Publicado el 2014-11-13 In Jubileo 2014

Así se celebró el 18 de octubre de 2014… en Quito

ECUADOR, Hermana María Gracia. Tal como dice el Himno Jubilar de los 100 años de Schoenstatt, así se puede describir estos días de cielo que han vivido como Familia de Schoenstatt quiteña.

 

 

Desde que comenzó octubre tuvieron “algunos adelantos jubilares”: las Alianzas de Amor de peregrinos; entre ellas, una familia entera que selló su Alianza, los esposos, los hijos, los padres de los esposos, los hermanos de los esposos con sus respectivas familias, eran cerca de 40 personas, todo un adelanto de lo que celebrarían. Durante este mes, muchas familias consagraron sus Santuarios hogares. Todo los iba preparando a lo que sería su gran celebración jubilar.

17 de octubre: “Aquí estoy”

Los animadores de la noche los invitaron a agradecer especialmente al Padre Kentenich, el Fundador, que se atrevió a soñar con cosas grandes, a soñar con la formación de un hombre nuevo en una nueva comunidad. Sueño que sería posible si se sellaba una Alianza con María. Sin Ella este sueño sería inalcanzable. Él soñó, compartió ese sueño con los primeros congregantes y gracias a su FE en esta Alianza, todos estaban allí.

Comenzaron la peregrinación al Santuario con una antorcha, que simbolizaba la luz que hizo posible que Schoenstatt llegara a Quito. Quisieron unirse de esta forma, a la peregrinación de la antorcha que hicieron los jóvenes de la Juventud Masculina desde Pompeya hasta Schoenstatt en Alemania. Allí, en Quito, la Hermana María Dolores portaba la antorcha como representante de la primera generación del Movimiento en ECUADOR – Guayaquil, de la que fue parte su madre, la Sra. Lola Quiroz. Esa antorcha les recordaba la luz de Schoenstatt que llegó a Quito desde Guayaquil.

Mientras la antorcha subía desde el Centro de Espiritualidad hasta el Santuario, portada por la Hermana María Dolores y representantes de la primera generación de schoenstattianos en Quito, todos los asistentes esperaban en el Santuario que estaba con las luces apagadas. Cada persona tenía una pequeña velita encendida; así, solo se veían esas lucecitas y la luz de la antorcha, que llegó solemnemente al Santuario mientras la Juventud Femenina y Masculina cantaban “Hazme una antorcha que arda por Cristo… hasta que el mundo arda por él”. Una vez terminado el pregón sonaron las campanas del Santuario. Con la antorcha se encendió el fuego sobre la patena, se lanzaron fuegos artificiales y se cantó solemnemente el Himno jubilar. Fue un hermoso momento; la gran fiesta había comenzado.

Después se sacó el cuadro de la Mater del Santuario acompañado del Santísimo y seguidos por una procesión desde el Santuario hasta el Centro de Espiritualidad, donde comenzó una vigilia de adoración hasta la mañana del 18.

18 de octubre: “Renovación de la Alianza”

El gran día jubilar comenzó con la procesión del cuadro de la Mater desde el Centro de Espiritualidad hasta el Santuario. La llevaban chicos y chicas universitarios de las juventudes. Durante la procesión le fueron cantando y los más pequeños de la Juventud Masculina y Femenina le hicieron una calle de honor a la Reina. Al llegar al Santuario sonaron unas trompetas, pero aún no entró la Mater a ocupar su trono, sino que esperó allí hasta el momento en el que se la colocó en el Santuario Original. La colocación fue simultánea en los dos Santuarios y a la vez se elevó al cielo un Rosario en representación de las Ave María rezadas por las familias ecuatorianas.

Vino el momento de la renovación de la Alianza que lo hicieron unidos a Schoenstatt en Alemania, como Familia Internacional. Cada persona recibió impreso el texto de la renovación que se leería allá y lo hicieron simultáneamente. Participaron unas 1200 personas en la renovación y Misa de Alianza, muchas más de las esperadas.

Después tuvieron un alegre y festivo almuerzo jubilar con 170 schoenstattianos, organizado con la ayuda de la Rama de Señoras.

Realmente la atmósfera de estos días jubilares fue de cielo, de familia, de María. Y el trabajo que hubo detrás también fue grande, pero realizado con tanto cariño a la Mater, con tanta alegría y espíritu de sacrificio.

19 de octubre: “Misa de envío: Schoenstatt para la Iglesia”

Y como si hubieran celebrado poco los días anteriores, les tocaba el tercer día de celebración. Querían entregar los frutos de Schoenstatt a la Iglesia, entronizando un cuadro de la Mater en la Basílica del Voto Nacional, una iglesia emblemática en Quito y el país, porque fue construida como perpetuo recuerdo de la Consagración del Ecuador al Sagrado corazón de Jesús y de María. Por lo tanto, para los schoenstattianos era el lugar ideal para colocar a la Mater, porque durante la preparación al jubileo habían consagrado a todos los ecuatorianos a la Mater.

El Obispo hizo una homilía que fue realmente un envío. Habló de las tres gracias del Santuario, de la necesidad de que María los cobije, los transforme y los envíe; de la importancia de anunciar a muchos lo que es Schoenstatt y de invitarlos a que formen parte del Movimiento. Realmente fue un envío. Entronizaron a la Mater, colocaron a San Miguel Arcángel y consagraron el Ecuador a María, la Madre tres veces Admirable de Schoenstatt.

Ahora les toca llevar Schoenstatt al futuro, un futuro que ya comenzó y que llevarán con gusto, en Alianza con María.

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Publicado el In Jubileo 2014

Así se celebró el 18 de octubre de 2014… en Quito

ECUADOR, Hermana María Gracia. Tal como dice el Himno Jubilar de los 100 años de Schoenstatt, así se puede describir estos días de cielo que han vivido como Familia de Schoenstatt quiteña.

 

 

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