Publicado el 2015-08-01 In Segundo siglo de la Alianza

Tres preguntas… sobre el Schoenstatt del segundo siglo de la Alianza de Amor (38)

Hoy contesta: María Victoria Ramírez Jou. Soy mamá de dos hermosos hijos. También soy licenciada en Ciencias de la Comunicación, productora de TV, cine y eventos culturales. También trabajo muy comprometida con organizaciones sociales, en el área de comunicación, promoción y recaudación de fondos. Tengo 44 años, con 20 años de casada, con Claudio Ardissone hemos formado una familia con dos hijos: Costanza de 16 y Camilo de 13.
Soy Schoenstattiana con Alianza de Amor en mis años de juventud femenina (JF), he trabajado para la Rama de Familias en la organización de un encuentro latinoamericano en Paraguay. Pertenecí a la JF durante mis últimos años de colegio y los de universidad, fui encargada de un grupo de CAVEVI (Camino, Verdad, Vida –
una catequesis para pre-adolescentes, que ya hicieron su primera comunión y perseveran en una formación hasta llegar a la edad requerida para los Cursillos de confirmación) y también tuve a mi cargo a un grupo de secundarias.
En mi vida mi relación con Schoenstatt siempre fue muy importante, la MTA está en mi retina desde muy chiquita, ya que mis padres fueron un tiempo corto del movimiento fundacional en Paraguay y la MTA siempre estuvo en la habitación de mis padres en el lugar central.
También de novia recibí el mejor asesoramiento y preparación de la mano del Padre José María García, quien nos ayudo a afianzar nuestro “sí” y a sellar la Segunda Alianza de Amor en nuestras vidas.
Siempre muy de cerca a Schoenstatt, hoy ya como papás de un miembro de la Juventud Femenina y un Pionero, estamos devolviendo una partecita de todas las bendiciones que hemos recibido y seguimos recibiendo.
El movimiento de Schoenstatt me regalo una mamá en el cielo y una guía práctica con el Padre, pero también me regalo un Padre espiritual en la tierra que es el Padre José María García, a quien debemos mucho de lo que hoy somos como personas, como padres, como profesionales •

A medio año de peregrinar por el segundo siglo de la Alianza de Amor… ¿Cómo sueña este Schoenstatt en su ser, en su estar en la iglesia y en el mundo, y en su quehacer?

Yo sueño que mi Schoenstatt sea el sentir permanente y constante de un . Schoenstatt es Alianza de Amor y la vida misma. Se materializa en el actuar diario, donde se renueva día a día ese compromiso de ser mejor persona, en un mundo que solo nos presenta modelos de éxito lejanos a lo que conocemos como santos. Mi meta sería que esta Alianza se convierta en la misión de estar y de actuar y que pueda ser compatible en todos los estadios del mundo real. Que no se separe la vida real de la vida espiritual, que se concrete realmente en pasos firmes en todas las facetas que me toque desempeñar. Y sirva de instrumento real y tangible para hablar con hechos y no solo la predica de boca para afuera.

Sueño que mi Schoenstatt sea como parte de mi nombre y que mi nombre sea parte de mi Schoenstatt.

Para llegar a cumplir este sueño ¿qué tenemos que evitar o dejar?

Creo que lo más importante es dejar de lado la cultura del descarte que tanto habla el Papa, esa cultura penetra fuertemente y hace que nada sea eterno. Luchar contra eso. Somos personas y como tales creo que debemos luchar y fortalecer los vínculos vitales. Aquello que tanto nos hablaba el Padre José Kentenich, la persona es lo más importante. Siento que eso se dejó de lado.

También creo que muy importante es cuidar lo light, eso también penetra bastante. Creo que la profundidad es la clave para la vida de fe, es lo que nos sostiene y nos hace permanecer.

Debemos luchar por la contundencia en todo sentido.

Acá en Paraguay hay un Schoenstatt que está de moda, pero que solo sirve para decir que sos o estas en algo de moda, aprovechemos eso para conquistar corazones de verdad, puede que lleguen por moda pero que se queden por convicción.

Para llegar a cumplir este sueño ¿qué pasos concretos debemos dar?

Volver a las raíces.

Formación en todo y en cuanto esté al alcance.

Tu Alianza nuestra misión, y no hay misión sin obras, sin envío. Debemos construir caminos sólidos de trabajo y no partir nuestra vida en dos, hacer que seamos uno mismo en todos los ámbitos y eso sucederá cuando nuestro Schoenstatt este en todos los lugares.

Apostolado viviente que puedas vivir tu fe.

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