ALEMANIA, Harald M. Knes •
¿La pobreza como oportunidad? ¿Alguien intenta provocar con palabras? La pobreza suele verse como un «grillete social» que impide el acceso a la educación, el avance en la sociedad y, por tanto, una buena vida. Debe ser provocador ver la pobreza como algo positivo. ¿No es eso francamente sarcástico hacia los países pobres? —
En los seis Institutos Seculares de Schoenstatt nos hemos decidido conscientemente por el consejo evangélico de la pobreza. No como una renuncia, sino como una oportunidad para abrirnos al hecho de que Dios puede darnos lo que realmente necesitamos. Este fue el tema del Encuentro de los Institutos, realizado del 17 al 19 de febrero en la casa de reuniones de Berg Moriah.
Renunciar al propio estilo de vida para tomarse en serio el cambio climático
Esta zona de tensión fue abordada por Manuel Immler, invitado como ponente externo. Como diseñador de productos con un título adicional en «Diseño Ecosocial», también abordó la necesidad de renunciar al propio estilo de vida para tomarse en serio el cambio climático. Al fin y al cabo, vivimos en un planeta con recursos finitos. Y actualmente los estamos consumiendo en exceso. En este punto, las conferencias y debates suelen llegar a su fin. Pero esta vez tenía delante a 26 oyentes para los que este punto ha sido algo natural durante años y décadas, como forma de vida y como concepto comunitario. Sorprendió al exponente, que no se discutiera sobre “la necesidad”, sino todo lo contrario, había un gran interés.
¿Cómo ve el Padre Kentenich la pobreza voluntaria?
El matrimonio de Maria y el Dr. Ulrich Wolff presentaron la comprensión de José Kentenich sobre la pobreza en la ponencia central de la conferencia. Mostraron que José Kentenich sitúa el consejo evangélico de la pobreza en el amplio contexto de un «pensar y vivir orgánicos» y se plantea así la pregunta: ¿Cómo me ato a las cosas? Todas las cosas que uso deberían recordarme a Dios. Deberían llevarme a Dios y, en última instancia, vincularme a él. En este contexto, la solidaridad con el prójimo debe desempeñar naturalmente también un papel importante.
Los relatos de los diversos Institutos Seculares de Schoenstatt ofrecieron visiones y experiencias muy interesantes de la pobreza vivida. Despertaron mucha vida espiritual y solidaridad verdaderamente vivida.
El P. Heinrich Walter habló del desafío a los seis Institutos Seculares de ser «hermanos y hermanas de una sola familia», tal como su fundador, el P. José Kentenich, lo había formulado como meta: “Ser solidarios. Solidaridad de rama a rama. Mantener el conjunto, tanto si la rama está unida en sí misma como si está unida a otras ramas. Ser solidarios. Cohesión… Para llegar a una unidad sólida. Unidad de espíritu, unidad de corazón, unidad de ayuda mutua. Debemos crear un mundo completamente nuevo” (P. Kentenich, Semana de octubre de 1966, pp. 243 y ss).
Original: alemán. Traducción: Roberto M. González, Bonn, Alemania/Paraguay
