ALEMANIA, Peter Hagmann •
En Marienberg en la casa Tabor en Schoenstatt, 21 hombres se reunieron y algunos otros participantes de todas las comunidades de hombres, se conectaron, para el 2º Foro Marienberg sobre el tema «Ser hombre hoy – escuchar a Dios como hombres». —
El padre Elmar Busse celebró la misa de apertura el viernes por la noche. En su homilía explicó que ese día tuvo que sacar del florero las rosas marchitas, cuyos capilares estaban obstruidos porque el agua estaba en mal estado (el P. Elmar Busse tiene un artículo sobre este tema, de la serie “Otra mirada al padre Kentenich”, que se publicará en estos días). Esto también podría ser una imagen para nosotros de que tenemos que cuidar nuestros capilares espirituales para permanecer receptivos y no secarnos.
Complementación entre lo femenino y lo masculino
El sábado, el padre Busse dio otro impulso sobre el tema de «ser hombre hoy». Lo presentó con la letra de dos canciones «Hombres» de Herbert Grönemeyer y «los hombres son cerdos» de la banda alemana de punk rock «Die Ärzte».
Según el P. Busse, el mundo sufre de masculinidad tóxica, que nos trajo dos guerras mundiales y más en el siglo XX y sigue presente en el siglo XXI. El P. Busse dio impulsos sobre cómo los hombres podemos reconocer, aceptar y promover nuestra parte femenina.
El P. Busse demostró la complementación del hombre y la mujer usando ejemplos vivos e incluyó también numerosas explicaciones científicas de dónde el pensamiento, el sentimiento y la percepción resultante de hombres y mujeres difieren significativamente.
Por supuesto, cada persona tiene partes de las dos polaridades, masculina y femenina, y todos tienen el desafío de poder y querer complementarse y buscar el complemento necesario en el trato con el otro sexo.
Una aplicación concreta: el pensamiento femenino tiende a experimentarse como circular en el sentido de indagar y reflexionar, mientras que el pensamiento masculino suele ser más argumentativo y lineal. Para nosotros los hombres es un triunfo si podemos aprender a hacer preguntas y empatizar y así mejorar nuestras relaciones interpersonales.
Una mirada a Mario Hiriart
Mario Hiriart, en el centro
Por la tarde, Pedro M. Dillinger nos presentó al chileno Mario Hiriart como el maestro de la “fe en la vida diaria”. Mario Hiriart nació en Santiago de Chile en 1931 y se convirtió en ingeniero y profesor universitario. Ya en su adolescencia conoció Schoenstatt.
Pedro Dillinger supo resaltar aspectos y partes de su vida hasta ahora desconocidos de Mario Hiriart, quien murió de cáncer a los 33 años. Conscientemente se sintió llamado a la vocación de los Hermanos de María de Schoenstatt, pero también examinó para sí mismo la vocación sacerdotal.
En cumplimiento de su vocación de Hermano de María, dirigió todas sus energías a vincular, como ingeniero, la vida cotidiana con la fe y así hacer de su trabajo cada vez más una experiencia de fe.
Después de los dos impulsos, hubo grupos de trabajo en los que los participantes intercambiaron ideas de manera bastante abierta sobre las figuras que los han marcado en sus propias vidas. Con testimonios y experiencias personales, los participantes profundizaron el tema “Ser Hombres”.
Por la noche, los hombres aprovecharon la “Hora ante el Señor” en la iglesia de la Trinidad, en el Monte Schoenstatt, para en el silencio y la oración, también para paladear lo que habían escuchado.
Mirando hacia atrás el domingo, se elogió el alto nivel de la reunión. En el tablón había impresiones escritas de los participantes, tales como: «¡Es genial ser hombre y cultivar amistades!», «¡Gran experiencia comunitaria, intercambio profundo y suficiente tiempo para pensar!» o «Es lindo y motivador cómo nosotros, como comunidades masculinas, estamos creciendo juntos aquí, todos pueden participar: ¡este es el futuro!”.
La fecha para el próximo Foro Marienberg ya está fijada: desde el viernes 2.2.2024 hasta el 4.2.2024
El tema «Ser hombre hoy» se completará con «aspectos teológicos filosóficos de ser hombre» con el Prof. Dr. Manfred Gerwing, que trata científicamente esta cuestión.
Original: alemán. Traducción: Paz Leiva, Madrid, España
