mkf. El viernes 11 de junio a mediodía, el Año Sacerdotal concluyó con una Misa en San Pedro, presidida por el Santo Padre, con presencia de unos 15.000 sacerdotes – muchísimos más de los que se esperaban y a pesar de una huelga de colectivos justamente este día. Toda la plaza de San Pedro parecía un mar blanco y amarillo, con cientos y cientos de sacerdotes celebrando junto al Santo Padre «esta audacia de Dios, que se abandona en las manos de seres humanos; que, aún conociendo nuestras debilidades, considera a los hombres capaces de actuar y presentarse en su lugar», como dice Benedicto XVI en su homilía. «Esta audacia de Dios es realmente la mayor grandeza que se oculta en la palabra sacerdocio«.
Muchos de los sacerdotes presentes – y no sólo ellos – quedaron especialmente conmovidos con la vigilia en la tarde del jueves, 10 de junio, que comenzó a las 20.30 hs. en la Plaza San Pedro y finalizó poco después de las 23.00 hs, con la cúpula de San Pedro iluminada y radiante de luz en medio de la noche oscura…
La autenticidad de testimonios que conmueve y convence
Impresionante los testimonios en la primera parte de la vigilia. La primera parte de la vigilia está compuesta por testimonios y aportes musicales de nivel altísimo. Hay videos con testimonios de sacerdotes de diferentes partes del mundo – Jerusalén, Buenos Aires, Ars, Hollywood – y testimonios de sacerdotes, una monja y una familia presentes en la Plaza San Pedro. Se abre un panorama de entrega, de entusiasmo, de oración y de búsqueda de la voluntad de Dios en la vida sacerdotal. Ya sea el Padre José María, de la Villa 21 de Buenos Aires, que da todo por las familias y por los chicos de su parroquia, la familia alemana con su testimonio de abrirse a la vocación de sus hijos al sacerdocio o la vida consagrada o el diácono en vísperas de su ordenación sacerdotal que habla de su búsqueda por el SÍ a su vocación, es la autenticidad de los testimonios que conmueve y convence.
Llegada del Santo Padre saludado con júbilo por miles de personas
Impresionante la llegada del Santo Padre, saludado con júbilo por los miles de sacerdotes y laicos presentes. En un momento se ve, en las pantallas gigantes, cómo se agita una bandera de Schoenstatt…
Tras la llegada del Santo Padre a la Plaza de San Pedro en papamóvil, comenzó la segunda parte de la vigilia. El cardenal Cláudio Hummes, O.F.M., prefecto de la Congregación para el Clero, dijo en su saludo al Papa que este Año Sacerdotal ha servido para «promover el compromiso de renovación interior de todos los sacerdotes, para un testimonio evangélico más fuerte e incisivo en el mundo actual».
«Nos gustaría, Santo Padre, que el Año Sacerdotal -continuó el purpurado- no terminara nunca, que nunca dejemos de tender a la santidad y que en este camino, que debe comenzar desde los años de seminario y durar toda la vida, siendo un proceso único de formación, seamos siempre sostenidos y consolados, como en este año, por la oración constante de la Iglesia, por el calor y el apoyo espiritual de todos los fieles». El cardenal Hummes dio las gracias al Papa «por todo lo que ha hecho, está haciendo y hará por todos los sacerdotes, también por los que se han perdido. Sabemos que Su Santidad ya ha perdonado y siempre perdona el dolor que le han causado algunos».
El Santo Padre no da una homilía. Responde a las preguntas de cinco sacerdotes de los cinco continentes. Por supuesto que está todo previamente preparado, y él tiene las hojas con las respuestas escritas en su mano. Pero ni las hojea siquiera. Contesta libre y espontáneamente. «Es completamente diferente su voz», dice un sacerdote. «Ahora nos habla a nosotros… personalmente». El Santo Padre habla a sus sacerdotes. Señala, antes de nada, que los entiende en las dificultades que expresan en sus preguntas. Sí, es imposible hacer todo lo que era necesario en las parroquias grandes; duele no conocer y no poder conocer a cada uno de los feligreses personalmente. Pero si los fieles ven que ustedes arden por Jesús, ya es una respuesta y la más importante, porque ustedes los encienden en el amor… Sí, es difícil estar todo el tiempo frente a ataques contra el celibato. Aunque es interesante que justo hoy, cuando casi nadie quiere casarse más, se ataque tanto la renuncia al matrimonio, agrega. Es un diálogo como el que se da siempre en los encuentros anuales del Papa con los sacerdotes de la diócesis de Roma. Pero ahora son unos 15.000…
Ingreso solemne de la Eucaristía
Impresionante, por fin, el ingreso solemne de la Eucaristía en procesión desde el portal de bronce. Muy, muy lentamente se acerca el grupo con las velas, con la custodia… Uno tras otro, unos sacerdotes africanos, primero, se arrodillan en el suelo de San Pedro. Adoración, bendición…
«Sabía que nuestro hotel cerraba sus puertas a las 23.00 hs», dice el Padre Arkadiusz, de Polonia. «Pero no pude partir antes de la bendición».
Un vigoroso impulso para seguir viviendo con gozo, humildad y esperanza su sacerdocio
Todo culminó en la mañana del 11 de junio en San Pedro, con la Misa festiva junto al Santo Padre. Pidió perdón por «el abuso de los pequeños», frase que despertó el aplauso no sólo de los presentes en San Pedro sino incluso de los medios del mundo entero, cuando destacó: «Prometemos que queremos hacer todo lo posible para que semejante abuso no vuelva a suceder jamás».
Por último, saluda, en diferentes idiomas, a los presentes, pidiendo a Dios «que esta celebración se convierta en un vigoroso impulso para seguir viviendo con gozo, humildad y esperanza su sacerdocio…».
Gracias Señor! por permitirnos a traves de internet vivir tan bonita fiesta de Dios con sus sacerdotes!!!
María tu que eres reina y madre de tus consagrados sigue acompañando a tus elegidos
que maravilla poder vivir en imágenes este encuentro con el santo padre y los protegidos de nuestro Señor !!!
Viva Cristo!
Vivan sus preferidos! los sacerdotes!, imagen de Dios en la tierra
Dios!!! te los seguimos encomendando, vela por cada uno de tus sacedotes, habla a tu madre para ellos sientan que Ella camina con ellos
que bello regalo Señor!!!
Goya- Argentina
Muchas gracias, Hna. M. Kornelia, por habernos hecho vivir este encuentro histórico en Roma… ¡Faltaba solamente escuchar los coros para estar realmente allí! Y gracias a todos los que contribuyen al sostenimiento de schoenstatt.de, que tantas maravillas nos regala.