a los jóvenes miedosos que la angustia del futuro se puede vencer. Podemos enseñar a los jóvenes demasiado enamorados de sí mismos que hay más alegría en dar que en recibir. Los abuelos y las abuelas forman el «coro» permanente de un gran santuario espiritual, donde la oración de súplica y el canto de alabanza sostienen a la comunidad que trabaja y lucha en el campo de la vida”.

Heinz Künster es un hijo de María, uno que está enamorado – del Santuario, del Santuario Kanaan-Patris, el Santuario de la Federación de Sacerdotes, en el que todos los días hace adoración y, al cerrar por la noche, le dice a la Virgen: ahora, «Tú a dormir y yo también».

El lema del año de la Federación de Sacerdotes, dice el Padre Zillekens, está inspirado en el Fackellauf, en las palabras del joven que en la noche del 17 de octubre llevó la antorcha al Santuario Original, tras nueve días de carrera: “Aquí estoy”.

El lema vale para Heinz Künster, con o sin coma – con ser y con estar.

Aquí soy padre. Padre en el servicio desinteresado a la vida de otros.

Aquí estoy, Padre – enteramente a tu disposición, todos los días y para siempre.


¡Muchas felicidades!

A continuación, el homenajeado fue debidamente festejado, con una copa de vino espumoso. El alcalde de la mancomunidad de municipios, Fred Pretz, que ha venido a la celebración, así como el alcalde de Vallendar, Gerd Jung, recuerda en su breve alocución la “grandiosa acogida” que tuvo lugar en Marienau, antes del jubileo. Y después se pusieron a la cola los felicitantes – desde la asociación de la feria de su última parroquia en Coblenza, hasta los sacristanes del Santuario Original, desde la dirección de redacción de schoenstatt.org, hasta los representantes del consejo diocesano del obispado de Tréveris.

Y ¿qué hay de comida? Típico de Heinz Künster – Kovvelenzer Debbekooche (¡Dios mío. Lo que nos costó pronunciarlo a los forasteros!) con compota de manzana, para los no autóctonos: un plato típico de patatas con trozos de salchicha.

Y ¿qué más hay? ¿aún más? Muchas conversaciones, alegres, largas, reflexivas, pacificadoras. Y, desde luego, encuentros.

¡Muchas felicidades, padre Künster, y gracias por la invitación!

*Nota del traductor: En la versión en alemán, este título tiene doble sentido, dependiendo sólo de la coma: “Aquí estoy, Padre” o “Aquí soy Padre”

 

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