Publicado el 2010-07-16 In Año Sacerdotal

“Los fundadores están más cerca de los fundamentos”: centenario de la ordenación sacerdotal del Padre José Kentenich

8 de julio de 2010, Misa en la catedral de LimburgoALEMANIA, mkf. «¿Qué se ha celebrado hoy aquí? ¿Una ordenación sacerdotal?» le preguntó un distinguido caballero a mediados de año a un periodista. Era el 8 de julio de 2010, y de la Catedral de Limburgo egresaban más de cien sacerdotes. Espontáneamente se formó un camino para que pasaran el obispo de Limburgo, Mons. Dr. Franz Peter Tebartz-van Elst y Mons. Pawel Cieslik, obispo auxiliar de Koszalin, Polonia. «Sí, una ordenación sacerdotal, pero histórica», fue la respuesta inmediata. «La del Padre José Kentenich. Él es mundialmente conocido y hoy se conmemora justamente el centenario de su ordenación sacerdotal, aquí, en Limburgo. Él fue un fundador». Si el buen hombre lo conocía o no, intuyó algo: «Un fundador… Entonces es un día histórico…» Intuición de un día histórico. Los fundadores están más cerca de los fundamentos de la Iglesia, en contacto con la gracia de los comienzos. Así parafraseó en su prédica Mons. Tebartz van Elst, lo que intuyó el testigo casual en el pórtico de la catedral, aquel 8 de julio de 2010.

Salida de los sacerdotes, después de la Misa

Dos horas antes había comenzado la solemne Eucaristía en la catedral de Limburgo, «el cielo de piedra», como la describió el periódico diocesano con ocasión de su 775 º aniversario. El poderoso repique de las campanas de la catedral acompañó la entrada de algunos Padres Pallottinos, de dos obispos y de más de cien sacerdotes – de Brasil, de la Argentina, de Chile, de la India, Kenia, Sudáfrica, Alemania… – pertenecientes a las comunidades sacerdotales fundadas por quien, hace cien años, fuera ordenado sacerdote en esta ciudad, a la sombra de esta gran catedral.

Mons Pawel Cieslik, de Polonia La catedral estaba colmada con miembros y amigos del Movimiento de Schoenstatt, y no solamente de los alrededores.

Había dos grupos de peregrinos de Chile que habían llegado a Alemania expresamente para esta fecha, y jóvenes de Brasil, de la Argentina, de Polonia y Paraguay que viajaron desde Schoenstatt.

No estaban presentes sólo los dirigentes de las comunidades sacerdotales de Schoenstatt, sino que también se llegaron hasta Limburgo casi todos los integrantes de la presidencia general y nacional del Movimiento, como así también muchos representantes de las diversas ramas y demás comunidades.

Además, centenares de personas de todo el mundo siguieron la ceremonia por SchönstattTV.

La valentía del Padre Kentenich ante la misión, inspirada en la valentía de María al traer a Cristo al mundo

En la catedral de Limburgo, 8 de julio de 2010 Siguiendo a los sacerdotes ingresaron a la catedral los cinco integrantes de una familia proveniente del sur del Tirol, con la imagen Auxiliar de la de la Virgen Peregrina de Schoenstatt, y con ellos se presentó simbólicamente toda la fecundidad misionera de esa vida sacerdotal, que hacía cien años había comenzado en Limburgo. La medida de la valentía del Padre Kentenich ante la misión, encuentra inspiración en la de María al traer a Cristo al mundo, afirmaba más tarde en la homilía Mons. Tebartz van Elst.

Mons. Peter Wolf – rector general del Instituto de los sacerdotes diocesanos de Schoenstatt – saludó al comienzo de la Sta. Misa a Mons. Franz Peter Tebartz van Elst y expresó su alegría por «poder celebrar con Ud., en la ciudad donde fue ordenado sacerdote nuestro fundador, el centésimo aniversario de ese acontecimiento». Agradeció la visita de Mons. Pawel Cieslik, obispo auxiliar de Koszalin, responsable de la Obra de Schoenstatt ante la Conferencia Episcopal de Polonia.

«Sí, he venido a Alemania expresamente para el aniversario de la ordenación sacerdotal del Padre Kentenich», confirmó después en una entrevista.

Mons. Wolf agradeció con especial cordialidad al P. Possmann, representante de la dirección provincial de los Padres Pallottinos, «en cuya comunidad el Padre José Kentenich inició su preparación al sacerdocio y en la que trabajó durante muchos años de su vida sacerdotal». Resonó allí una gran y sincera gratitud a la comunidad de los Padres Pallottinos. El sacerdocio del Padre Kentenich no es humanamente imaginable sin esa comunidad, que lo aceptó y le allanó el camino a la ordenación sacerdotal, que en otros lugares se le podría haber negado.

Coro de las Hermanas de María«Su disposición al apostolado fue inspirada por el carisma de su fundador, San Vicente Pallotti.

El Padre Kentenich, que hace hoy cien años era consagrado sacerdote por Mons. Vieter, se formó en sus huellas como fundador», dijo Mons. Tebartz van Elst.

El coro de las Hermanas de María de Schoenstatt realzó la solemnidad de esta Sta. Misa en la venerable catedral de Limburgo, edificada sobre las rocas junto al río Lahn, «reflejo del cielo», con sus ricas arcadas, galerías y triforios.

Testimonio de una figura de fundador

A partir de la arquitectura del «Gründerzeit» (los años de la gran expansión industrial alemana, a partir de 1871. Literalmente: época de fundación) de la Casa de misión de los Padres Pallottinos, en la que fue ordenado sacerdote el Padre Kentenich, Mons. Tebartz van Elst incursionó en la misión de los fundadores. Se trata de una «vocación desde una profundidad que va hacia la amplitud. Los fundadores están más cerca de los fundamentos. Esto le da a sus palabras y obras una gran firmeza… Cuando la Iglesia busca renovarse, tiene que volver a sus fundamentos. Sólo la mirada a lo que ha pasado y pasa, da la perspectiva para mirar hacia delante. Los fundadores viven de ese contacto con los orígenes y experimentaron en las dificultades la firmeza de la fe pascual.

Sacerdotes En el marco de las actuales crisis de la Iglesia y del sacerdocio, Mons. Tebartz van Elst señaló cómo se transmite esto: «el centenario de la ordenación sacerdotal del Padre José Kentenich nos lleva, en estos tiempos tormentosos, a agradecer por la base en que está fundada la Iglesia de Cristo y por lo que la sostiene cuando la opinión pública y los medios no solamente la cuestionan, sino que también la ofenden: es la vinculación con Cristo en la Eucaristía, la relación afectuosa con María y el compromiso de ser un vivo testimonio de la Iglesia.

Desde esta triple vinculación se desarrolla un sentir con la Iglesia, un «sentire cum Ecclesiae», que da sensibilidad para las heridas, disposición para el regreso y avidez por una sincera renovación. En este horizonte pascual, el testimonio de una figura de fundador como la del Padre José Kentenich transmite el valor para el resurgimiento. No mirar superficialmente, sino con atención; no criticar, sino comprometerse; no lamentarse, sino motivar. El fundador transmite esta firmeza en las decisiones y moviliza aún más allá de su vida terrenal».

«Un día histórico»

Mons Tebartz-van Elst (centro)  - Foto: Fischer Después de compartir un ágape en los jardines de la parroquia de la catedral, preparado con calidez por la Familia de Schoenstatt de Limburgo, la mayoría aprovechó la oportunidad de visitar el lugar histórico en la Casa de misión de los Padres Pallottinos. La actual sala «Mons. Heinrich Vieter» de usos múltiples, sirvió hasta 1927 – cuando se construyó el templo dedicado a la Virgen María – como capilla de la casa. Allí José Kentenich fue consagrado sacerdote. En algunas fotos históricas se puede ver la capilla tal como era entonces.

Una gran foto del Padre Kentenich, en la pared, una réplica de la cruz que le regaló su madre, el cáliz que usó en su primera Sta. Misa: no se necesita nada más para transmitir a los visitantes, que en varios grupos entran sucesivamente en la sala: este es el lugar. Este es el día. Hace justamente cien años, fue justamente aquí. Este es el lugar, este es el día de la gracia. «Jorgelina, se me hace piel de gallina» susurró Sandra, de Paraguay, a su colega argentina de la Oficina de Prensa. «Este es un día histórico».

Lugar de la ordenación del Padre Kentenich El P. Alexander Holzbach, rector de la casa, saludó a cada grupo y manifestó su alegría porque la Familia de Schoenstatt llegó «aquí por un motivo histórico, en una hora histórica». Aquí, el Frater José Kentenich se transformó en el «Padre José Kentenich», un nombre que hoy es mundialmente conocido, casi un emblema. Aquí, en este lugar, vale recordar cómo el Padre Kentenich luchó tanto para poder ser sacerdote.

Comenta un joven sacerdote: «si cada lugar tiene una gracia, entonces este es quizás el lugar al que se debe acudir cuando hay obstáculos para la vocación, cuando se necesita fuerza para luchar por la vocación…».

El P. Franz Brügger esbozó un breve marco espiritual sobre el lugar de la consagración y el día del aniversario; una parte de la conferencia que dio el Padre Kentenich con ocasión de sus bodas de plata sacerdotales (11 de agosto de 1935), destacó el «nada sin ti, nada sin nosotros» sobre el nivel de la cultura de alianza dentro de la Familia de Schoenstatt: «¿A quién debo agradecer? Agradezco a quienes ya se fueron, agradezco a los que viven, agradezco a las próximas generaciones…».

Encuentro y gratitud

Después, los sacerdotes y los miembros de la presidencia general y nacional fueron invitados por los Padres Pallottinos a tomar un café. El gran comedor es también un lugar histórico. Las mesas y las sillas, las vigas, las ventanas, todo está tal como hace cien años, afirmaba el P. Holzbach en una conversación con la Oficina de Prensa de Schoenstatt.

El Rector, P. Alexander Holzbach, P. Heinrich Walter En aquel entonces tenían aún más mesas. Hoy estaban preparadas para 96 personas, pero aún hay lugar para un par más. Aquí se integraron los Padres Pallottinos y los schoenstattianos de varios países y generaciones, disfrutaron del café, las tortas, bebidas frías y una cordial hospitalidad. El P. Holzbach recordó en su saludo, que en los primeros tiempos de sus tareas pastorales recibió el apodo de «párroco del café», porque junto al «café con torta» en sus casas, hablaba con la gente sobre grandes e importantes intenciones pastorales. En este encuentro hubo también algo de aquel aire familiar de los invitados al café en una tarde de domingo, con parientes y visitas queridas. «Los empresarios y los políticos se encuentran en el almuerzo o en la cena, para el café se invita a los parientes y a los amigos» explicaba alguien a algunos sacerdotes africanos.

En el comedor de la Casa de los Pallottinos en Limburgo El P. Heinrich Walter agradeció a los Padres Pallottinos por este encuentro. Aquí «aprendió su oficio» el Padre Kentenich, y recibió impulsos esenciales para su ser sacerdotal. Nuestras raíces, como Familia de Schoenstatt, están relacionadas con la Sociedad de los Pallottinos, y es bueno ser conscientes de esto. El Padre Kentenich eligió como inscripción de su recuerdo de la primera Misa, el pedido y el deseo de que todos los espíritus se unan en la verdad y los corazones en el amor. Es también válido mirar en el amor y en la verdad, la historia común de los Pallottinos y de Schoenstatt, frecuentemente fecunda, a menudo también con muchas tensiones. Como regalo, el P. Walter repartió el escrito en homenaje al centenario de la ordenación sacerdotal del Padre Kentenich, elaborado bajo la dirección de un profesor de la facultad de teología de los Pallottinos, el P. Dr. Joachim Schmiedl, Padre de Schoenstatt.

Entretanto, no hay ningún apuro por partir. Muchos grupos de schoenstattianos han estado aquí en las últimas semanas. Pero hoy es el 8 de julio, hoy es el día histórico. «Tenemos que hacer algo inmediatamente sobre Limburgo para la página de Internet», dice Sandra Lezcano en el viaje de regreso.

«Creo que en el futuro habrá que agregar a Limburgo, tal como Gymnich o Dachau, en el programa de una visita a Schoenstatt».

En la Sala de Mons Heinrich Vieter, lugar de la ordenación del Padre Kentenich

Traducción: aat, Argentina, Enrique Soros, Estados Unidos

Video: Impresiones del 8 de julio en Limburg

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Video: en la Casa de los Pallottinos

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Dokumentación

Video de la Santa Misa en la mediateca de  SchoenstattTV, 08.07.2010

Fotoalbum

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